XXX. Nothing will be as before

57 1 0
                                    

*Nada sera como antes*

Nicholas se aflojó la corbata con un movimiento brusco, la pasó por encima de su cabeza y la arrojó a un lado cuando entró en la oscura sala de ensayo. Con paso firme llegó a la ventana y giró sobre sí mismas las persianas. La luz de la lámpara se vertió en la gran sala, iluminándola de un débil color blanquecino.

Cuando entró en la sede de la empresa no había tenido otra cosa en mente que encerrarse en su oficina para desahogarse y encontrar una manera de conseguir el dinero que necesitaba. Luego había visto en el vestuario a Arianna...

¡No, no Arianna!, Se corrigió. ¡Sweet Thunder!

La que había aparecido delante fue la provocadora artista del Icing on the Cake, no su bailarina.

Y en ese momento su único pensamiento fue dar rienda suelta a la frustración sexual que se apoderó de él durante días.

¡Dios, como le había gustaba devorarla! Sentir aquella carne ardiente que se abrió para él y tembló debajo de su lengua.

Con una mano se dirigió al duro y palpitante miembro que hinchó sus pantalones. Esa noche le dio a Sweet Thunder una exhibición diferente. Eso es seguro. 

Y a pesar de que, cuando empezó a lamerla, una molesta vocecita repetía que estaba violando uno de sus principios, no fue difícil ponerle fin de una vez por todas.

No habría hecho el amor con Arianna.

Dio un paso atrás y se quedó mirando su reflejo en el cristal, entre una persiana y otra.

Aquella noche cogió a Sweet Thunder. Le habría pagado por ello. No habría hecho nada más de lo que probablemente hubiera hecho algún otro cliente de ese maldito local.

Se apartó de la ventana y fue en busca de una silla. Tomó aquella apoyada contra la pared junto al estéreo y la llevó al centro de la habitación. Cuando levantó la cabeza, sin embargo, se detuvo en seco.

En el espejo de la puerta se recortó la figura esbelta y sinuosa de Sweet Thunder, los contornos iluminados por la luz artificial del pasillo. Parecía aún desnuda, excepto por el extraño brillo a lo largo del contorno del cuerpo, y le cortó la respiración. Con una pequeña patada a la corbata comenzó a acercarse, balanceándose sobre sus tacones altos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Nicholas vio que llevaba una especie de body compuesto por muchas monedas de plata encadenadas entre sí, que capturaban incluso el más pequeño rayo de luz y reflejaban cada movimiento. La profundidad del corte de la malla dejaba las caderas desnudas, y habría apostado incluso las nalgas. Un pensamiento que fue suficiente para hacerle picar con las ganas de apretar posesivamente aquellas esferas de carne dura.

Dentro de pronto... pensó continuando observándola cada vez más emocionado e impaciente.

El pecho empujó contra las monedas y se podía ver la curva completa entre una malla y la otra. Sobre los hombros, dos pequeños ganchos de plata mantenían cerradas las cadenas que sostenían el traje.

Nicholas sintió la tentación de romper todo lo que tenía encima, pero en vez de eso se limitó a mirarla a los ojos por un momento, luego dejó escapar una sonrisa.

—Vestida así, esta noche significa que tienes que llevarme a la luna, Sweet Thunder... —la desafió metiéndose las manos en los bolsillos con un aire indiferente.

Ella le devolvió la sonrisa.

—Voy a hacer mi mejor esfuerzo.

Arianna alcanzó el estéreo sintiendo sobre sí la mirada de Nicholas. Esa noche no había necesidad de ninguna sorpresa. Habría sido muy diferente. Le había leído sus ojos ansiosos. Y ella no pedía nada mejor. De hecho, no podía esperar a desnudarlo y lamerlo por todas partes. Tomarlo en su boca y succionar con fuerza. Sentir el sabor en su lengua... Sentirlo dentro de ella y llenarla con su sexo duro y excitado.

Cerró los ojos por un momento, casi borracha por esos pensamientos. La espera la estaba convirtiendo en una masa de carne temblorosa y húmeda. Los besos que Nicholas le había dado justo antes la habían sorprendido, luego arrastrada y arrojada a una dimensión de placer vertiginoso. Pero no eran más que un aperitivo. Una entrada. Ahora quería el menú completo.

Insertó en el reproductor del estéreo el CD que tenía en la mano e hizo comenzar la música. Esperó que los potentes altavoces difundieran las notas de Black Velvet y luego empezó a balancear las caderas.

Cuando se volvió, vio a Nicholas de pie donde lo había dejado, con las manos en los bolsillos, la camisa blanca a la espera de ser desatada. 

Ella dio la vuelta y se alejó con un gesto decisivo de la silla.

—Esto no nos ayuda, ¿verdad? —le preguntó inclinando la cabeza hacia un lado—. El show de esta noche cambiará... 

Él asintió, pero permaneció inmóvil.

—Dime lo que quieres... —susurró Arianna, cada vez más cerca.

******************************************************************

  ♔TAMLY♔.  

Entre las llamas del Pecado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora