III.- Ella

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Había una chica junto a ese enorme árbol. Tenía el pelo rubio recogido en una trenza sucia y despeinada; la cubría un vestido, al parecer violeta, desgarrado y lleno de agujeros; iba descalza, con los pies sucios y arañados. Estaba pálida, con la cara manchada de tierra y todo el cuerpo estaba lleno de heridas. Al cuello llevaba un colgante azul. Sus ojos eran de color azul brillante, aunque se tornaban de un color rojo claro por el cansancio. Se notaba que estaba muy asustada, me miraba aterrorizada, como si yo fuese el mismo diablo. Se notaba que había pasado mucho tiempo en el bosque sin acompañamiento humano, y que no había comido en días, quizás semanas.

Estuve aproximadamente unos dos minutos mirándola. Chimuelo me dio un golpecito en la espalda, entonces fue cuando reaccioné. Estaba anocheciendo, era muy tarde, ya tenía que volver al pueblo, pero no podía dejarla ahí, y mucho menos con la época que se acercaba. Me acerqué a ella y me agaché, ella solo se acurrucó más contra el árbol, como si quisiera escapar. Sabía cómo se sentía. Me encontraba en frente de ella, quería parecer seguro pero, en realidad, yo también tenía miedo. Le tendí la mano, ella me miró asustada. Estuve esperando, no sé, creo que como cinco minutos, cinco minutos que se me hicieron eternos.

(Narra la chica)

Aquel chico moreno de ojos verdes estaba mirándome con la mano tendida. No quería aceptarla. La vida me había enseñado que fiarse de las personas no es una gran idea, sobre todo de los hombres, me habían hecho demasiado daño, muchas heridas que estaban aún abiertas. Pero ese chico era distinto, las otras personas que había conocido en mi vida no me habrían tendido la mano, o al menos, solo se hubieran acercado a mi solo para forzarme. Levanté la vista y lo miré a los ojos, unos ojos decolor verde esmeralda preciosos. Tenía una media sonrisa, pero en sus ojos se podía ver que en realidad no estaba muy seguro. No sabía qué hacer, le miraba aterrorizada.

(Narra Hipo)

Seguía esperando, vi cómo la chica me miraba a los ojos, luego a mi mano tendida y después a las suyas, para después devolver la mirada a la mía. De poco a poco, aquella chica comenzó a extender su pálida mano hacía la mía. Cuando tomé su mano tenía la piel fina, pero muy fría. La ayudé a levantarse pero, no se sostenía bien. Iba a ayudarla pero, cuando iba a cogerla se echó hacia atrás y emitió una especie de gemido. Estaba claro que no se iba a dejar tocar. No estábamos lejos de la aldea, así que iba a intentar guiarla hacia casa. Empecé a caminar y ella me seguía a una distancia considerable. Caminaba en silencio y tenía la mano en la cabeza de Chimuelo.

-¿Estás seguro de lo que haces?-

-Muy seguro, espera ¿quién eres tú?- hablaba con una voz en mi cabeza.

-Soy tu conciencia.-

-AH, ok.-

-Te pregunto ,¿estás seguro de lo que haces?-

-Claro, no iba a dejarla ahí-

-Pero te causará muchos problemas...-

-¿Problemas? Anda ya, si es una chica indefensa.-

-Bueno, pero el que avisa no es traidor.-

-Ja ja ja...- pensé sarcastico.

Y así me pasé el resto del camino. Con una mano en la cabeza de Desdentao, con la chica andando detrás de mí y discutiendo con mi conciencia.

Distinta Mentalidad, Mismo Sentimiento (hiccelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora