Realidad, dulce realidad

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-Levántate bella durmiente- dijo Andrés quitándome la cobija de un solo.

-Que día es hoy? Y qué hora es?- dije entre bostezos.

-Es domingo y son la 1 de la madrugada.

-Como puedes decir domingo y madrugada en la misma oración- dije volviendo a poner la cobija encima de mí.

-No me hagas tirarte agua vendita- dijo de manera amenazadora. Haciéndome salir de la cama de un salto y alistarme lo mas pronto posible.

-Esa es mi chica- dijo cuando íbamos saliendo hacia una ciudad.

-Andrés que hacemos aquí tan temprano? Todo el mundo sigue durmiendo

-No todo el mundo- dijo acercándose a un indigente- Oye, tienes hambre?

-Lárgate- dijo el indigente malhumorado.

-Bueno si no te interesa lo que tengo- dijo sacando una cerveza de su bulto- dicen que esta mierda llena como un plato de comida pero si no lo quieres mas para mi...- antes de que pudiera poner la botella en su boca, el indigente saltó.

-Espera!- grito deteniendo a Andrés, este solo lo volvió a ver con una sonrisa maliciosa- Por favor! No eh comido en días, pido monedas pero nadie me da y las cervezas están muy caras y me estoy muriendo de hambre- terminó en sollozos. Jure que iba a llorar.

-Me encanta cuando me suplican pero no has dicho lo que eh querido oír.- le dijo Andrés.

-Perdón por ser tan malhumorado

-Y...?

-Y... Eres el puto mas asombroso, Andrés.

-Así es , Daniel, así es...- dijo dándole la cerveza dio la vuelta y me tomó del hombro mientras seguíamos caminando.

-Lo conoces?

- Es uno de mis clientes favoritos, será un lindo juguete cuando se vaya al infierno.- dijo de manera orgullosa.

Odio cuando Andrés se pone en esas mierdas. Trata a la gente como el quiere, como si todos fuéramos sus malditos títeres. Solo rodeé los ojos pero creo que era muy obvia que no me sentía cómoda con lo que hace.

-Que te pasa, nena?

Como no dije nada. Se detuvo y se puso en frente mío.

-Ugh típico de las mujeres siempre teniéndole lástima a las personas. Sabes que tu corazón dejo de funcionar hace más de dos meses tener sentimientos no te servirá de nada. Así que si vas a estar así de débil creo que no sirves para es...

Lo interrumpí con un empujón y camine rápido hacia un salón grande.

-A dónde vas?

-A hacerte cambiar de opinión.

Entré a una discoteca, caminé entre una multitud de personas dentro de la pista de baile, cuando volví a ver hacia atrás estaba Andres en la puerta de la entrada vigilándome.

Me acerqué al primer muchacho que vi vulnerable, estaba bailando, entonces me acerqué a él poco a poco moviéndome con él con base al ritmo de la música. Comenzó tomándome de la cintura luego besándome el cuello.

Te atrapé- pensé. Debo terminar con esto de una vez. Porque... ugh... No me gusta que me toquen.

Me acerqué a su oído lamiendo el camino hacia el. Y le dije:

-Vamos a pasarla bien un rato, guapo.

Cuando me alejé le mostré un acido que estaba en mi lengua y se lo traspase por un beso. Cuando me di cuenta que me libere de la droga de mi boca me aleje y me fui.

Esas cosas no nos afectan a nosotros por mas que lo consumamos porque ya no hay órganos que matar si ya están fuera de función.

Cuando llegué donde estaba Andrés, este me estaba esperando con una cara de asesinato.

-Fue como quitarle un dulce a un bebé.

-Estaban muy cerca- dijo de manera autoritaria.

-Ay no llores, si fueras mujer harías exactamente lo mismo. Ahora vamos a otro lugar necesito un trago.

Y ese fue el comienzo de mi carrera como recolectora. Y si esa era mi dulce realidad. El hecho de el humano sea el monstruo hace nuestro trabajo mas fácil.

El Secreto De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora