VI. Problems

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Tenía en claro que ya no bailaba más profesionalmente desde hacía unos años, pero no había perdido los músculos estirados de los bailarines. Verlo en el escenario debió ser un espectáculo incomparable. Su cuerpo era una obra maestra de ingeniería y belleza.

Arianna repentinamente sintió un extraño cosquilleo en los dedos. El deseo de tocar esos músculos. Sentir su compactibilidad. Deslizarse a lo largo de aquella piel suave y cálida.

Endurecer a Nicholas para ella como lo hacía con los clientes del Icing. Sentirlo por una vez en su poder.

Invirtiendo los papeles.

Una sonrisa le curvó los labios sin maquillaje.

Por el rabillo del ojo vio a Morgan jugueteando con algunas cajas de CD, agachándose para hablar con sus ayudantes, Jakob y Anais. Vio la fuerza de su espalda, el pelo castaño despeinado sobre su cuello y sintió una languidez en el estómago.

Estaba empezando a sentir la falta de un cuerpo caliente en la cama. Y trabajar en el Icing no mejoraba la situación. Por no mencionar el hecho de que Christine llevaba a casa un hombre diferente cada noche y la mantenía despierta con sus gemidos.

Arianna cerró los ojos y suspiró.

¿Huelga de los medios? ¿Que los manifestantes habían ocupado el metro?

Sintió la voz ronca de Morgan cuando entró en la sala con las pruebas empezadas y pensó en cómo habría reaccionado si le hubiera explicado que había llegado tarde porque la actividad sexual vivaz de su compañera de casa la había mantenido despierta hasta las tres de la mañana.

Le dio otra mirada, permaneció escuchando su respiración para calmarla. Pero cuánto le encantaría que para calentar la cama fuera él, sabía que Morgan no se entretenía con las bailarinas... Las chicas de la compañía habían encontrado una manera de informarla el primer día que llegó.

Morgan era un profesional incansable, exigente, odiaba los retrasos, excusas inútiles y no iba a la cama con sus bailarinas. O con los de cualquier otra persona. Inútil provocarlo.

La cosa había intrigado a Arianna, quien desde el principio había encontrado a Morgan extremadamente apetecible, y lo había hecho aún más intrigante. Una especie de desafío, una fortaleza por asaltar. Pero también tenía sus propias reglas. E ir a la cama con Morgan sin un beneficio concreto violaba la principal. Porque por más divertido, el sexo era una herramienta. Un medio para lograr algo. Eso le había enseñado su madre.

Además, incluso si hubiera decidido probarlo, a juzgar por cómo la había observado molesto y el ceño fruncido casi todo el día, dudaba que fuera a dejarse seducir por ella.

Morgan se puso de pie y caminó hasta el centro de la sala, haciendo señas a los dieciséis bailarines de la compañía de alcanzarlo.

—Si nos hace probar de nuevo esa secuencia de saltos me dará un ataque histérico, — John suspiró, mirando hacia atrás del espejo y levantándose con un movimiento lento.

Arianna dejó caer la toalla al suelo y se acercó a Morgan con los demás.

—Muy bien, muchachos, —atacó cruzando los brazos sobre su pecho, cuando los tuvo a su alrededor—. No fue el mejor de los días. Tenemos mucho que trabajar, también se dan cuenta de ello, ¿verdad?

Hubo cierto murmullo de asentimiento cortés.

Arianna sintió la tela de la accademica fría pegada a la piel. Tenía hambre y muchas ganas de tomar una ducha caliente. Si Morgan les hubiera dejado ir directamente, podía lavarse y descansar por un tiempo antes de atacar el Icing.

—El primero de los espectáculos es en un mes, lo saben, y todavía hay muchas cosas que arreglar. Así que de ahora en adelante vamos a tener que hacer algo extraordinario... —Su mirada seria los tocó uno a uno, como retandolos a argumentar algo. Pero nadie se atrevía a respirar, por supuesto. Todos eran conscientes de que ser parte de NM Company era una oportunidad que no se puede perder, incluso si eso significaba someterse a la voluntad de su coreógrafo dominante. —Arianna, Melanie... —llamó Morgan, buscándolas con la mirada—. Esta noche quiero que se queden a ensayar con Anais. Les doy tiempo para tomar una ducha y comer algo. Digamos que... —Él miró el reloj en su muñeca—. Para las siete y media aquí, ¿de acuerdo?

Una vez más, una pregunta retórica, que fue recibida con alivio evidente a partir de los otros bailarines, pero que dejó petrificada a Arianna. No podía dejar de intentarlo. Si lo hacía habría llegado tarde al Icing.

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♔TAMLY♔.

*Y ahora? que Salvara a Arinna*

Gracias por leer.

Entre las llamas del Pecado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora