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Capítulo 6: Y la suerte... no me acompaña

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CAPÍTULO 6

Y la suerte... no me acompaña

Es gracioso cómo Dellan pudo colarse en mis pensamientos durante todo el día. Me da risa, pero una histérica e incluso triste. Siempre me he repetido que debo centrarme en mis estudios y en mi familia, que lo demás es secundario porque realmente no tengo tiempo para ello. Mamá siempre me lo dijo. Y conocer a un chico como él es lo que me falta para cagarla. Es el típico chico que mi madre no aprobaría jamás para mí. Y, en definitiva: me vuelve loca. Me desquicia, pero también altera mis emociones de una forma... diferente. E incómoda. Muy incómoda.

Decir que siento maripositas por él sería caer realmente bajo.

Atribuyo a que siento eso porque estoy "sacada de mis casillas", en terreno desconocido. En mi vida siempre he controlado todo lo más que pude, nunca dejé que algo me desmorone... Hasta Dellan, él parece ser incontrolable. Como si fuera una especie de bache en mi camino... Y planeo volver a mi apacible vida otra vez.

Voy a poder.

Espero con miedo la hora del regreso de mamá y, como debe ser, me encuentro a Lía con una expresión entre el cansancio y el fastidio. El que ella tenga esa mueca simplemente me eriza el vello de mis brazos. No es algo extraño verla fastidiada por el trabajo, pero ahora... Ahora es diferente, y creo saber el motivo.

Tiene la expresión de Lía Slowell asesinará a su hija.

Cierra la puerta de un golpe y respira, como intentando calmarse. Camina unos pasos hasta toparse con nuestra mesa y arroja las cosas de su carteta, sólo para girarse hacia mí.

—¡Britt Adeline Slowell! ¡Dime qué ha pasado y qué hacías con un compañero en el baño!

Mis ojos se salen de órbita del susto por su repentino grito.

—Eh... Esto. ¡Hola, mamá! —intento poner mi mejor sonrisa, pero eso hace que ella frunza el entrecejo.

—¡No es una respuesta! ¿Qué clase de madre soy si mi hija se esconde en el baño del colegio con un chico? —casi puedo ver cómo le saltan pequeñas lágrimas.

—¡Woooooooooooah! Espera —digo, levantando las manos—. Eres la mejor mamá que puedo tener y no me he escondido en el baño con el chico... Él simplemente entró —explico.

—¿Para qué entró? —cuestiona, alzando su ceja derecha.

—No lo sé. —Le respondo, sintiéndome algo incómoda. Él, supuestamente, quería besarme. No, definitivamente no puedo decirle algo como eso—. Para hacerme una broma, supongo.

Mamá entrecierra sus ojos.

—¿Te molesta? —Dudo, pero asiento con la cabeza—. ¡Ah, no! ¡No permitiré que se pase de listo y nos haga quedar mal! ¡Prepararé una cita con la directora y la madre del chico! ¡No puede quedar así!

—Mamá, no es nada. Déjalo así —digo casi implorando, no quiero que haga escenas, ni drama. Pero estoy olvidando que mamá es la reina del drama, mucho peor que yo.

—¡Nada de eso! Pásame tu cuaderno, cariño. Nos reuniremos lo antes posible.


Han pasado tres días desde el incidente. Mamá no ha dejado de quejarse, incluso estuvo a punto de decirme que no fuera al colegio hasta solucionar todo... Aunque, por supuesto, no lo ha hecho y yo he asistido normalmente.

Para mi sorpresa, Dellan no se ha cruzado en mi camino. Sí, nos vimos un par de veces, pero nuestras miradas jamás chocaron, ni nuestros horarios. Nada. Mika me ha insistido en que le contara toda la historia y yo le respondí que no había mucho para decir. Ahora se ha enojado conmigo.

El chico del salón de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora