-¿Lista, preciosa?- preguntó su compañero con una sonrisa nerviosa.
Ella hizo un ademán, restándole importancia.
-No es la primera vez que hacemos esto, hemos ido a muchos otros países como invitados- miro por la ventana el paisaje que, aunque teñido de una repentina tormenta, aún se apreciaba a algunas personas yendo de aquí a allá con paraguas o mojándose hasta los talones, con lluvia o sin ella; París seguía siendo precioso.
-Ajá, pero este es tu hogar, deberías estar muy feliz y llena de ganas de ver a tus amigos o-Marinette le corto con una mirada fulminante - o no.
Recargó su codo contra el respaldo de la puerta, mientras inconscientemente volvía su mirada nuevamente a la ventana.
-No es que no quiera- dijo después de un rato, volviendo a ver a su compañero - es solo que... Les dije cosas horribles a algunos de ellos, luego el asunto de mis padres... estaba muy... ya sabes- se cubrió la cara con las manos- soy de la peor.
-Calma ya, pequeña diablilla- la tomo de un brazo y jalo de ella hasta que la menor recargó su cabeza contra el pecho del chico- haya pasado lo que haya pasado, eso no quita el amor que tus padres te tenían ¿recuerdas esa vez que te visitaron al colegio y empezaron a gritar que ibas a hacer la mejor diseñadora del mundo?
Ella rió mientras cerraba los ojos y lo abrazaba, al mismo tiempo que él empezaba a acariciarle el cabello.
-Tu abuela estaba muy impresionada.
-Sí- él soltó una suave carcajada mientras la chica sentía como el pecho le vibraba al son de su risa -recuerdo que casi se desmaya cuando le preguntaron cuando sería la siguiente junta de padres.
-Eran los mejores- masculló por lo bajo con un suspiro mientras sentía como la amargura y la tristeza afloraban en su ser.
-Obviamente, criaron a una de las mejores diseñadoras del mundo- dijo recargando su mentón en la cabeza de la chica.
Lo cierto es que sus padres la habían dejado ya hace dos años, justo cuando regresaban de visitarla en Inglaterra , un accidente automovilístico se había encargado de llevarse a sus padres de este mundo.
Esa vez fue la primera vez que Marinette regresaba a Paris después de varios años y no tuvo más remedio que encarar a sus viejos amigos y conocidos. Pero ella había estado tan rota y dolida que sólo había respondido con indiferencia cuando alguno de ellos quiso acercarse a ella y apoyarla.
El único que había dejado estar a su lado era a Andrew.
Y obvio a Tikki.
Él y sus abuelos la habían acogido y la habían adoptado como un miembro más de su familia, literalmente.
Ahora ella era parte también de la aristocracia inglesa y aunque al principio era algo que le daba pánico, Andrew y ella se encargaron de hacer que el tema se volviera mera y pura comedia.
Marinette sonrió y estuvo a punto de añadir algo más cuando su teléfono vibró y sonó con impaciencia en su bolso.
Se separó rápidamente del muchacho y rebuscó en su bolso hasta encontrar al causante de terminar su cómodo momento.
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Esta vez es para siempre «Miraculous Ladybug».
FanfictionMarinette y Adrien están a punto de aprender que no todo es fácil. Después que aquel cambio, los dos jóvenes descubrieron cosas muy... Interesantes. Todo sería nuevo, desde los zapatos nuevos de Adrien, hasta aquel chico que estaba colado por Marine...