Después de varias horas caminando la chica de ojos verdes se sentó en el suelo cansada, Pichi la miró con mala cara, se acercó a ella y se sentó a su lado con las piernas cruzadas. Él quería continuar caminando, ya era la tercera vez que la chica se sentaba y se negaba a avanzar.
- ¿Me vas a decir de una vez cómo te llamas? – Preguntó Pichi enfadado.
La chica lo ignoró y empezó a juguetear con sus cordones, los ataba y desataba, hacía nudos correderos que atrapaba y apretaban su dedo índice.
- Me he cansado de caminar con alguien que no me dice su nombre. – Dijo Pichi mientras se levantaba y alejaba unos pasos – Me voy, ya te las apañaras tu sola.
- Alex. – murmuró – Me llamo Alex.
Pichi levantó las manos exagerando el gesto pero sin parar de caminar. Había tardado horas en conseguir que la dichosa chica le dijese su nombre.
- Vamos Alex, aún queda un largo camino. – Dijo sin apartar la vista del horizonte.
Caminaron un par de kilómetros más, a lo lejos se podían ver los edificios más altos del pueblo, el camino empezaba a hacerse difícil, estaban agotados y a cada paso que daban se encontraban con manadas de grises errantes. Alex agarraba con fuerza la manga de la chaqueta destrozada de pichi, miraba nerviosa de lado a lado, el miedo se veía en su rostro. A cada paso los grises estaban más cerca, la muchacha calculaba mentalmente la distancia que los separaban de las criaturas, si se acercaban más de lo normal estiraba aún más la manga del chico y le obligaba a avanzar más rápido.
- Tres veces tres. – Susurró el chico.
- ¿Qué?
- Si estas nerviosa cuenta tres veces tres. – Dijo Pichi chutando una piedra – Funciona siempre.
El camino era cada vez más duro, apenas quedaba un kilómetro para llegar al pueblo, la mente de Pichi volaba por un sinfín de noches oscuras como la boca de un lobo, los recuerdos se mezclaban entre sí y creaban listas de números que se repetían una y otra vez.
Tres veces tres y otra vez, tres veces tres.
El truco calmaba los nervios del pequeño niño que intentaba dormir en sus recuerdos y la presión de la noche y su oscuridad desaparecían.
Tres veces tres.
Alex se volvió a sentar sin previo aviso, Pichi se acercó lentamente y se sentó a su lado, la miró en silencio, se frotaba las piernas intentando despejar el dolor que las recorrían.
- ¿Quieres que descansemos por hoy? – Preguntó Pichi frotándose también las piernas.
- Estaría bien, me duelen mucho las piernas. – Contestó Alex mientras se estiraba en el suelo –Estoy cansada de caminar sin saber dónde voy realmente.
El chico se quitó la chaqueta y se la tiró a Alex.
- Póntela, empieza a hacer frío.
Se hizo oscuro más rápido de lo que Pichi esperaba, apenas le dio tiempo a mentalizarse. Alex descansaba acurrucada en el suelo, la chaqueta de pichi le iba demasiado grande, la mochila morada que había llevado durante todo el viaje le hacía de almohada. Parecía soñar algo bonito y agradable. Pichi la envidiaba, apenas podía cerrar los ojos sin preocuparse.
Él descansaba apoyado en un árbol sin poder dormir, su miedo a la oscuridad atacaba de nuevo y le ponía nervioso.
- Uno, dos, tres. – Empezó a contar – Uno, dos, tres. Uno, dos, tres.
- ¿Tres veces tres? – Preguntó la chica medio dormida.
- Te dije que funcionaba, ya estoy más tranquilo.
Algo golpeó la cabeza del chico. Lo último que escuchó fue el grito de Alex antes de caer al suelo desmayado.
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Los Grises (Wattys2016)
Science FictionQue harías si de repente desaparecen todas las personas menores de doce años y mayores de veintitrés?, si tu ciudad estuviese incomunicada bajo una cúpula? y te acosaran cientos de zombis color ceniza? A pocos meses de cumplir los veintitrés, Josh s...