Prólogo
Harry James Potter nació en San Mungo el 31 de julio de 1980 bajo la ansiosa mirada de James Potter y el dolor de su madre. Era un niño sano aunque pequeño, con la naricita de Lily y el cabello enmarañado de James, cuando abrió los ojos Dorea Potter gruño enojada, porque eran verdes, como aquella hija de muggles con la que se había casado su hijo en cambio su esposo Charlus sonrió feliz, inocente del profundo desprecio que aquejaba a su esposa por la sangre mestiza en su nieto.
—Es precioso— había sonreído Charlus, sus ojos estaba llenos de lagrimas, aquellas de un abuelo enternecido. Lily Potter jadeaba cansada en su cama de hospital, la enfermera la entregaba al nuevo Potter entre sus manos.
—Es muy pequeño —advirtió la bruja enfermera—Las debidas pociones ya se le han suministrado, aun no hacemos el hechizo de prevención pero los sanadores dicen que es un niño sano, su pequeño tamaño debe ser natural en él.
—Mi abuela era muy baja de estatura— Lily rio, con risa seca y cálida, extendió sus brazos menudos en busca de el pequeño bulto que era su bebé. Dorea se acerco a ella y tomo al bebé antes que Lily, con su varita y rostro adusto reviso al bebé.
— ¿Qué hace?—inquirió Lily a James, este sonrió divertido.
—Una costumbre antigua de los Black— negó el con la cabeza, mientras tanto la enfermera se marchaba—Verifica si es un...
—hominem gignere (1*) —interrumpió una voz alegre—Tonterías—bramo, burlándose. En el quicio de la puerta, con los brazos cruzados y una sonrisa gallarda estaba Sirius Black, ropa muggle, y el cabello largo desarreglado. Dorea bufo, aun con la varita en el aire. Sirius era un dolor de cabeza en la familia, ni pensar que él era el que heredaría toda la fortuna Black.
—Subestimar la sabiduría de nuestros antepasados no es...
—Si Bla, bla, bla. Te oyes igual que mi madre, Tía vamos ¡Es un Potter!—bramo, risueño, alzo al niño en los aires tomándolo de los brazos de una indignada Dorea, ella intento recuperar al bebé pero Sirius fue lo suficientemente inteligente como para girarse—Y un Potter que es mi ahijado, ¡Va a ser un galán! Ningún hombre le va a mirar. Nunca será un Gignere, es mas ¡Todos le tendrán envidia!
—Oh, Sirius, ten más cuidado. Es apenas un recién nacido—exclamo Lily, preocupada. Sus brazos se movían en la dirección en la que iba el Black como si con ello, ella pudiera garantizar la seguridad de su pequeño desde su angosta cama de hospital. En silencio Remus Lupin llego a la estancia, saludo a Charlus y mando un asentimiento amable hacia una enfada Dorea sentada en una silla frente a Lily con un vestido azul cobalto y la expresión más enfadada que había visto en su fino rostro.
—Tranquila querida—guiño Sirius hacia Lily, sus ojos grises brillando picaros. James lo saludo con una sonrisa, el espontaneo Sirius soltó una carcajada como de perro y meció al niño entre sus brazos con delicadeza.
Regulus Black entro, con pasos ligeros y sus buenos modales, junto a Walburga y Orion, tras ellos toda la horda Black hizo su aparición. Fue una suerte que hubiera suficiente oxigeno en la habitación para tantas personas, si no, hubieran muerto todos asfixiados. Aunque había cierta reticencia en cuanto a Lily y su sangre muggle, los Black se mantenía cordiales ante los Potter y más que todo ignoraban a Lily. Todos mantuvieron a Harry en brazos por unos minutos, solo porque en su sangre corría ascendencia Black.
Lily no pudo cargar a su hijo en brazos hasta que todos se hubieran ido. Incluso Dorea, que nunca revelo los resultados de su exhaustiva búsqueda con su varita que aplico en Harry; aun así se había ido con una mueca complacida cuando al fin pudo terminar la revisión, a James nunca le gusto esa mueca que hacia su madre, pues generalmente significa malas noticias para él. También Charlus se fue, se había marchado con una sonrisa amble y un beso en la frente para Lily, una pequeña caricia en la naricita para Harry y un abrazo para James.
—Deberíamos hacer los exámenes—murmuro Lily casi dormida, cuando estaba a punto de caer sobre las almohadas. Peter, que había llegado tarde, -como siempre- había alzado la mirada de Harry al cual le había estado haciendo muecas, aunque el pequeño apenas si lo notaba. Remus y Sirius se habían marchado después de decir que volverían a la mañana siguiente cuando dieran de alta a Lily y Harry. Peter se había quedado, para tener un tiempo a solas con el nuevo y pequeño Potter.
— ¿Que exámenes, Lily?—murmuro James, estaba sentado junto a ella, con sus manos entrelazadas y a punto de caer dormido.
—Los de Gignere—musito ella—Deberíamos hacérselos. En los Black ha habido muchos.
—Harry no será un portante del gen, Lily—le musito James—Sucede muy pocas veces, el estará bien. Sera un hombre Potter, ¿recuerdas? Es ahijado de Sirius Black, no podrá ser un Gignere.
Lily apretó los labios y luego suspiro, abatida—Tu madre es una bruja—susurro— En el sentido muggle—le dijo, su dedo balaceándose en el aire de forma perezosa, Lily a veces bromeaba sobre ello. Dorea era dura con Lily por ser muggle, pero a veces habían tenido sus momentos de suegra y nuera.
—Una completa Bruja—le apoyo James, riendo.
-AprenderAVivir-
Draco Lucius Malfoy, nació un 5 de junio, el mismo año, con buen peso y tamaño. Los mismos rasgos que su padre y la altivez de su madre que se presentaba aun siendo un bebé de dos meses de edad. Había sido el heredero esperado por la familia, los Black habían estado complacidos de su llegada y había echo una cena para celebrar su nacimiento, Draco era un completo sangre pura. Sus padres estaban orgullosos y seria obvio que el niño seria mimado tanto como un príncipe, un príncipe arrogante que, tal como sus padres, daría una estirpe de sangre pura.
Narcissa era la madre, ojos azules y rasgos elegantes, una Black desde el vientre de su madre y tan hermosa como la flor que ostentaba su nombre y también la constelación. Ella recogió las cartas de la lechuza y abrió con parsimonia la carta de San Mungo bajo la atenta mirada de Lucius, su esposo. Estaban en la mesa, Draco dormido en las habitaciones del segundo piso bajo las atentas atenciones de los elfos domésticos.
La carta era una prueba para saber si Draco era el portador de gen Gignere en la sangre. Lucius era un hombre preventivo. Narcissa lanzo un suspiro aliviado cuando leyó la prueba.
—Negativo—dijo ella, con expresión petulante y una mano en su pecho. Lucius, sin añadir una palabra, volvió a su comida. Ella solo sonrió, los Gignere eran considerados por los magos nada más que otra mujer, le alegraba que su hijo no fuese uno, porque siguiendo las doctrinas sangre puras este hubiera tenido que casarse a temprana edad. En cambio, siendo completamente hombre, tendría las libertades de las que solo un hombre con dinero y arrogancia podría disfrutar.
Narcissa sin duda amaba a su pequeño, el tenia el cabello rubio y un genio de los mil demonios que solo se calmaba cumpliéndole los caprichos que exigía en sus pataletas de bebé berrinchudo. Era un niño sano y fuerte, con un potencial mágico que sus padres veían formar poco a poco frente a sus ojos. Narcissa y Lucius estaban orgullosos de su hijo, y estaba claro, porque Narcissa no desaprovechaba la oportunidad para hablar de su "Perfecto Dragon" o Lucius dejar pasar un solo avance en la vida infantil de Draco sin estar el presente.
Por el contrario Harry Potter había sido un bebé algo enfermizo, con la dudosa facultad de acarrear resfriadas a cada momento y no querer comer lo que se le diera. Harry era pequeño, con las mejillas rojas y los ojos verdes llorosos, como si siempre pidiera que fuera cargado por Lily. Para su suerte, James sabía tocar la guitarra, y en los días soleados en los que la cansada Lily dormía exhausta y trasnochada, James se sentaba junto a la cuna y tocaba melodías suaves. Solo entonces Harry James Potter dejaba cerrar los ojos y dormía, con su pequeño cuerpecito anidado entre las mantas cálidas de esa casa en Godric Hollow.
-AprenderAVivir-
Poco o nada sabían esto bebés que su vida seria juntos, que Harry odiaría tanto a Draco por su arrogancia que solo lograría acércalos mas. Y que el secreto que la sonriente Dorea Potter se llevo en su varita seria en definitiva un gran historia por contar.
Porque tal vez en este mundo, ellos aprendieran a vivir
-
(1*) Hominem: Hombre. Gignere: Generar. Junto significa, hombre que engendra.
ESTÁS LEYENDO
Aprender a vivir
FanficEn un mundo donde Voldemort nunca existió, donde Harry fue feliz con sus padres y los prejuicios de la sangre limpia son lo más importante en la sociedad. Es allí donde Harry conoce a Draco Malfoy, un chiquillo egocéntrico con el cual comienzan una...