Capitulo 1

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Siempre supe, desde muy pequeña, que no tendría una vida normal.
Los cuentos de hadas no existían para mí o al menos eso pensaba.

Tengo 17 años
Nací el 25 de enero del 1999
Tengo 4 hermanos, solo que dos de ellos no los he vuelto a ver.

Cuando mi madre resultó embarazada, por segunda vez,  dijeron que al parecer eran 3 niños.

Y que mentira más grandota.

Marco Muller, mi padre, es un empresario reconocido, soltero e increíblemente atractivo.

Hace un tiempo hubo una serie de problemas que nos hicieron dejar el instituto y prepararnos para irnos.

Hoy es un día importante, empezamos una nueva vida en  un nuevo país.
Mi mirada viaja hacia la ventana del avión en la que mi familia y yo nos encontramos

Alexander, Andrew, mi padre y yo.

¿Mi madre? Simplemente no lo sé.

Mis hermanos peleaban por alguna cosa en la tablet, mi padre los miraba con el ceño fruncido mientras sus manos apretaban su portátil.

-Padre ya estamos cerca? - Le pregunté, el volteo a verme y asintió.

Son las 9 de la mañana hemos viajado casi 10 horas contando el avión y yo estoy cansada. Suspirando llevo una mano bajo mi barbilla.

Pienso en la vida que nos espera, pienso en lo nuevo que será todo y lo abrumada que me sentiré.
Luego de varias horas nuestro avión aterrizo. Mi padre miró por la ventana y suspiró cansado. Alexander siguió su mirada y una sonrisa arrogante apareció en su rostro

—Tenemos publico—Comentó Andrew alzando ambas cejas y silbando.

—Ustedes tienen algo que simplemente los hacen ver como famosos.— Mi padre bufo, Alexander solto una carcajada.

— Vámonos — Mi padre se levantó — Los guardaespaldas nos ayudarán —Caminó hacia la salida, los empleados se hacían un lado y le daban una pequeña reverencia. Rodé los ojos.

La gente era tan estúpida.
 No éramos de la realeza para que hicieran aquello.

Primero salió mi padre, le siguió Andrew y Alex, de último salí yo.
Me describían por ser una persona seria, intimidante y arrogante, colocándome mis lentes negros pase la puerta del avión, enseguida los flashes de las cámaras lastimaron mis ojos.

Baje las escaleras con la cabeza en alto, agradeciendo que nos escoltaran deprisa hacia nuestros autos. La gente gritaba e intentaba tocarnos. Antes de subir al auto alce mi mano en modo de despedida.

-En media hora estaremos en nuestra casa- Comunicó mi padre mirando su celular, viajábamos en una camioneta negra blindada. Me acomode en mi asiento mientras suspiraba.

Dos de nuestros guardaespaldas se subieron al auto de enfrente y otros dos al auto de atrás.
Cuando llegamos a la ciudad era todo hermoso. Los edificios eran tan modernos y a la vez antiguos, era una maravilla. El sol estaba en todo su esplendor por lo cual hacía un poco de calor.

—Entonces mañana empezaremos el instituto — Alexander miro a mi padre el cual se encontraba a mi lado.

— Por supuesto,  me he comunicado con Angélica, ella los recibirá — Nos sonrió
Andrew se río.

— ¿Iras con nosotros papá?— Andrew lo miro burlón. Papa rodó los ojos.

—Angélica es la novia de papá es obvio que querra verla— Los mire sería. Ellos bufaron.

Papá me sonrió y yo le guiñe un ojo.

Media hora después alcance a ver la enorme mansión en la que acabamos de llegar.

Era enorme, tenía unas rejas negras que daban paso a dos carreteras y formaban un círculo, en medio una enorme fuente, la casa era de color marfil y tenía unos balcones hermosos.

Papá salio primero y paso por la puerta la cual ya era abierta por unos de los sirvientes.

Cada uno salió y miro todo con atención. Era la primera vez que veíamos todo, mi padre conocía estos lugares ya que su novia se encontraba aquí, la cual era directora de un instituto nuestro.

Cuando entre a la casa me maraville por todo, mi padre saludo a todos y escuchó  los inconvenientes que hubo en el lugar.

— Ellos son mis hijos, cada uno necesitará ayuda, por favor consigan dos chicos y un chica para servirles— El personal asintió y se fue, el nos miro— Descansen, mañana será un largo día, nos vemos en la cena, tengo unos asuntos que atender en la empresa, enseguida Alfred les mostrará sus cuartos — A cada unos nos dio un beso en la frente y salió escuchando las quejas de mis hermanos.

Dos chicos flacos y altos salieron de una puerta que creo imaginarme es la cocina, junto a una chica más baja y flaca que yo.

— Señorita Muller por aquí,  por favor,  le mostraré su cuarto.

Asentí y la seguí, subimos las escaleras de forma de caracol, al llegar al siguiente piso, la chica camino del lado derecho, mire de reojo a los chicos yéndose por el izquierdo. Nos detuvimos a una puerta negra con mi nombre en color oro.

Lo maravilloso de ser millonaria es que puedes tener todo lo que quieras, aún que claro, hay muchas cosas que no se compran con ello.

—Retirate— La chica asintió, bajo la mirada y salió de mi habitación.

Suspiré pasando una mano por mi rostro.

Odiaba con toda mi alma la soledad pero en este momento era lo único que quería.
Cambiarme de casa era lo último que quería pero los problemas me seguían.

Ya no sabía cómo esconder lo que tanto me dolía, a mi familia. Se me estaba acabando el tiempo y tenía que hacer lo que sea para evitarlo.

En algún momento la verdad explotaria y todos me odiarian.

El Secreto De Alicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora