Vale Ángel, tranquilízate, respira hondo y avanza detrás de Diego mirando al frente ignorándola completamente, no la mires, no la mires, no la mir... mierda Ángel, la has mirado.
Ella también estaba observándome, pero desde luego ni por asomo intentaba ocultarse, su mirada era tan fija que hasta asustaba. Sonrió de oreja a oreja maliciosamente y apartó la mirada. ¿Qué diablos significaba eso?
Intenté relajarme y proseguí siguiendo a Diego que, desgraciadamente, también la había visto. Me miró de soslayo y sonrió de oreja a oreja, mierda, no me gustaba esa sonrisa, algo tramaba.
De repente cambió su dirección y comenzó a caminar directo a los dos sitios vacíos que se encontraban en la misma mesa en la que estaba ella.
—No, no, no y no —susurré agarrando su mochila para que frenara—. No pienso sentarme en la misma mesa que ella, ni lo sueñes.
—Tarde —contestó encogiendo los hombros mientras sonreía—, ahora mismo son los dos únicos huecos seguidos que hay, observa a tu alrededor.
Y eso hice. Los dos sitios a los que nos dirigíamos en un principio estaban siendo ocupados por una pareja un tanto pegajosa, y el resto de huecos eran individuales. Maldita sea, tenía razón, si queríamos sentarnos juntos iba a tener que ser ahí, pero me negaba completamente. En realidad, ni si quiera sabía cómo mirarla a la cara sin recordar lo de anoche, y no quería ponerme cachondo en medio de la biblioteca delante de ella precisamente.
—Pues lo siento, pero vas a tener que sentarte tú solito con "Miss Tetas 2016", porque yo me voy a ese sitio de ahí —contesté señalando uno de los huecos individuales que había un par de mesas más allá.
—¿En serio tío? —preguntó Diego frunciendo el ceño—. No puedes hacerme esto capullo.
—Ya lo estoy haciendo —asentí mientras me dirigía ya al hueco libre que había señalado.
—¿Pero cómo puedes ser tan inmaduro? —preguntó frunciendo el ceño, ¿inmaduro yo?—. Ya pedirás, ya... Cuando necesites algo, ¿sabes quién te va a ayudar? ¿Lo sabes? —Frené para seguir escuchándole, si me alejaba más iba a dejar de oírle en breves, ya que estaba hablando bajo.
—La pregunta de verdad es... ¿Cuándo te he pedido ayuda yo a ti? —respondí sonriendo orgulloso.
Diego entornó los ojos y sacó su dedo medio mandándome a la mierda. Sí, creo que en el instituto éramos más maduros.
Fui a sentarme por fin y él tomó asiento justo en frente de ella, en la misma mesa. Maldita sea, yo había venido a ayudar a mi amigo, no a sentarme en la otra punta de la biblioteca sin nada que hacer. Otra tarde de mis vacaciones desperdiciada por culpa de esa niña malcriada. O... ¿Quizás era mi culpa por darle tanta importancia? Sea como sea, saqué mi móvil y comencé a mirar redes sociales.
Mientras ojeaba la pantalla no podía parar de mirar de reojo a esa maldita mesa. Diego estaba intentando estudiar, pero su cara de atontado mientras miraba sus apuntes decía claramente que no se estaba enterando de nada. Ella estaba de nuevo con sus auriculares moviendo la cabeza al ritmo de la música, sin ni si quiera un folio delante de ella. ¿Para qué diablos venía aquí?
Entonces pensé en lo que estaba haciendo yo. Tampoco tenía nada sobre la mesa y lo único que hacía era mirar el móvil y... a ella. No eres un buen ejemplo Ángel, mejor cállate.
Estaba atento a cada movimiento en aquella mesa, siempre intentando disimular claro, era un perfecto espía. Cada dos por tres la mirada de Diego se posaba sobre las tetas de ella, por mucho que llevara un jersey que la tapaba completamente todo seguían intuyéndose demasiado, jo-der.
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El día que estudié. © [PAUSADA]
Romansa[Romance, Novela Juvenil, humor] Denle una oportunidad ♥ Ángel está cursando segundo de carrera. Durante la época de exámenes de la Universidad él no muestra estrés alguno, no necesita estudiar demasiado para sacar unas notas medianamente de...