Capítulo 46

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 46

PoV Eve

Cuando Haymitch me dijo que estaba enfermo sentí una opresión en el pecho que provoco que llorara. Para mi Haymitch era mi familia, el complemento de mi vida, la segunda persona de la que más recuerdos tengo y la segunda persona que más amo en la vida. Para tranquilizarme Haymitch me abrazo y me dijo que había un tratamiento para su enfermedad, pero que este solo se encontraba en el Capitolio y que se tenía que ir varios meses. Me lance a sus brazos pidiéndole que me llevara con él. Después de todo me sentía muy sola desde que mi Papá se había casado con Katniss, no sentía que encajara en esta nueva vida, apartándome de él me dijo.

-- ¿Quiero me prometas algo? Recuerda que estoy enfermo y si no cumples esta promesa me pondré peor.

-- Haymitch- lo regaño.

-- Prométeme que lo intentaras, que intentaras abrirte a tu Madre y a tu hermano.

No le contesto porque no quiero prometer algo que no creo ser capaz de cumplir- Eve- me sujeta más fuerte del rostro- No quiero morir sin saber que ustedes estarán bien.

--No digas eso- dije con más lágrimas en mi rostro- Promete que dejaras a un lado los rencores y aceptaras a tu Madre.

-- Lo prometo, pero prométeme que no me dejaras, que regresaras.

-- Lo prometo.

Estoy tan contenta de que Haymitch y Effie regresaran, que no podía alejarme de ellos, principalmente de Haymitch. Estaba sentada junto a él, viendo como Effie le entregaba todas las cosas que había comprado para el bebe, entonces Haymitch me pregunto muy bajo.

-- ¿Ya quieres a tu Mamá?

-- Ya no la odio- contesto.

-- Eso quiero decir que si la quieres.

-- Eso quiere decir que estoy en un punto neutral.

-- A mi parecer es otra cosa. Solo que eres tan necia y ciega como ella. Durante mucho tiempo no se dio cuenta de lo que sentía por tu Papá, eso los hizo sufrir a ambos, así que te sugiero que no hagas lo mismo.

-- Solo te puedo decir que cumplí mi promesa.

-- Gracias a eso ya no moriré.

Sonrió y recargo mi cabeza en su hombro. Cada día que pasa Katniss se veía más cansada. A veces se recostaba en el sillón con las piernas levantadas, ya que se le inflamaban mucho los pies. De vez en cuando me sorprendía al ver como su panza se movía tan bruscamente, ella solía reír y si mi Papá estaba en casa corría para tocar al bebe, él me miraba con una dulce sonrisa y me decía.

-- Tu nunca hiciste eso, casi no te moviste.

-- Eras muy tranquila- aseguraba Katniss también con una sonrisa.

Durante las vacaciones Kay venia casi toda las tardes, algunas veces con sus hermanos y otras solo él. Las tardes nos sentábamos con Katniss viendo la televisión o nos íbamos al bosque. Como Katniss no tenía ganas de ir, nos decía que le dejáramos a los niños, para que nosotros nos fuéramos. Kay y yo estábamos recuperando nuestra amistad y volvíamos a contarnos cualquier cosa por más tonta que fuera, otras simplemente nos callábamos para que él le tocara a los sinsajos.

--Eve. Katniss...- levanto la palma de mano y le digo muy seria.

-- No empieces.

-- Solo pienso que ya no tienes porque, estar enojada. Ella ya está aquí y es genial. No entiendo de qué sirve seguir molesta.

Regresando a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora