"Transformaciones y descubrimientos".

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Los padres de Marinette se tomaron de maravilla la notica del traslado académico, justo como ella había previsto.

Alya no se le había acercado, de igual manera, como había previsto.

Tikki... Tikki estaba, de igual manera que Marinette, nerviosa por lo que pasaría si ellas se iban, como había previsto.

Pero había algo que no había previsto, ni siquiera había pasado por su mente hasta que se acordó de él.

Chat Noir.

¿Qué haría él minino si ella no podía purificar a los akumas?

¿Podría Chat sin ella?

Peor.

¿Sobreviviría él sin ella?

Su pecho dolió en ese momento.

-Chat...- salió su nombre entre sus labios, dándole un extraño sentimiento de culpa.

-¿Dijo algo señorita Dupain?-preguntó el director, sí, seguían en esa aburrida junta para arreglar sus papeles y el lugar en donde ella se quedaría al llegar a Inglaterra.

-No, solo necesito resolver algo, con su permiso, mamá, papá, director- su padre asintió con la cabeza y su madre esbozó una pequeña sonrisa.

Ella salió del despacho del director y corrió fuera de su escuela, bueno, su escuela hasta mañana en la mañana, que es cuando saldría su vuelo.

Corrió y corrio hasta encontrar un callejón, allí, tomó varias bocanadas de aire mientras tranquilizaba su respiración.

-Tikki....

-Hagámoslo- le interrumpió su kwami, entendiendo sin necesidad de más palabras de su usuaria.

-Bien, Tikki ¡transformación!

Chat Noir saltó y salto, de edificio, local, casa, de todo lo que pudiese darle paso; con el corazón desbocado, solo once minutos le quedaban y su lady no se hallaba en ningún lugar.

-Vamos, lady, por favor, tengo que volver pronto- murmuro muy nervioso y ansioso.

Salto sobre algunas casas más, tendría que volver en cualquier momento y no podría irse tan lejos si quería volver rápido.

Algunos edificios más, la paciencia se le acababa.

-¡Chat!- escucho que lo llamaban.

Volteo sobresaltado, casi cayendo del local de dónde estaba apunto de cruzar.

Vio una figura roja correr hacia el, ¡Dios! ¡Era ella!

-My lady- la felicidad le inundó con solo verle.

Una sonrisa se posó en los labios de ambos, ya hacía dos días que no se veían y su simple presencia les alegro más de lo que la heroina de rojo quisiera admitir.

-My lady, hay algo que debes saber-le dijo tomándola por los hombros.

-No, primero escucha, Chat, yo...-le interrumpió posando sus manos en el muy marcado pecho de el.

-¡My lady! ¡Escúchame!- le gritó un poco ansioso desconcertando a la heroina -¡Casi no me queda tiempo, así que, por favor,escucha atentamente- le rogó.

Esta vez es para siempre «Miraculous Ladybug».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora