Fiestas atrasadas 2/2.

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Al final, Adrien había perdido las primeras cinco partidas, y luego, tal vez en un acto de misericordia (he, intentando tal vez, que el ego del muchacho no saliese tan dañado) él había ganado las siguientes tres partidas.

Después habían ido por un helado, y, si cabía duda, Adrien había pagado como compensación por haber manchado su chaqueta. Todo el tiempo que pasaron juntos (que en total fue desde las doce de la noche a la una cincuenta de la tarde) habían estado conversando cosas tan triviales que Adrien había olvidado que no sabía el nombre de la chica.

A las dos de la tarde, hora en que el vuelo de la chica salía, él la acompaño a su terminal y antes de abordar ella se volteó a él y dijo: "Soy Mari" con una sonrisa radiante que le había hecho sonreír de igual modo.

"Hasta la próxima, Mari" le había respondido con un ademán y una sonrisa embobada.

Ella había reído y, desde lejos le había dicho: "Hasta otra, señor italiano".

Y Adrien no podía dejar de pensar en su despedida con aquella pelirroja.

A las nueve y trece de la tarde del veinticinco (ese mismo día) hizo el chequeo y, mientras caminaba hacia su asiento, decido llamar a su hermano el cual, al tercer timbre había decidido contestar.

"Hooolaaaaaa" dijo del otro lado de la línea.

-¿Estás borracho?- preguntó frunciendo el ceño y tomado asiento en su avión.

"Dooooooo. Para nadaaaa." Le respondió alargando las vocales, otra vez.

Bendito idiota, obvio estaba borracho.

-¿No? ¿Cuanto es dos más dos?-

"¿Seeeeisss? No, cinco, sí, cincooo" le respondió para luego soltar una estridente carcajada.

Adrien rodó los ojos y se jalo un mechón de cabello.

-¿No podías esperar a que yo estuviera ahí para ser el irresponsable?- bufó- olvídalo.

"Peroooo, Adrieeeen" se escucho como algo caía al piso, el menor supuso que Felix se había caído del sofá "Te extrañooo" dijo con su tono de borracho berrinchudo.

-Y yo a ti- respondió rodando los ojos- pero no me emborraché ni me fui de putas por eso.

La línea se mantuvo en silencio por un breve momento.

"Pero yo essstoy viejo" respondió al cabo de un rato" ... y solo".

Adrien bufo y colgó, esperando que el avión despegara.

Miró por la ventana a la terminal del aeropuerto y sonrió otra vez al recordar a la pelirroja; pero ella rápidamente salió de su mente cuando un pequeño bichito se posó en su ventana, haciendo a Adrien sonreír.

Una cantarina, una bella y pequeña mariquita qué tal vez se había desviado de su destino.

El rubio cerró los ojos e hizo una mueca de lado.

"tu me manques beaucoup, my lady" murmuró.
***

El veintiséis a las siete treinta y ocho de la mañana Adrien llego a su casa.

Esta vez es para siempre «Miraculous Ladybug».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora