Un suave golpe se escucho, la mujer alzó la vista de los papeles que tenía en las manos y con un "adelante", la puerta se abrió y una muchacha entro a la habitación como si fuera una luz en la oscuridad.
La mujer sonrío ante la chica y la invito a tomar asiento frente a su escritorio.
-Buenos días, Marinette- saludo la mujer, miro hacia el reloj de un costado de la pared y sonrío satisfecha- como siempre tan puntual.
-Buenos días- saludo la chica con una sonrisa- el duque Carlos me ha dicho que usted quería hablar conmigo, ¿es así?
La mujer asintió.
-Correcto- dijo, y apretó un poco los labios- Marinette, ¿te acuerdas de cuál fue la condición para que tu estudiaras aquí, con nosotros?-le preguntó.
Marinette la miró extrañada, pero asintió.
-"Cuando hayas aprendido lo que tenías que aprender aquí, volverás a París"-
-Así es- musitó la mujer. Se levanto de su asiento con la atenta mirada de la chica, se acercó a la ventana y clavo la mirada en el hermoso paisaje -eso será muy pronto- masculló.
Marinette también se levanto de su asiento, preocupada.
-P-pero yo...
La mujer rió.
-Solo han pasado un dos y medio desde que llegaste- dijo sin mirarla -y aunque será pronto tu partida, tampoco está del todo cerca.
Marinette no entendía del todo a lo que la señora se refería, suspirando, volvió a sentarse.
-A pesar de que has crecido tanto- siguió la señora, la miro y volvió a sonreír- aún te falta crecer.
-Sí- dijo una entusiasta Marinette.
-Vuelve a tu clase.
La chica se puso de pie e hizo una pequeña reverencia para después salir de la oficina de la directora.
-Esa chica...- suspiro. La mujer se acercó a su escritorio y volvió a contempla el último trabajo de la chica, tan impecable y hermoso.
Y pensar que solo podría seguir disfrutando de su espectacular talento por solo seis meses más.
***
-Ya he llegado- gritó un chico rubio desde la entrada de la gran mansión Agreste.
-Estoy en mi estudio- gritó de igual forma el hermano mayor.
Adrien se quitó la mochila y la colocó en el piso al mismo tiempo que se quitaba los zapatos conforme subía al segundo piso.
-¿Cómo te ha ido?- le preguntó el mayor cuando el menor entró en su estudio.
-Pueeeees... Normal - dijo restándole importancia.
Su hermano alzo una ceja y señaló la silla frente a él.
Adrien suspiro.
-¿otra vez?- preguntó meneando la cabeza.
-Otra vez- le respondió el mayor cruzando los brazos.
El menor tomó asiento y el mayor le miro esperando a que hablara, pasaron así tres minutos, retándose con la mirada.
-Ya que no quieres hablar-mascullo el mayor- por favor, hermanito, recuérdame ¿para qué es esa silla en donde estás sentado?
Adrien le miro haciendo puchero y murmuró algo que el mayor no escucho.
-No te escucho- le regañó.
Adrien volvió a murmurar algo.
-Adrien, te quitaré la mesada si no hablas claro- dijo su hermano en un ultimátum.
-¡ES LA SILLA DEL JUICIO!- gritó Adrien rápidamente.
-Correcto- dijo el mayor intentando no reírse -¿y qué pasa si no me dices lo que me tienes que decir?
Adrien volvió a murmurar.
-¡No te escucho!
-¡SALDRÉ A LA CALLE EN BÓXERS!-volvió a gritar el menor.
El mayor se rió por lo bajo.
-Correcto otra vez- sonrío burlonamente mientras el menor le fulminaba con la mirada y soltaba un "¡hmp!" muy indignado -ahora, ¿qué es lo que hiciste esta vez, niñito?- preguntó alzando una ceja.
-Escondielpeluquindeldirector- hablo rápidamente Adrien e intentando encogerse en la silla.
Félix le miro serio para luego partirse de risa, las lágrimas caían por sus mejillas sonrosadas y su estridente risa rebotaba por las paredes, haciendo que el ya avergonzado Adrien quisiera ser tragado por la tierra.
Cuando Félix se recompuso, miro divertido a su hermano, se acercó a este y le revolvió el cabello.
Adrien pudo respirar por fin con normalidad, pues, cuando su hermano le revolvía el cabello, era muestra de lo feliz y divertido que estaba o que encontraba la situación.
-Y, dime, ¿lo encontró?- preguntó divertido el mayor.
Adrien se encogió de hombros.
-Lo puse en la cajuela del carro de su esposa, no creo que lo encuentre pronto- dijo también divertido.
Félix rió un poco más, y luego volvió a revolver el cabello de su hermano.
-Vamos a comer- dijo el mayor -he encargado hamburguesas.
A Adrien le brillaron los ojos y de un salto se puso de pie.
Félix rodeó a su hermano por el cuello y bajaron hacia el comedor aún tonteando como siempre.
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Esta vez es para siempre «Miraculous Ladybug».
FanfictionMarinette y Adrien están a punto de aprender que no todo es fácil. Después que aquel cambio, los dos jóvenes descubrieron cosas muy... Interesantes. Todo sería nuevo, desde los zapatos nuevos de Adrien, hasta aquel chico que estaba colado por Marine...