Después de su regreso al Distrito 4, la vida de Finnick cambió de forma radical. Su vida, su entorno, ya no era igual; pero ella siempre le trató como si nada hubiese pasado. El estima que sentía por Annie iba creciendo a tal grado que era peligroso para ésta, pues muchos se daban cuenta cuán importante era en su vida. También el Presidente Snow, quien siempre estaba al tanto de todo lo que acontencía con los ganadores de los Juegos.
Teniendo ya diecinueve años, Finnick se prepara para los 70° Juegos del hambre, lo que no sospecha al iniciar La Cosecha, es que la tributo femenina será, a su pesar, aquella niña con la que había compartido gran parte de su vida. Viéndola subir, imaginándose lo que será para él, debe afrontar la realidad de lo que estaba aconteciendo. Decide, en ese momento, hacer lo posible por sacarla de allí con vida por sobre todas las cosas, sin importar los enemigos que pudiera ganarse en el camino.
Sin embargo, Annie no está dispuesta a jugar a ser una asesina.
