Capitulo 5

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SEBASTIAN

Estoy en mi apartamento, pensando lo que sucedió con Megan la verdad es que no me esperaba que en realidad me pidiera a mi lo del matrimonio, y aunque ya la había escuchado preguntándola a sus amigas que le parecía yo de candidato pensé que solo lo decía por decir. Nada en serio y resulta que fue todo lo contrario y no pude ocultar mi cara de incredulidad. No sé que me paso para aceptar y darle esas dos alternativas, aunque en realidad si lo sé esa mujer me vuelve loco como ninguna lo ah conseguido necesito follarla duro. Si eso es lo que necesito enterrarme en su coño para ver si así dejo este embobamiento estúpido en el que me tiene y así sacarla de mi sistema. No puedo esperar a que llegue el lunes para ir a trabajar y ver que me responde de mi propuesta si si o no; oh bien quedarme sin trabajo después de cómo le hable es una opción... mientras pienso todo esto mi celular suena lo tomo de la mesilla y veo que es mi amigo Robert.

-Dime Robert- le contesto

-¿estás listo?- me pregunta

-¿listo para qué?- ¿acaso íbamos a salir?

-Vamos hombre, se te olvido quedamos para ir al bar-

-si claro se me había olvidado en una hora nos vemos allí-

-vale nos vemos-

Corto la llamada y me voy directo al baño necesito salir hoy y un polvo me vendría bien. Termino de bañarme y voy al closet agarro una camisa gris con rayas negras y un pantalón color negro todo sencillo; cierro todo con seguro agarro las llaves del departamento, las del carro y la billetera y me dirijo hacia el bar de siempre. Mientras voy en el camino no puedo dejar de pensar en ella y en lo que mi vida cambiara si llega a ser mi esposa Megan Andrade Anderson hasta el nombre le suena bien, llego al bar estaciono en la acera del frente no muy lejos bajo pongo el seguro al auto y me encamino hacia la entrada al entrar veo a Robert en la barra le hago unas señas para que vea que he llegado es viernes así que el bar hoy está a rebosar de gente; llego a la barra y pido una cerveza a la camarera a la que encuentro muy atractiva sería una buena opción para hoy, llevo que dos semanas sin sexo eso es mucho tiempo tengo que liberarme. Saludo a Robert y entablamos una conversación mientras nos atienden.

-cuéntame Robert que has hecho-

-nada especial esta semana estuve hasta las trancas de trabajo, ¿qué hay de ti?-

Pienso si contarle lo de Megan y lo mejor es que no; decido esperar a ver qué pasa

-Igual bastante trabajo pero ya es fin de semana así que hablemos de otra cosa viste quien gano el último partido de futbol?-

-Si lo vi estuvo bastante fascinante, por cierto hablando de cosas fascinante me conseguirás entradas para la gala de la fundación que es en dos semanas-

-¿para que quieres ir?- le pregunto -dijiste que no te gustaban esas fiestas donde solo van puros ricos.

-lo sé, se lo que te dije solo que hasta entonces no había conocido a cierta chica

-¿que chica? no me habías dicho nada-

-colega pareces una mujer con tanta preguntadera- se mofa de mi -Dime ¿me conseguirás las entradas o no?-

-Vale te las voy a conseguir pero me tienes que contar quien es la chica misteriosa- es mi turno para mofarme de él.

Estamos hablando entre cerveza y cerveza y veo que apenas son las 10:00 pm de repente veo hacia la puerta y ahí está ella la mujer que me tiene como un condenado perro cachondo porque es solo verla y tener una erección, Robert sigue mi mirada y las ve también llegar el conoce a Megan y sabe que esa es mi jefa pero no conoce a Roció y a Raquel que vienen con ellas están muy guapas pero no me llaman la atención como lo hace Megan. Se ve muy diferente a como suelo verla en la oficina. No puedo dejar de considerar que está de infarto; en realidad, no más que siempre, ¿o sí? Lo cierto es que ese vestido de cóctel en encaje verde menta con algunas trasparencias la hace parecer una divinidad. Me embrujan las sandalias altísimas de color negras que lleva puestas; sus piernas, que ya son largas, se ven interminables. Creo que me embobo un poco viéndola y presumo que la mandíbula se me cae; cuando me doy cuenta de mi expresión, ruego que ninguno de los allí presentes lo haya notado. Aunque eso era mucho pedir Robert me dice.

-Sécate la baba amigo- el muy imbécil se mofa de mi

No le respondo porque sé que es verdad, desde donde estoy no me puede ver; así que la observo un buen rato se sientan en una mesa al fondo y piden bebidas; dejo de observarla porque se supone que esta noche es para mí tengo que despejar mi mente y si la sigo observando no lo voy a lograr. Converso con Robert un rato más hasta que me dice que tiene que ir al baño, pido otra cerveza a la camarera, y observo que al lado mío se sienta una chica de cabellera roja labios rojos pasión y un escaso vestido, de esas que sabes que solo tienes que invitarle un trago para echar una buena follada y eso es lo que hago le pregunto qué quiere tomar y me pide un Cosmopolitan, y ya tengo la noche asegurada.

Eso es lo que pensaba yo pero por lo visto no mi futura esposa.











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Mi Jefa o Mi EsposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora