4. En todo sin ser nada

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Capítulo 04: En todo sin ser nada.

Dejo de prestarle a atención a mi sobrina alborotadora.

Mi Infierno está aquí.

Aunque, técnicamente, es el infierno de otro, a menos de que este juzgando mal la mano posesiva del sujeto en la cintura de René.

¿Quién mierdas es ese hombre en la vida de René?

No me agrada desde ya.

No me importa, después de tanto tiempo la estoy mirando a ella.

Estoy mirando su estrecha espalda. Sigue manteniendo sus curvas sutiles. El vestido blanco entallado le hace mucho favor para resaltar todos sus atributos traseros. Por supuesto que no ha cambiado su estatura de enana, pero ahora lo disimula con unos zapatos de plataforma rojos. Su cabello rubio ahora es más largo y le llega un poco más debajo de su cintura, también le brilla y es todo liso. Mis manos quieren tocarle todos esos pequeños detalles en los que ella ha cambiado desde que me he marchado.

No sé cómo me siento al respecto de que el hombre que la acompaña se acerca mucho a ella para susurrarle en el oído. Renata se encorva y niega con la cabeza. De algo estoy seguro, este idiota no me agrada para ella de la misma maldita manera de que yo no encajo con ella.

El tipo es todo cuerpo trabajado y estoy seguro que le encanta pasar horas en el gimnasio. No lo juzgo por eso, yo también le he encontrado un gusto por ejercitarme, lo que me revienta es que Renata es toda dulce y delicada a comparación de este monstruo corpulento. Físicamente no encajan.

Tengo que aclararme en la cabeza que lo que siento por mi Infierno es algo meramente inocente, algo así como un hermano queriendo a una hermana. Podríamos ser hermanos de aventuras que se separaron en el camino. Eso es. No son celos, es el escudo protector que se activa para proteger a mi hermana. Mi segunda hermana.

La hermana que cambio mis preferencias para ser único, exclusivo de René, de nadie más. La hermana a la que bese varias veces y lo disfrute...

Pero mis pensamientos no tienen que ir hacía ese lugar, hace tiempo caí en el régimen de Anti-René.

Tiffany, mi hermosa y dulce sobrina, brinca por todos lados. Y luego dice algo que me enternece y me pega duro. —¡Tía, tía, tía! ¡Es mi tío Justin, es mi tío Justin! ¡Llego por fin!

Le llama tía a la que algún día considere que podría ser mía.

Sofoco la respiración en el momento que ella se vuelve y nuestros ojos se funden para crear una conexión de miradas. Prodigioso color verde que hace flexionar rodillas y delatar suspiros. Su rostro está más delgado y sus pómulos se ven más marcados, perdió unos cuantos kilos en este tiempo pasado, y no es que lo necesitara, seguramente dejó de comer o puede ser la madurez.

Parpadea pesadamente. Su sonrojo está en sus mejillas. Es adorable. Justo como recordaba que se ponía cuando me concentraba sólo en ella.

De verdad que sí, nunca antes me intereso reconocer cuán hermosa puede ser una mujer. Pero Reneta es hermosa, preciosa, guapa, bonita y sexy. Lo tiene todo. O quizá ella sea fea, quién sabe, ¿cómo puede saber un homosexual, al que le da cierto asco las mujeres, si ella es bonita sí nunca miró a nadie más? Mi Infierno es a la única que noto.

Mi primera. Mi única. Mi última.

Me relamo los labios. Esa acción hace que ella me preste más atención. Me gusta su atención, me gusta más ahora porque casi olvidaba lo bien que se sentía tenerla babeando por mí.

Walking on the mark » Justin Bieber (#2 TPLIM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora