"Solo mirame a mi"

" Capítulo 17"

Kise avanzó unos pasos hacia el peliceleste pero este corrió ignorando su persona hasta Kagami quien se reincorporó lentamente con ayuda del menor.

- Estás bien?- le preguntó a un pelirrojo con la cara toda golpeada y con raspones.

Aomine iba saliendo de una pequeña tiendas en la esquina viendo desde allí a Kagami con malas facciones preocupándose corriendo hacia él.

- Kagami, que paso?!- le gritó llegando hasta el para estrecharlo en sus brazos y revisar su rostro con detención.

El rubio llamó a Kuroko por su nombre y este se levantó dándole la espalda.
- Largo...-
- qué?- le devolvió Kise.
- Largo! Cómo le hiciste eso a Kagami-kun?!-
- Kurokocchi yo no...!-
- Basta Kise, por hoy será mejor que te vayas- le dijo el moreno serio, sus ojos se veían llenos de decepción y pena a la vez lo que destrozó al rubio.
-Pero él...!-
-Kise, en este momento podría romperte la cara a sólo puñetazos, aléjate de aquí ahora mismo- le acabó amenazando el ojioscuro con odio en la mirada a la que este captó sin retraso dando unos pasos hacia atrás para irse corriendo, ahora también se había hechado al bolsillo la amistad de Aomine y Kagami, en qué momento pensó en lastimar al chico de su mejor amigo, era, mas bien se sentía una basura. ¿Debería de dejar de luchar por el bajito que había conquistado su corazón? ¿por el chico que le visitaba en sueños? ¿el mismo muchacho al que le había roto su pecho con penas? Era una mierda de pies a cabeza

Su camino a casa fue largo, no tomó locomoción, pasó a comprar unas cervezas, le valía el ser menor de edad o no, en ese momento quería sólo alivianar la carga aunque sólo fuera psicológico cargando en una bolsa con dos pac de estas.

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Aomine recogió al pelirrojo y le ayudó a entrar tapando aún su rostro con el labio partido sangrando de este el que su pareja veía con pena y Kuroko con dolor, no podía crees que el chico de aros le había dejado así, en realidad nadie de la sala lo creía.

Acabando la curación con un tierno beso en el labio dañado, el moreno se acomodó al lado de su chico haciendo que este apoyara la cabeza en su regazo mientras le acariciaba.

-lo siento, es todo mi culpa.. Debería volver a mi casa.-
-no te irás de aquí- le contestó firme el morocho viendo de un modo molesto.

- si te vas seguro irá tras de ti Kise y no está en sus mejores momentos, debe calmarse, si no podría volver a perder el control como ahora, y te juro que si lo vuelve a hacer ahora si lo mato.-
-Aomine, no hables así...- le pidió el pelirrojo acariciando su rodilla que estaba en frente de sus ojos.

-de todos modos, de nuevo, siento las molestias.-

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Narra Kuroko

Sé que si me sigo quedando aquí con Aomine-kun y Kagami-kun les causaré problemas como los de ahora, me siento horriblemente egoísta, pero en este momento quiero estar cerca de Kagami-kun, ya no siento lo mismo por él que antes pero siempre me he sentido protegido o más bien, aliviado cuando estoy con él. Aomine es como mi hermano mayor siempre me ha protegido a pesar de nuestros conflictos en la escuela, Y Kise...
En realidad siempre conocí o sabía que tenía una parte un poco violenta en si, pero me gustaría saber por qué reaccionó así, debería preguntarle a Kagami-kun? No creo...en este momento será mejor no tocar el tema, pero también sé, que no puedo huir de él por siempre y no puedo refugiarme siempre tras ellos.

Subí al cuarto donde me dejaron dormir y me eché de espalda sobre el colchón, quiero volver a su lado, no lo puedo negar... Pero es demasiado tonto que lo haga luego de lo que me hizo, no soy tan penoso como para caer así por él, pero de que debemos hablar, hay que hacerlo.
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Por la mañana me levanté sin mucho ánimos y caminé a la ducha. Estoy decidido a ir a verle hoy, pero no será para volver tan rápido donde él, aunque nos lleguemos a arreglar lo que hizo está mal, eso lo sé ...Quiero saber si realmente o aún piensa el quedarse a mi lado como me lo prometió, y si no, sólo será peso menos saberlo... Aunque con eso sé que me romperé...detesto haberme enamorado tan rápido, pero me conozco, y sé que soy capaz de perdonarle cosas peores, y esta no será la excepción.