Miedo a las alturas

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Jonathan ha desaparecido.

Lo he buscado por toda la escuela. No es que me importe claro pero siempre ha estado pegado a mi como chicle y ahora ya tiene una semana que no le he visto. Realmente lo extraño, de alguna manera no se sentía el vacío cuando estaba con él, me ayudaba a no pensar en mi pasado. No logro concentrarme en mi clase de historia así que me pongo a dibujar en mi cuaderno.

- Pst pst - volteó a ver a la chismosa de la escuela, no recuerdo su nombre.

- ¿Y tu novio guapo?

-¿Disculpa? Yo no tengo novio - la miró extrañada, de seguro desea sacarme información.

- Claro que si. Él chico raro que siempre está a tu lado - suspira de manera cansada.

- ¿Jonathan? - me río lo más abajo posible para que nadie me escuche - Él no es mi novio. Ni siquiera se si puedo considerarlo mi amigo.

- Ajá, bueno ¿dónde está?

- No es de tu incumbencia - aparte no quiero mencionar que no yo se dónde esta.

- Grosera. Solo preguntaba

- Pues no lo hagas - afortunadamente suena el timbre y por fin puedo marcharme a casa. Es viernes así que tendré un buen descanso.

Ahora que lo pienso no tengo ni su número ni se dónde vive ni nada.
Bueno talvez se cambió de escuela o por fin decidió dejar de molestarme.

Pongo mis auriculares y le pongo play a mi playlist de imagine dragons y así voy cantando roots hasta llegar a mi casa. Al llegar a la puerta veo que la puerta del jardín trasero esta abierto así que busco el arma que está escondida entre las macetas y le quitó el seguro.

- ¿A quién piensas matar? - me espanto y apuntó a Jonathan con el arma.

- Cielos no hagas eso. ¿Dónde rayos has estado? Ni siquiera has ido a la escuela.

- Por ahí. Yo... Yo no me sentía muy bien. - me fijo en su aspecto y creo que todavía esta enfermo. Su piel se ve palida y tiene ojeras, su ropa no esta perfecta como siempre, ahora si ropa esta arrugada y su cabello esta hecho un desorden.

- ¿Qué te pasó? - realmente es sorprendente que tenga este aspecto.

- Bah, nada importante. Escucha esta noche hay una fiesta en la casa de una chica a una cuadra de aquí. Tenemos que ir.

- Oye, oye, tranquilo. Mira ¿porque debemos ir?

- Va ir el chico que me gusta y no quiero ir solo. Anda vamos. - Ahí si me sorprendí.

- ¿Eres gay? - pregunté incrédula

- Si. ¿Acaso no sabías?. Pensé que te habías dado cuenta.

- La verdad es que no. ¿Entonces porqué me sigues siempre?

- Porque eres mi amiga y quiero cuidarte. Espera. ¿Pensabas que te seguía porque estaba enamorado de ti o algo así? - sé seca las lagrimas que le han salido por la risa y le odio porque me hace sentir, me hace preocuparme, me hace que mi corazón sienta algo diferente y ahora mismo que mi cara se sonroje.

- Cállate - casi le grito pero...oye él se está burlando de mi.

- Aww te ves muy linda así enojada y con la carita roja.

- No soy una chica linda así que cierra la boca...

- No soy una chica linda así que cierra la boca

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- Ya tranquila. No lo volveré a decir.

- Más te vale - le digo golpeando ligeramente su pecho - Oye tengo una idea. Hay un parque cerca, quiero subirme a la rueda de la fortuna anda vamos.

- No

- ¿Qué? Anda, si no vas entonces tampoco iré a la fiesta. - con eso se que he ganado.

- Bieen. Estupida tramposa - busca las llaves de su auto y arranca furioso. Poco tiempo después llegamos al parque y luego de comprar los boletos voy inmediatamente a la rueda de la fortuna.

Tardamos un poco en avanzar ya que hay mucha gente. Justo cuando vamos a subir Jon me detiene.

- No puedo hacerlo. Yo... Rayos, yo le temo a las alturas.

- Sube. Ya se te quitará.

- No. Entiende, me da miedo.

- Sube o voy a gritar lo que me acabas de contar

- No serías capaz - me mira dudoso y como ve que estoy apunto de gritar me tapa la boca con su mano y sube conmigo.

Va con los ojos cerrados y cuando le amenazo con la fiesta, los abre y empieza a temblar. Le digo que se relaje y que no vea que esta a tanta altura, si no que vea lo que hay alrededor. Sólo así se relaja y esboza una sonrisa enorme.

- Gracias pelirroja. Eres una gran amiga. Te quiero - besa mi mejilla y vuelve la vista a nuestro alrededor y mientras yo me quedo pensando en sus últimas palabras y me regaño por estar apunto de decir. Yo también...

Corazón De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora