24. ¿Me quieres? |parte dos|

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KAILY'S POV.

Sabes que las cosas no van bien cuando Keidan se le va encima a Dean.

No entiendo cómo no se controla, es como si, en lo único que su mente pensara fuera golpear todo lo que esté a su paso.

¿Y si un día yo estoy en su paso? ¿Me golpearía?

Lo único que lo detuvo fue mi grito, no de dolor, no de coraje sino para que no llegara a golpearlo.

Tenía que calmarse.

Después de unos segundos llego Axel y se llevó a empujones a Dean. A mí lo que me preocupaba era Keidan, está enojado, con las manos en puños. Eso me asustaba. Verlo enojado, por más que quisiera ocultarlo.

Okey Kaily, respira hondo. Él no va hacerte nada. Me le quedé viendo detenidamente, ¿por qué tiene que ser tan hermoso?

Un golpe me hace sobresaltar, trago saliva. Keidan le pego a la mesa con su puño.

Okey, creo que es hora de desaparecer de aquí.

Con una mano en mi vientre camino hacia la puerta de la cocina, mis pasos son lentos pero seguros. Keidan está de espaldas a mi, y la verdad no quiero que voltee, puede hacer lo que quiera pero hasta que se le baje el enojo que hable conmigo.

—Ni un paso más Kaily.—la voz ronca y llena de veneno suena más cerca de lo que pensé.

Vuelvo a respirar hondo, me giro lentamente hacia él. Da un paso hacia mí y yo retrocedo.

—Hasta que se te baje el enojo vienes a hab...—unos labios sobre los míos me interrumpen. Y no soy capaz de rechazarlo, le sigo el beso. Soy muy débil en estos términos. Más si tengo a semejante hombre besándome. Así menos se puede.

—Lo siento —dice cuando nos hemos separado por falta de airé, lleva sus manos a mis mejillas y me da un pico—. Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. Lo siento.—por cada lo siento me da un pico. Rio un poco.

¿Así como pues?

—Ya, está bien—quito sus manos de mis mejillas—. Pero tienes que aprender a controlarte.—se voltea dándome la espalda y jala su cabello totalmente frustrado.

—No es algo que tengo que hacer y ya—me dice—. Sé que tengo que controlarme, y lo he tratado de hacer.

—Tienes que sacar el coraje que tienes dentro—me acerco a él por la espalda y lo abrazo—. Aveces es malo guardárselo.

Los siguientes minutos fueron puro silencio, aveces creo que Keidan tiene muchas cosas que decirme.

A mí cabeza vuelve lo que Dean me pregunto.

«¿Y él siente lo mismo?»

No sé si él siente lo mismo, pero yo le tengo una especie de cariño. No puedo decir que lo amo pero le tengo cariño. Como no le voy a tener cariño si es el padre de mi hijo.

Recuesto mi cabeza en su espalda.

—Te invito a cenar.—susurra bajito que apenas puedo escucharlo.

¿¡Qué es esto en mi barriga!? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora