Leonardo era de esas personas que tenia un temperamento especial, una paciencia única y con una forma de demostrar cariño rara pero aun así me tenia totalmente enamorada como nadie. Siempre le decía que nuestra relación era un bendición, teníamos caracteres muy opuestos.
Él seguro en cada paso que daba.
Yo insegura en las decisiones que tomaba.
Él serio.
Yo le encontraba lo chistoso en cada palabra.
Él tan antipático.
Yo abierta para conocer nuevos horizontes.
Si bien eramos distintos nos amábamos de una manera impresionante, con locura y pasión. Nuestro comienzo fue gracias al amor de nuestras vida, ese amor que no se mancha ni se quiebra por nada, el amor a un club, el amor a la misma camiseta: la de River Plate.
Tenia 22 años y jugaba al voley en el club, mi posición era de punta; de vez en cuando me armaban una buena pelota y si tenia la posibilidad de rematar lo hacia, pero la mayoría del tiempo me la pasaba en el banco. No sabia bien porque, jugaba bien cuando teníamos la pelota pero siempre la que brillaba era Micaela, quien era la actual novia de Leonardo. Bronca no le tenia, era nuestro trabajo y nuestra manera de sobrevivir.
Yo conocía a Ponzio desde hace años, varias veces nos pasábamos días y días hablando, sentía mas que admiración por él; me gustaba y no sabia como negarlo. Antes de que Micaela apareciera en nuestras vidas nosotros estuvimos a punto de salir.
En una ocasión vinieron de la selección para vernos jugar y descubrir a una nueva jugadora, en ese partido yo no jugué, cosas del destino. Como era de esperarse terminaron eligiendo a Micaela.
Ahí si tuve bronca, porque yo debía entrar en el 3 tiempo pero ella hablo con el entrenador para que no jugara y como ella era la mimada del club le hicieron caso.
Estuve 3 años mas jugando con el equipo, a Micaela la contrataron para ir a jugar en Brasil y dejo todo acá, hasta el novio que tanto decía amar. Por supuesto que Leonardo no se quedo atrás, el Zaragoza de España puso sus ojos en él y al poco tiempo ya vestía otra camiseta.
Estaba triste porque él se iba, estaba triste porque no volví hablar con él, estaba destruida porque a pesar de ser buena jugadora y persona nadie se daba cuenta que existía. No bajaría los brazos, seguiría intentando.
Pero no siempre la vida te da la espalda, a veces te sorprende de la manera mas indiscutible.
-¿Señorita Ludmila Correa? - pregunto un hombre canoso de unos 45 años.
-Si, soy yo - dije atando mis zapatillas. La verdad que hoy jugué un gran partido, me rompí las manos, literalmente.
-Lamento presentarme tan tarde, es que me dieron una información errónea sobre usted - me miro sorprendido.
-No estoy entendiendo -
-No me haga caso - respiro - Mi nombre es Federico Rodriguez, represento al Club de Voley de Zaragoza - Me estrecho la mano - Te vengo siguiendo desde hace varios meses y decidí venir yo mismo para constatar el gran talento que tenes ¿Podemos hablar en otro lado? -pregunto algo incomodo.
-Claro que si - lo guié hasta la salida.
Federico me propuso ir a jugar una temporada a España y si no me sentí cómoda volvería aquí. Pero yo sabia muy bien que no desaprovecharía esa oportunidad y lucharía pasa ser titular.
La vida tuvo muchas vueltas y una de ellas se llamo Leonardo Ponzio.
Llevaba viviendo 2 semanas en España cuando por arte de magia apareció, mi primera impresión fue salir corriendo de allí pero su brazo me lo impidió.
-¿Ludmila? - pregunto aquel chico que ahora se veía mucho mas lindo.
-¡Hola! - trate de esconder mi nerviosismo, porque eso era lo que provocaba él en mi.
-¿Que haces acá? - volvió a preguntar.
-Juego en el equipo de voley- respondí con orgullosa.
-No sabia que estas aquí, realmente me alegro volver a verte - Sentí como me derretía como un helado cuando hace muchísimo calor
Aproximadamente 2 meses después ya no sabia como escaparle al asunto, estaba total y completamente enamorada de Leonardo. Él parecía no quedarse atrás, era muy atento conmigo pero a la vez serio, muchas veces tuvimos que dar explicaciones a la prensa porque salían cada foto de nosotros juntos.
Pero el día mas lindo de mi vida llego y una noche mientras hacíamos maratón de películas con Leo me propuso ser su novia, dude unos minutos para ver su cara de sufrimiento pero termine accediendo. ¿Como negarse a algo que estaba esperando hace muchos años?
Mi carrera iba de maravilla, a Ponzio le iba de igual de bien que a mi y ya vivíamos juntos. Al principio fue difícil la convivencia porque al tener caracteres distintos cuando tratábamos de hablar enserio yo me reía, pero no para hacerle la contra sino porque no entendía que hacia yo con él. Era un sueño del cual no caía todavía.
1 año después de que nos pusiéramos de novios vino un cambio rotundo que nos complico la vida a ambos.
Su vuelta a Argentina.
Lo mas difícil fue separarnos, no podía dejar mi carrera porque acababa de firmar una temporada mas con Zaragoza, él volvía para jugar en River Plate.
Hablábamos cuando podíamos, los horarios nos mataban y nunca concordábamos con los tiempos, era como si la vida se hubiera puesto en contra de que nuestro amor no se llevara a cabo.
Lo poco que sabia de Leo no me alcanzaba, yo quería luchar por este amor. Una vez por todas me decidí para volver a mi país natal y poder visitarlo.
Varias sorpresas me lleve al bajar del avión, él me esperaba con los brazos abierto y con un ramo de flores. Lo primero que hice al llegar a su lado fue abrazarlo y luego perderme en sus labios.
Lo amaba mas que a nadie.
- Me alegra que hayas venido - susurro al separarse de mis labios - Ya te extrañaba -
-Yo también lo hacia amor y mucho - arrugue mi nariz y lo bese cortamente.
-No aguanto mas - dijo, yo lo mire sin entender. Mi cara cambio al ver que sacaba una caja roja de su bolsillo - No me importa que estemos en un aeropuerto y que tenga a miles de personas mirándome, grabándome o lo que sea - se arrodillo y abrió la caja que tenia en sus manos, un lindo anillo se asomo, mis lagrimas comenzaron a nublar mi vista - Desde el momento que te conocí supe que eras la mujer de mi vida - tomo aire - Ludmila Abigail Correa ¿Aceptarías casarte conmigo? -
Había visto miles propuestas de matrimonio pero sin duda esta era la mas linda.
-Claro que si - sonrei, él me puso el anillo y me beso.
Se escucharon aplausos y un ¡Felicidades!
Entonces me di cuenta que mi vida no podía ser mejor, encontré a la mejor persona del mundo que dentro de poco tiempo seria mi marido. Aunque seamos totalmente opuestos dejamos nuestras diferencias y decidimos jugarnos por el amor que sentíamos el uno por el otro.
Hace 5 años que estoy casada y no me arrepiento de nada de lo que paso, lo único que me importa es que lo encontré a él, a Leonardo Ponzio.
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One Shots de Fútbol ♥
FanfictionLa manera mas linda de demostrar mi amor por ciertos jugadores de fútbol y una institución.