Capítulo 29

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POV Christopher

Abrí la puerta del dormitorio y la miré.

Christopher: ¿Por qué no dejan de fregarnos? –dije suspirando y dejando que entrara-

Ella pasó su mano por mi cabello y mi rostro, sin decir nada y me abrazó.

Dulce: La neta... No lo sé, pero no quiero que te pongas mal cada vez que suene un celular, quiero disfrutar de ti, de nosotros, de esto que tenemos.
Christopher: yo quiero lo mismo, Ranita, pero nadie nos deja –dije haciendo berrinche-

Ella ser rió y me dio un pequeño beso en los labios cuando su celular volvió a sonar.

Christopher: ¿Quién es esta vez? –Dije separándome de sus labios-

Dulce me dio un leve golpe en el pecho y atendió la llamada.

Dulce: ¿Bueno? –dijo sentándose en la cama- Hola Blanquis, ¿ocurre algo?

Algo en mi se tranquilizó al oír que quien estaba llamando era Blanca, estaba tan cansado de que siempre nos anduvieran interrumpiendo...

Dulce: ¿pero pasó algo? –dijo con la voz preocupada-

Yo miré a Dulce rápidamente y me senté junto a ella acariciando su espalda con suavidad, besando después su mejilla.

Dulce: Si, obvio, hoy mismo nos regresamos... -dijo viéndome a los ojos- ¡No mensa! Estoy con Chris.

Yo la miré sin entender mucho, pero de inmediato me paré de la cama y empecé a preparar el poco equipaje que habíamos llevado. Algo grave tenía que haber pasado para que Dulce decidiera regresar a la ciudad de inmediato.

Dulce dejó su celular sobre la cama y me miró.

Dulce: Mi amor, tenemos que regresar a México –dijo acercándose a mí- Blanca ha pasado hoy por mi depa y lo ha encontrado todo revuelto... Han entrado a robar.
Christopher: ¡¿Qué?! –Dije sorprendido- ¿pero dijo si falta algo?

Dulce negó con la cabeza y yo instintivamente la abracé.

Dulce: Han dejado una carta para mí... -dijo con miedo en su voz-

Yo la abracé más fuerte y más preocupado.

Christopher: Amor, escúchame bien ¿sí? –Dije tomando su rostro en mis manos- No vas a quedarte en ese depa otra vez tu sola.

Ella se aferró a mí con miedo y respiró tranquila.

Dulce: Vamos primero a ver qué es lo que ha pasado, mi amor, por suerte no estaba Rosetta en la casa.

Yo besé su frente y empezamos a empacar todo lo que nos habíamos llevado y nos pusimos en camino a la ciudad de México.

El viaje transcurrió en silencio, Dulce estaba pegada a su celular hablando por mensajes con Blanca y mi mente estaba lejos del auto, buscando alguna idea para saber quien habría sido capaz de entrar al depa de Dulce.

Llegamos a la casa de los papás de Dulce y  su madre, la señora Blanca nos recibió con un gran abrazo.

Blanca: Que bueno que ya estén aquí niños –dijo haciéndonos pasar-

Nada más entrar a la casa Rosetta llegó a recibirnos moviendo su cola feliz, nosotros, como buenos padres nos acercamos a ella y yo me puse a jugar con ella mientras Dulce platicaba con su hermana de lo ocurrido.

Fernando: ¿Qué tal les fue en Cuernavaca? Christopher –dijo el padre de Dulce entrando en la sala-

Al escucharlo, mi cuerpo se tensó, y no es que me asustase el papá de Dulce, sino que me causaba mucho respeto hablar con él.

Christopher: ha sido un fin de año increíble, señor Espinosa –dije yo levantándome de jugar con Rosetta-
Fernando: dime Fernando por favor –se acercó extendiendo su mano- ¿Y cómo sigues del accidente? La noche del 24 te vi muy mal.
Christopher: Estoy mejor, gracias, realmente la terapia está ayudando mucho.
Fernando: Dulce estaba bien preocupada por ti –dijo y me sonrió- Cuídame mucho a mi pequeña y no la lastimes.

Yo tragué duro, me daba miedo que pudiera pasar algo que hiciera enojar al papá de Dulce. Ella era su hija más pequeña y como me acababa de decir, su niña.

Christopher: Descuide que no le haré daño –dije intentando sonar convencido-

Él sonrió y acarició a Rosetta que se acercó rápido a su "abuelo". Dulce salió de la cocina pálida y parecía angustiada.

Me acerqué rápido a ella y la abracé.

Christopher: Amor –dije en un susurro- ¿Estás bien?

Ella negó con la cabeza apartándose de mí.

Dulce: Vete Chris –dijo bajando el rostro-

POV Dulce

Llegamos a la casa y Rosetta llegó a recibirnos feliz de que al fin estuviéramos un rato con ella. Yo caminé a la cocina con mi hermana Blanca en lo que Christopher jugaba y saludaba a Rosetta.

Dulce: ¿Qué ha pasado con mi depa? –Dije sin rodeos-
Blanca: No se si sea conveniente contarte aquí, pero te estaban buscando a ti, Dulcesita –dijo Blanca acercándose a mí y entregándome una nota-

Tomé la nota entre mis manos y la leí quedándome pálida. Sabía perfecto de quién era esa nota y lo que quería. Respiré profundo y salí a la sala donde estaban Chris y mi papá hablando. Miré a Chris y tomé valor, sabía que estaba pálida y asustada pero antes de darme cuenta Chris se acercó rápido a mí.

Christopher: Amor ¿estás bien? –Dijo en un susurro-

Yo no tenía fuerzas para decirle nada, no tenía fuerzas para decirle que estaba pasando, sólo me aferré a él.

Dulce: Vete, Chris –dije casi temblando-

El me soltó despacio, no entendía nada, no sabía que estaba pasando por mi cabeza, sólo me miró un momento a los ojos, buscando algún tipo de explicación, una explicación que no podía darle.

Salió de la casa despidiéndose con la mano de Blanca, mi hermana. Yo me senté en el mueble viendo como Rosetta me miraba sentada frente a mí.

Blanca: Dulcesita –dijo sentándose a mi lado- ¿Está todo bien?
Dulce: No –dije en voz baja- está todo mal, Blanca... Cuando todo con Chris está perfecto alguien tiene que llegar a arruinarlo. ¡No es justo!

Subí a mi dormitorio y me acosté en mi cama mirando la pulsera que un día antes me había regalado Chris, la besé y me la quité guardándola en una cajita. Tomé mi celular y busqué el número de Chris para marcarle, pero no me daba señal, busqué su conversación en el whatsapp y no estaba en línea.

Suspiré ¿qué iba a esperar? Lo acababa de correr de mi casa sin motivos, era obvio que estaba enojado y no podía culparlo. Dejé que pasaran unos días y lo fui a ver a su departamento. No lo encontré ahí, fui a buscarlo a casa de su mamá y tampoco estaba.
Me senté en mi auto y traté de marcarle, pero su celular seguía estando sin conexión. ¿Qué rayos le estaba pasando? Dejé de insistir y buscarlo, quizá cuando él considerara  que fuera el momento me vendría a ver, pero no pasaba.

Le pedí a Blanca que lo intentara comunicar pero tampoco hubo manera de localizar a Chris.

El tiempo seguía pasando y, sin darme cuenta, había pasando un mes sin saber nada de él.
Esa mañana fui a la cocina dónde mi madre estaba preparando el desayuno y me senté.

Blanca: Buen día mi amor –dijo acercándose y dándome un beso en la mejilla-
Dulce: Buen día ma –dije intentando sonreír-
Blanca: ¿Sigues angustiada? –Dijo alcanzándome una taza de café-
Dulce: Un poco ma, sigo sin poder contactar a Chris –dije apartando la taza de café-
Blanca: ¿Has intentado verlo en su depa o en casa de Alexandra?
Dulce: Si, pero no está –suspiré- se lo tragó la tierra

Mi madre me miró y trató de seguir animándome, pero nada funcionaba.

Estaba perdida en mi mente cuando mi celular empezó a vibrar. Lo tomé entre mis manos y lo miré. Me habían metido en un nuevo grupo de whatsapp.

Grupo: Cena de RBD

Tragué duro, se me había olvidado que Annie quería reunirnos para cenar y celebrar su próxima boda.

Annie: ¡Buenos días alegría! ¿Cómo les trata la vida?
Christian: No tan bien como a ti, casi primera dama!
Annie: Jaaaaaaaaa ¡chistoso! ¡Hay que preparar una cena! Una reunión de amigos, nada de cámaras, solo nosotros, como en los viejos tiempos.
Poncho: Me van a tener que disculpar, pero estoy saliendo del país por trabajo...
Maite: ¡Tan ocupado como siempre! Ponchito.
Yo: ¡Pueden contar conmigo!
Annie: ¡Roja! Gracias al cielo que alguien confirma
Annie: Por cierto, ¿en dónde está el bebé ratón? No me aparece en contactos, no atiende mis llamadas... ¿Está bien de su accidente?

Nadie respondió a ese mensaje. Christopher estaba en el grupo pero no contestaba y no leía las cosas, realmente me estaba empezando a angustiar no saber nada de él.

O lo haces tú o lo hago yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora