Atrapados

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- No me mires así. – Dijo Josh agotado – No voy a hacerte daño, no soy un animal como esos dos.

- ¡Tienes una de esas cosa detrás!

El chico se giró sorprendido al no haber escuchado a la criatura acercarse, se alejó un par de pasos y le dio una patada a la altura de las costillas. Algo dentro del monstruo crujió, Josh estaba casi seguro de que le había roto un par de ellas, pero la criatura no se detuvo, continuó su camino, abría y cerraba la boca intentando saborear el bocado de carne que le arrancaría al chico.

Josh clavó el cuchillo en la sien del monstruo con fuerza, el caníbal cayó al suelo, intentó sacar el cuchillo sin éxito. La chica apartó a Josh de un empujón y pisoteó con fuerza el cráneo del zombi, la cabeza del monstruo se convirtió en un amasijo de carne dejando libre el cuchillo.

- Creo que sería una buena idea que formara parte de tu grupo. – Dijo la chica – Veo que no te las arreglas tu solito.

- No necesito a nadie más, ya tengo de quien cuidar, además no eres la más indicada para hablar.

El chico le quitó el cuchillo de las manos y salió de la habitación, la oscuridad de los pasillos de la casa ponía nervioso a Josh. La chica lo seguía muy de cerca ignorando la advertencia del muchacho.

- Me llamo Alex – dijo ella – necesito que me ayudes.

Josh continuó caminando por los pasillos, apartaba con los brazos las grandes telarañas que cubrían pasillos de lo que parecía ser una casa abandonada. Josh aminoró el paso, la luz del sol molestaba a sus ojos ya acostumbrados a ver en la penumbra, Alex no se percató del cambio de ritmo y se chocó contra la espalda del muchacho.

Josh agarró de los hombros a Alex, sujetándola contra la pared de la casa.

- Ya te he ayudado bastante, eres un incordio – dijo alzando la voz – por tu culpa casi me matan dos veces.

- Si vas a besarme hazlo ya – se burló Alex – Me estoy aburriendo.

Josh soltó a la chica ignorando su estúpido comentario y continuó caminando decidido a encontrar provisiones, miró el destrozado reloj de su muñeca y dejó caer el brazo, estaba roto.

- ¿Dónde puede haber comida? – murmuró para sí mismo.

Entró en otra casa destrozada, el chico se tuvo que tapar la nariz, olía a carne podrida. Rebuscó en su mochila, sacó su bandana de calaveras y se la puso, cubriendo nariz y boca para ver si al menos así podía soportar un poco más el putrefacto olor.

Alex siguió a Josh hacia el interior de la casa, el olor golpeó a la chica que se paró a vomitar.

Josh maldiciendo en voz baja volvió a rebuscar en la mochila y sacó un pañuelo negro que le ofreció a desgana.

Alex se lo intentó poner sin mucho éxito, el chico resopló harto de la situación, se acercó, le quitó el pañuelo de las manos y lo anudó alrededor de su cuello.

- No te acostumbres.

La chica se puso tensa y salió disparada hacia el interior de la casa.

- ¡Alex ten cuidado! – Gritó Josh – No sabemos que hay dentro.

La chica asustada chillo desde el fondo de la casa, Josh corrió hasta la habitación de donde creía que provenía el sonido y vio a Alex sentada en el suelo, temblando. Entró poco a poco en la habitación, el olor era aún más insoportable que antes. De una de las vigas del techo colgaba un gris hinchado como un balón de playa, tenía el abdomen abierto de forma desigual y los intestinos y vísceras se acumulaban en el suelo, rodeadas de un humo negruzco.

- ¿Qué psicópata haría algo así? – Susurró Josh.

Alex se acercó a Josh poco a poco, las arcadas le golpeaban incansables.

- Justo detrás de esa cosa... – Dijo Alex obligándose a para por las arcadas. – Justo detrás hay una despensa, se ven algunas latas en las estanterías.

La chica se apartó un par de metros, se bajó el pañuelo y vomitó en una esquina. Josh se la quedó mirando mientras ella se limpiaba la boca con el dorso de la mano.

La chica es mona, pensó Josh, tiene unos bonitos ojos verdes y esas pequeñas pecas le hacen parecer inocente.

- ¿Quieres hacerme una foto mientras vomito?

Y ahí es donde la caga, se dijo a sí mismo, en su carácter de mierda.

Avanzaron un poco más, el gris aún se movía, la cuerda manchada de sangre humeante crujía por el peso.

- Tenemos que darnos prisa – soltó Josh – la cuerda se romperá en cualquier momento. Coge todas las latas que puedas y sobre todo no toques la sangre, quema al tocarla.

Cogieron todas las latas que pudieron, llenaron casi toda la mochila, un crujido de la viga hizo que la cuerda que sostenía el cuerpo acabara de romperse. El gris impactó con fuerza contra el suelo y reventó debido a la fuerza del choque.

Josh cerró la puerta metálica de la despensa para evitar que la sangre los salpicara, habían conseguido salvarse por los pelos. Alex intentó abrir la puerta para salir pero no pudo, la extraña sangre del gris la había deformado dejándolos atrapados.

La chica golpeó la puerta con fuerza, se le notaba en la cara que estaba incómoda, la despensa era demasiado pequeña y apenas había espacio para los dos. Así que siguió golpeando hasta que Josh le agarró uno de los brazos para evitar que se hiciese daño.

- No vas a conseguir nada usando la fuerza bruta.

- ¡Cállate, todo esto es por tu culpa!

Los Grises (Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora