––Adelante ––dijo la mujer, y obedecí––. Siéntate.
Me senté. Me miró muy atenta con unos ojillos brillantes, y va ydice:
––Y, ¿cómo te llamas?
––Sarah Williams.
––¿Por dónde vives? ¿por aquí cerca?
––No, señora. En Hookerville, siete millas más abajo. He venido andando todo el camino y estoy cansadísima.
––Y te apuesto a que tienes hambre. Voy a buscar algo.
––No, señora. No tengo hambre. Tenía tanta que tuve que pararme dos millas más abajo de aquí en una granja, así que ya no tengo. Por eso llego tan tarde. Mi madre está mala y se ha quedado sin dinero ni nada y he venido a decírselo a mi tío Abner Moore. Vive en la parte alta del pueblo, me ha dicho mi madre. Yo nunca he estado aquí. ¿Usted lo conoce?
––No, pero todavía no conozco a todo el mundo. No llevo aquí ni dos semanas. De aquí a la parte alta del pueblo queda mucho camino. Más vale que pases aquí la noche. Quítate el sombrero.
––No ––dije––; voy sólo a descansar un rato y luego seguir. La oscuridad no me da miedo.
Dijo que no me dejaría marcharme solo pero que su marido llegaría más tarde, quizá dentro de una hora y media, y le diría que me acompañase. Después se puso a hablar de su marido y de sus parientes río arriba y de sus parientes río abajo y de que antes vivían mucho mejor y que no sabían si no se habían equivocado al venir a nuestro pueblo, en lugar de conformarse con seguir como estaban, y así sucesivamente, hasta que temí haberme equivocado pensando que ella me iba a dar noticias de lo que pasaba en el pueblo, pero luego se puso a hablar de padre y del asesinato y ahí sí que estaba yo dispuesto a dejar que siguiera dándole a la lengua. Me contó cómo Tom Sawyer y yo habíamos encontrado los doce mil dólares (sólo que ella dijo que eran veinte) y toda la historia de padre, y lo malo que era y lo malo que era yo y por fin llegó a la parte en que me asesinaban, y yo dije:
––¿Quién fue? En Hookerville se ha hablado mucho de todas esas cosas, pero no sabemos quién fue el que mató a Huck Finn.
––Bueno, supongo que aquí hay montones de gente que querrían saber quién le mató. Algunos dicen que fue el viejo Finn en persona.
––No ... ¿eso dicen?
––Al principio era lo que creían todos. Nunca sabrá lo cerca que estuvo de que lo lincharan. Pero en seguida cambiaron de opinión y decidieron que lo hizo un negro fugitivo que se llama Jim.
––Pero si él...
Me callé. Calculé que era mejor no decir nada. Siguió hablando y no se dio cuenta de que yo la había interrumpido:
––El negro se escapó la misma noche que murió Huck Finn. Así que ahora ofrecen una recompensa por él: trescientos dólares. También hay una recompensa por el viejo Finn: doscientos dólares. Fíjate que vino al pueblo la mañana después del asesinato y lo denunció, y se fue con los otros a buscarlo en el transbordador e inmediatamente va y se marcha. En seguida querían lincharlo, pero fíjate que ya había desaparecido. Bueno, al día siguiente se enteraron de que había huido el negro y de que nadie lo había visto desde las diez de la noche del asesinato. Así que entonces ofrecieron una recompensa por él, ya entiendes, y cuando estaban todos convencidos al día siguiente vuelve el viejo Finn y se fue llorando al juez Thatcher a pedir dinero para buscar al negro por todo Illinois. El juez le dio algo y aquella noche se emborrachó y se quedó hasta después de medianoche con dos desconocidos de muy mal aspecto y después se fue con ellos. Bueno, desde entonces no ha vuelto ni lo esperan hasta que esto se haya pasado un poco, porque ahora la gente piensa que mató a su hijo y arregló las cosas para que todo el mundo se creyera que lo habían hecho unos ladrones y así podría llevarse el dinero de Huck sin tener que molestarse mucho tiempo con un pleito. La gente dice que no sería nada raro en él. Bueno, calculo que es muy listo. Si no vuelve en un año no le pasará nada. No se le puede probar nada, ya sabes; para entonces las cosas estarán más tranquilas y podrá marcharse con el dinero de Huck sin ningún problema.
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Las aventuras de Huckleberry Finn
ClassicsEsta novela constituye no sólo la culminación de la narrativa de Mark Twain, sino también una de las obras maestras, junto a Moby Dick, de la novela norteamericana. Clásico entre los clásicos, Mark Twain, con su sentido del humor y su prosa ágil, pr...