XXVIIII. Weakness

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*Debilidad*

Arianna dio un paso atrás.

Nicholas ladeó la cabeza.

—De repente me acordé de que nosotros dos tenemos una cuenta pendiente...

—¿Te refieres a lo de anoche? —Arianna trató de encontrar algo de arrogancia y

reaccionar, a pesar de que no era fácil en esa situación. Prácticamente desnuda y con un gran deseo de sentirlo dentro.

—¿No aprecias mi sentido de la iniciativa?

Nicholas tomó otro paso y se detuvo a escasos centímetros de ella.

—Al principio, me sorprendió... —Levantó una mano y pasó un dedo sobre un hombro desnudo lanzándole una emoción que parecía más un shock—. Y tengo que decir que para recuperar las llaves de las esposas, que dejaste en el baño, tuve que correr el riesgo un par de veces de fracturarme la nariz contra el marco de una puerta o en el suelo... —El dedo subió a lo largo del cuello, a la vena latiendo bajo la piel suave y tersa. 

—Pero en general me gustó mucho.

—Bueno... —logró articular Arianna, que no sabía si sentirse aliviada o amenazada por

esas palabras—.Ahora...

Nicholas fue a acariciar la clavícula y la piel a lo largo del borde de la bata, donde comenzaba la hinchazón del seno.

—Ha sido un día muy duro. —Él siguió su dedo con los ojos, pensativo—. Pensé que lo mejor era terminarlo solo, pero tal vez quedarse encerrado en mi oficina reflexionando no es la solución correcta.

Arianna tragó.

—¿Quieres que me exhiba aquí?

Miró su rostro.

—¿Exhibirte? —Una sonrisa irónica curvó sus labios—. Sí, ciertamente. —Con un brazo agarró su cintura desnuda— .Pero primero quiero vengarme de ti, Sweet Thunder; Después de anoche me siento en deuda.

Arianna contuvo el aliento.

—Cómo...

Nicholas le quitó la bata, y con un movimiento brusco la hizo caer al suelo, luego la apartó con el pie. Corrió las manos por la cintura de Arianna y subió hasta los pechos firmes, envolviéndolos con sus palmas calientes. Arianna los sintió pulsar casi dolorosamente y dejó escapar un suspiro involuntario de placer. Pero él la dejó ir casi de inmediato para agarrar las tiras finas del string, que bajó lentamente e inexorablemente.

Arianna lo dejo hacer. Hacía semanas que fantaseaba con él. Y en los últimos tres días, el deseo de que la tocara se había vuelto casi intolerable. Se había masturbado cada noche para tratar de aliviar la tensión que tenía dentro, pero nunca fue un verdadero éxito. Y el pensamiento de él besándola, tocándola, que la penetraba se había convertido en una especie de obsesión que le quitó lucidez. Necesitaba que esa parte de sus fantasías se realizaran.

Nicholas se arrodilló delante con la mano abierta y le acarició el pelo del pubis. Entonces él la miró de abajo arriba con una ceja levantada.

—Lindo...

Arianna sabía lo que quería decir. Sin que su madre lo supiera, había ido un invierno dos veces por semana a un salón de belleza en Oxford para hacerse una electrocoagulación en el vello de la ingle y darle la forma de un corazón pequeño, la punta terminaba justo sobre el clítoris.

—Pensé que era más original que un tatuaje o una eliminación total del pelo... ¡Oh! —Se interrumpió abruptamente cuando sintió los dedos de Nicholas que dibujaron el contorno del corazón, de arriba hacia abajo, deteniéndose a unos pocos milímetros de su carne ya húmeda—. Nicholas... —dijo con voz entrecortada.

Entre las llamas del Pecado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora