Miranda

Epilogo

Las personas creen en un infierno porque creen en un cielo, creen que todo tiene un opuesto

Si amas, odias

Si ríes, lloras

Si vives, mueres

También creen que si eres bueno iras al cielo y si eres malo iras al infierno. Yo morí, mi cuerpo esta en el cementerio Metropolitano de Detroit y mi alma esta en mi casa, no estoy ni en el cielo ni el infierno. Las personas mueren todo el tiempo, todos los días y a todas horas, pero, algunos ya han vivido lo suficientes, otros, como yo, tenemos asuntos pendientes y personas a quien cuidar. 

Mi madre, mi dulce madre sufrió tanto, lloraba todos los días, en esa casa tan vacía pero tan llena de recuerdos, hace un año mi tía se vino a vivir con ella y la he notado un poquito mas alegre, pero aun asi, duerme todas las noches abrazando mi foto. Yo todavía iba a mi casa, y veía a mi madre, iba a mi habitación y veía todas mis cosas, acomodadas como la ultima vez que estuve ahí. 

Y Miranda, oh mi hermosa Miranda, ella no volvió a ser la misma, ya no era alegre ni alocada, era solo una chica mas, y todos en la preparatoria sentían lastima de ella <<Oh, pobre chica que perdió a su novio>> No saben la historia, como se atreven a tenerle lastima, ella merece que la amen, no que le tengan lastima; A veces en las noche cuando duerme estoy con ella, y acaricio su mejilla, se que ella lo siente pues se mueve y una lagrima sale de su ojo cerrado; A veces, cuando voy con ella, veo a esa chica de vestido blanco de flores manchadas caminando a su lado, siempre hablando y diciéndole que por su culpa yo había muerto, no era culpa de Miranda, era culpa de Maddison, y Maddison nunca estuvo en su cabeza, siempre estuvo a su lado, la seguía, como yo

Oh, ¿Cuantos fantasmas pueden atormentar a una pobre chica?

Ella no volvio a hablar desde mi funeral, desde hace dos años Miranda no ha dicho una sola palabra, fui con ella cuando su padre la llevo al medico y este dijo que ella padecía de un tipo de estres post-traumatico, yo digo, que Miranda se enfermo de tristeza. Ya no elegía cada noche que chica iba a ser, porque ahora siempre era la misma, una chica callada, de mirada triste, perdida, vacía, una chica con tacones rojos y labial rosa chicle.

Iba cada domingo al cementerio y se sentaba junto a mi, nunca llevaba flores una vez me dijo que no le gustaba llevar flores a los muertos porque las flores mueren y en un cementerio ya habían muchas cosas muertas. Ella se sentaba y seguía leyendo El Principito, pero no en voz alta, leía en silencio, como si supiera que yo estaba allí, a su lado, leyendo con ella.

Al principio de esta historia dije que había tenido vida antes de estos 60 días, y como verán, no tuve vida después. Gracias por estos 60 días Miranda. 

"Lo que haya pasado antes, no lo recuerdo, lo que haya pasado después, carece de importancia"

FIN.