Cambio de Roles.

21 -Apresúrate, estoy cansada de esperar.

Rubius salió del probador con un saco negro que le quedaba a la perfección. A él no le gustaba usar trajes pero haría la excepción por la boda de Luzu. Cath lo miró de cerca, le dio vueltas, analizó su cuerpo y cuando lo miró a la cara sonrió. Ella se acercó a él y le dejó un beso en sus labios.

Rubius susurró "Podemos hacerlo en el probador" cosa que obviamente era broma pero Catherine frunció el ceño y se alejó inmediatamente. Su sonrisa de había esfumado y estaba cruzada de brazos. Frustrado por esa actitud, él se dio media vuelta y se encerró en esas pequeñas cuatro paredes con un espejo en una de ellas. Se recargó sobre una de las paredes y largó un suspiro.

La verdad no llevaban ni tres días juntos y ya le parecía una tortura su rostro serio o su falta de humor constante. Recordó la noche anterior en la que ella había reído como loca a causa del alcohol y realmente parecía otra persona ¿Quién diría que Cath sabía carcajear de esa manera?

Llevó su mano a su rostro y cerró los ojos por unos segundos tratando de tranquilizarse. El momento le duró poco, pues su novia le gritaba que se apurara.

Cuando ya habían comprado el trajese dirigieron a una tienda muy cara a elección de la noruega. Rubius no estaba seguro de si podría pagar lo que eligiera la joven y hasta se había encaprichado que no le compraría nada. Pero obviamente tendría que hacerlo.

Ella escogió un vestido negro y apretado con un cinturón que lucía un gran moño dorado. Rubius hizo una mueca al verla. Sobre que se aburría sentado en un sofá de pieles mientras ella elegía y se probaba cosas ahora tendría que fingir que le gustaba ese vestido porque si le decía que le quedaba horrible, ella se volvería a cabrear. Esto realmente era un infierno.

- Det ser bra ut – dijo que le quedaba bien con un tono inseguro y una sonrisa falsa.

Cath no dijo nada, solo asintió y se marchó a los probadores. Rubius suspiró nuevamente y sacó su billetera mirándola con tristeza.

Lo siento...

Y sacó su tarjeta de crédito.

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El vídeo había sido un éxito en el canal. Sus amigos habían compartido el mismo y comentado sobre él en twitter y ____ se sentía más feliz que nunca. Solo faltaban dos días para la boda y hasta ella ahora se sentía emocionada.

Estaba encargada de llamar a las personas que estaban invitadas para asegurarse que irían y algunas se habían sorprendido al escuchar que la mismísima ____, que perdió la memoria y no se comunicó nunca con nadie, era la que llamaba. Mariel preparaba algunos pastelillos para llevar a la fiesta después de la iglesia y ya los estaba decorando con los colores temáticos.

Todo era perfecto y no podía estar saliendo mejor hasta que _____ tuvo que llamar a Mangel.

Se saludaron como cualquier comienzo de una conversación. Mangel lucía sorprendido de la llamada pero no dijo nada y lo disimuló.

- Solo quería asegurarme de que irías a la boda –

- Claro que si – afirmó - ¿Estás llamando a los invitados? – preguntó luego, ella afirmó -¿Cuántos son? –

- Muchísimos, más de cien personas- respondió tachando a Mangel de la lista que Lana le había entregado. Bajo de su nombre estaba el de Rubén Doblas pero estaba dado por hecho de que no lo llamaría. Llevó el lápiz hacia abajo y ahora el siguiente era Alex.

- ¿Necesitas ayuda? –

- No, no es tan difícil – sonrió aunque él no la pudiera ver – A parte estoy feliz de poder ayudar con algo –