Capítulo VI

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Oxford, 5 de enero de 2013

Luego de habernos alejado lo suficiente de donde nos despedimos de Sam y James, cruzamos el río Támesis y seguimos el camino hasta unos estacionamos fuera de lo que parecía una tienda de dulces y bajamos; al entrar había toda clase de postres, caramelos y al parecer vendían smoothies, ya que tenían una enorme exhibición de frutas.

-Elije algo- me incitó Dylan.

-¿Es una recompensa por haberte comido mi almuerzo... y mi desayuno?

-Digamos que sí. Pide algo y nos lo llevaremos.

Me pegué al mostrador y comencé a deliberar qué llevar. Vi los tan famosos macarrón y me decidí en llevar dos y un smoothie de banana con nuez y café; Dylan, tomó un cupcake y un smoothie de kiwi y fresa. Salimos del local y caminamos hasta un parque que estaba cruzando la calle.

-Y bien Dominica, cuéntame algo sobre ti.

-¿De mí? No, no soy una persona muy interesante.

-Vamos, empieza por tu familia. Tus padres, hermanos... mascotas.

-No soy de una familia muy numerosa, de hecho, crecí bajo el cuidado de mi abuela materna, mi madre murió cuando tenía 5 años, tengo a tía Carolina, hermana de mi madre quien tiene una hija, Violeta y su marido, mi tía Jane, media hermana de mi abuela, que vive en Estados Unidos. Y en eso se reduce mi familia.

-Siento lo de tu madre.

-Descuida, ya pasó hace mucho- trate de restarle importancia- y cuéntame algo de ti- zanjé el tema.

-Yo tengo cuatro hermanos, somos 5 en total. Tres varones y dos mujeres. Soy el del medio. Esta mi tía Kate que es hermana de mi padre, Thomas, mi madre Sussan, tengo cuatro sobrinos, en fin es una lista muy larga.

-Eres afortunado.

-Sí, aunque a veces quieran volverme loco en las fiestas familiares.

-De seguro es mejor que haber crecido sin hermanos.

-¿Cuántos años tienes?- me preguntó de repente.

-¿Cuántos crees que tengo?

-La verdad, 28.

-Oh, tú quieres morir ¿verdad Dylan? No tengo cara de 28 años.

-O sea que tienes treinta?

-Jajaja no busques morir.

-Ya, en serio ¿cuántos tienes?

-Veintidós, próxima a cumplir veintitrés ¿y tú?

-Veinte, cumplo veintiuno el 13 de febrero.

-¿Estás jugando? Ese es el día de mi cumpleaños.

-Entonces tendremos que salir a celebrarlo juntos.

-No, yo no celebro mi cumpleaños- dije bajando la emoción de mi voz.

-No seas aguafiestas. Ya tengo algo planeado para ese día.

-No insistas- dije cambiando evidentemente de ánimo.

-¿Qué pasa? ¿Acaso eres de las personas que sufre de depresión en sus cumpleaños?

Me detuve, Dylan, que había dado dos pasos más adelante que yo se frenó y volteó a verme.

-Yo le sonreí levemente y agaché la mirada.

-¿Tal vez dije algo que no debía? Se disculpó Dylan.

-No, está bien, sentémonos en esa banca y te contaré para que así no cometas el error de hacerme una fiesta sorpresa como me ocurrió en mi cumpleaños número dieciocho con mis amigos.

Ella creía que era amor (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora