UNA PÉRDIDA IRREPARABLE

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Al día siguiente en la mansión Rose Garden se vivía aires festivos, todos corrían de un lugar a otro preparando el gran buffet; incluso como nunca le habían llevado el desayuno a la cama a Christina, no sabía si sentirse agradecida u ofendida, quizás no quisieran que bajara, era lamentable vivir en tu propia casa y sentirte una intrusa; aún tenía su bata de dormir, sentada frente al espejo no pudo más que observar su rostro y se detuvo en sus ojos, aquella mirada otrora llena de vida y ahora tan carente de brillo e inexpresiva, sus pensamientos  fueron interrumpidos por unos suaves golpecitos en la puerta.

_¿Quién es?, no estoy todavía en condiciones de recibir a nadie, gracias.

_Soy tu esposo, necesito hablar contigo.

Una esperanza llenó su corazón, hace ya semanas que habían dejado de dormir juntos, al inicio porque se quedaba conversando hasta alta horas de la noche con la primita recién llegada y por no importunarla decidió dormir en otro lugar y luego fue porque ella se lo prohibió, quizás había reflexionado y venía a pedirle disculpas por su abandono; se levantó y abrió la puerta de par en par para que william's  entrara, su presencia era imponente de eso no cabía duda.

_ (Con un tono duro) Hasta cuándo piensas seguir como una ermitaña, todos en casa están murmurando tu conducta, el simple hecho de haberme sacado de nuestras habitaciones ha despertado bastante interés, anda, ve hacia los pasillos seguro que escucharás algún cotilleo.

_Eso es lo único que te importa  ¿verdad?, los cotilleos que puedan surgir, el qué dirán, claro un hombre tan distinguido y bañado en dinero como tú qué problemas podría tener. Pero te has puesto a pensar en cómo me siento yo, en mis sentimientos (conforme hablaba elevaba más el nivel de voz producto de la indignación), desde que llegué  a esta casa me han tratado como si fuera la antagonista de alguna película de terror... (Fue interrumpida)

_Si ese es el problema hablaré con la señora Greidy para que amoneste a los empleados, ellos no tienen derecho....

_No (casi fue un grito), no hagas nada, déjalo así, ese no es el problema, aquí el único problema eres tú, ahora ve,  anda y cuéntaselo a la señora Greidy para que te amoneste,  como si con eso fueras a solucionar algo.

_No entiendo cuál es tu punto, a qué quieres llegar mujer.

_A eso,  que soy una mujer, tú mujer; desde que llegó tu prima  no haz hecho más que ignorarme y dejarme a un lado.

_Ya entiendo, estás celosa; pero ya te he explicado que yo soy su tutor legal, mi tía...su madre antes de...

_Sí,  ya conozco la historia, me la has venido contando no sé cuántas veces y entiendo, entiendo que tenga que estar bajo tu protección, lo que no puedo  soportar es que me ignores,  soy tu esposa y dormimos en habitaciones separadas, soy tu esposa y tengo que cenar todas las noches sola, soy tu esposa y... (se le quebró la voz por las lágrimas que inundaban sus ojos), ya no puedo soportarlo más... William's te extraño, te necesito, quiero que vuelva hacer como antes (mientras hablaba se iba acercando y desabrochando uno a uno los botones de su bata dejando su cuello y  parte de su pecho expuestos a la mirada de su esposo), necesito que me ames (al decir eso la bata cayó por completo al piso dejando su desnudez expuesta a los ojos de su marido, acercó sus labios y lo besó...

_ (Él Interrumpió el beso, se agachó al piso y recogió con suavidad la bata volviéndosela a colocar como si de una niña tratase), Estás muy alterada, es mejor que vuelva en otro momento.

_(Tirándole un manotazo en la mano, su rostro sonrojado por la vergüenza),  ¿La amas?, es eso ¿verdad? (la verdad la golpeó como  un muro), ¿ella lo sabe? , sabe  que desearías tenerla en tu cama para hacerle lo que no puedes hacerme a mí.

La maldición de los MelfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora