17. ¿Perdió al bebé?

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KAILY'S POV.

—¡Hubiera ido sola! —grito en cuanto llegamos al departamento. Aviento mi bolso al sofá pequeño y me tiro en el grande. Keidan se queda en la puerta con la mirada baja. No sé porque eso me enoja más. Estoy muy enojada. Aprieto mis dientes—. ¡Me hubieras dicho que era tú padre! ¡Tú sabías que él trabajaba ahí!

Siento que debería sacar todo lo que me estoy guardando y me disgusta.

— ¡¿Qué? ¿Tenías miedo, de decirle a tú papá que embarazaste a una chica de dieciocho años y huiste como un cobarde para después volver como si nada...?! —se siente tan bien gritar. Hasta que él me interrumpe claro

— ¡¿Tienes dieciocho años?! —abre sus ojos como platos. Me siento en el sofá.

—Claro que sí. Pero no desvíes el tema.—gruño.

—Ay por Dios. Voy a morir—lleva sus manos a su cabello, alborotándolo  todo. Lo jala demasiado que siento que se lo va arrancar—. ¡Voy a ir a la carcel! ¡Dime que estás jugando! —camino hacia mí y puso sus manos en mis hombros para zarandearme . Demasiado fuerte a decir verdad—. ¡Es mentira! ¡¿Cierto?!

—¡Claro que no es mentira imbécil! ¡Tengo dieciocho años!—le grito en su cara, trato de soltarme de su agarre pero es imposible—. ¡Suéltame! —de igual de soltarme agarro mis muñecas ahora.

—¡¿Qué hacía una nena de dieciocho años en un club para mayores de edad?!—volvió a gritar en mi cara, mis muñecas arden.

La verdad es que en una semana y media cumplo los diecinueve, pero sigo siendo menor de edad. La mayoría de edad es a los veintiún años. 

—¡Existen las mentiras, por si no las conoces! ¡Aunque creo que tú más que nadie las conoce muy bien! ¡También existe las identificaciones falsas, idiota!—grito. Su rostro es rojo de lo enojado que está. Ya no siento mis muñecas. Trato de quitar sus manos de ellas. Nada. Solo causo que me agarrara con más fuerza, suelto un gemido adolorido.

—Eres una niña—escupió a escasos centímetros de mi rostro—. ¿Sabes cuántos años tengo yo? —preguntó enojado.

—N-no—respondí ahora asustada. Pareciera como si se hubiera transformado. Sus ojos son un azul oscuro, se me eriza la piel solo de verlo. Lo que me asusta también es no saber su edad, si reaccionó así sabiendo mi edad, me da miedo saber la suya. Yo no le daba más de dieciocho.

—Tengo veintitrés, próximo a cumplir veinticuatro.—gruñó antes de soltar agresivamente mis muñecas.

Mis ojos se empezar a cristalizar, tome mi muñeca izquierda con mi mano derecha. Empiezo a respirar entrecortada, un sollozo se escapa, luego otro y así sucesivamente hasta que las lágrimas salen a mares.

¿Qué hice para merecer esto? ¿Tan mal me he portado con el mundo?

Tiene veintitrés años, ¡Veintitrés!

Recuerdo partes de ese día, Lisa me estuvo insistiendo un mes entero ir a una fiesta a las afueras, le dije mil y una vez que no; casi se puede decir que me llevo arrastras. Hizo que me pusiera un vestido que nunca me había puesto.

Mamá me había regalado un vestido en mis quince años, nunca me lo puse, no porque fuera feo sino que nunca me han gustado los vestidos. Hizo que me lo pusiera, casi me desnudó ella –casi–, cuando me lo puse me llegaba hasta los muslos. Era morado con brillos, el vestido era hermoso. Me queje de lo corto, de lo pegado que me quedaba y del escote –que no era mucho– tampoco me gustaba enseñar mucho.

Lisa me maquillo y presto un par de sus tacones, me negué también a eso. Que digo...

¡ME NEGUÉ A TODO!

¿¡Qué es esto en mi barriga!? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora