Capítulo 25

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POV Christopher

31 de diciembre, 2 pm

El 31 de diciembre había llegado y con ello, la despedida del año. Para ello, y, como todos los años, tomaba un poco de mi tiempo y me sentaba a pensar en las cosas buenas y en las cosas malas que habían pasado durante el año que termina.

Este año había sido muy caótico, muy diferente al resto. La locura de Nueva Orleans, algo que me había fascinado grabar, mi relación con Natalia, que era algo que, definitivamente, quería dejar en el olvido. Y, por último, Dulce... ¿Por qué siempre estaba Dulce en todos los fines de año? ¿Por qué siempre me proponía estar bien con ella, ser sincero desde el principio y tomar el valor necesario para estar con ella y después huía como cobarde?

Suspiré. Cuando salí de la última sesión de terapia del año eran casi las 4 pm. Estaba contento por haber podido avanzar en la recuperación y haber dejado atrás la silla de ruedas. Saqué mi celular y escribí un mensaje a Dulce.

"¡Amor! No sabes, tengo grandiosas noticias... ¿Sabes? ¡¡¡POR FIN DEJO LA SILLA DE RUEDAS!!! ¿Lo puedes creer? Ya puedo caminar (no me dejan aun hacer deporte ni correr, ni nada). He avanzado tanto, y me encanta esta sensación. ¡Te Amo!"

Pero jamás lo envié. Las cosas con Dulce estaban mal, obviamente era por mí, por mi miedo a enfrentar todo esto juntos y que a ella le sobrepasase todo esto. Volví a suspirar y miré un mensaje que me sorprendió muchísimo más, así que sin fijarme a quien le enviaba el mensaje de voz, lo grabé y lo envié.

Christopher: -mensaje de voz- "¿Un bebé? Pero ¿Cómo? ¿Cuándo? ¡Esto es una locura! ¡Pero una locura hermosa! De verdad estoy muy feliz por la noticia, es hermosa y vas a traer una nueva vida a este mundo. Prometo tratar de estar ahí para cuando llegue... ¡Quiero ser el primero el cargarlo! Jajajajajaja Ya me vas contando si decidiste el nombre para él, seguro será hermoso. Y obviamente, si necesitas ayuda, ¡me hablas y yo te doy ideas! Te mando mil besos y te me cuidas eh!"

Mandé ese mensaje que, por error, terminó llegándole a Dulce. Guardé la silla de ruedas en el trastero de mi departamento, donde ahora estaba viviendo, pues había decidido dejar la casa de mi madre y darle más espacio a ella, y después me fui a bañar para la cena.

Ese día me iba a cenar con mis amigos, iba a relajarme y a pasarla bien en la última noche del año.

Cuando llegué al lugar de la cena, a las 9:30 pm, me encontré con que Natalia estaba allí también, y es que para el resto del mundo ella y yo estábamos peleados y "nuestros" amigos querían que habláramos y arregláramos las cosas.

Me senté a cenar y ella se sentó a mi lado.

Natalia: Hola Chris –dijo dándome dos besos- ¿Cómo estás? ¿Cómo va tu terapia?

Yo la miré sin ganas de hablar mucho con ella.

Christopher: Hola Natalia –dije fingiendo una sonrisa- Todo bien, la terapia va mejorando.

Natalia: ¡Que buena noticia! –Dijo ella acariciando mi mejilla- No entiendo como Dulce te dejó solo en esto...

Christopher: -apartando el rostro- Dulce no me dejó solo –dije molesto- y por favor si vas a hablar de Dulce prefiero que lo hagas lejos de mí

Natalia: ¿Pelearon? –Dijo con fingido interés-

Christopher: Es algo que a ti no te interesa, así que, si me disculpas, tengo que irme.

Y, sin decir nada más salí de la cena. Subí a mi auto y respiré hondo para relajarme y ordenar mis ideas. Arranqué el auto y sin pensarlo dos veces manejé hacia la casa de los padres de Dulce.

O lo haces tú o lo hago yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora