Nuevo Instituto

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Durante el día se sentía cansada, intentaba ayudar en casa para que de esta forma pasara el tiempo más rápido, estaba emocionada y a su vez algo asustada. Como aún faltaba unas cuantas horas decidió tomar una siesta para reponer la escasa energía que le ofrecía su cuerpo. Despertó algo tarde, con ganas de iniciar su nueva vida en el instituto. Se dio una ducha, secó su larga cabellera castaña y se quedó viendo las pequeñas ondas que se le formaban al secarse. Se vistió con el uniforme nuevo, puso un maquillaje natural en su rostro solo para resaltar sus ojos azules, y veía los resultados de su esfuerzo frente al espejo.

—¡Tsuri baja ya casi es hora de irnos!

—Es hora — susurró para sí misma, tomó su maleta y bajó las escaleras.

—Hija que hermosa estás —la mano de su padre ajustaba un mechón de cabello detrás de su oreja— te deseo toda la suerte del mundo.

—Gracias papá.

—Adiós princesa cuídate mucho.

—Lo haré

Salió junto a su madre en auto directo al instituto, en el camino pensó sobre lo ocurrido la noche anterior, había llegado a inventar varias teorías de lo ocurrido y todas hubieran terminado en tragedia si no corría a casa. Pronto habían llegado al instituto, sintió el auto detenerse y una mano en su hombro que la sacudía levemente.

—Natsuki, baja ya llegamos —no respondía, quería bajar, pero estaba nerviosa— ¿Estás muy distraída, te pasa algo?

—No mamá, estoy bien, entremos que ya empezará el acto de inicio de clases.

—Tienes razón, entremos.

Al ingresar todo era grande y muy elegante, entraron al salón que parecía ser un teatro, había muchas personas en el lugar. Por un momento Natsuki sentía que no pertenecía allí y se sentó en el medio del lugar junto a su madre para pasar desapercibida y al mismo tiempo ver el acto en el escenario.

—Buenas noches y sean bienvenidos, agradecerles por escoger este instituto para la educación de sus hijos e hijas, sin nada más que decir, escucharemos unas palabras de uno de nuestros mejores alumnos, Sakamaki Reiji.

—Muy buenas noches, a nombre del instituto les agradezco su presencia...

Durante el discurso sintió los leves empujones de su madre los cuales le decían que prestara atención al joven que estaba hablando. Ignoraba aquellos golpecitos pues no quería pensar en ningún momento en algo relacionado al amor, había prometido enfocarse en sus estudios sin verse involucrada en algún romance y hasta la fecha lo había cumplido.

—Eso es todo, bienvenidos y espero que este año de actividades académicas sea el mejor de todos, gracias.

En todo momento mantuvo una mirada seria y elegante, se retiró y el director tomó la palabra.

—Bueno es hora de que cada alumno ingrese a su respectiva aula.

—Hija buena suerte, estudia mucho.

— Si lo prometo —se despidió con un abrazo y se encaminó a su aula sin éxito.

—Genial me perdí, es la primera vez que estoy aquí así que no es una sorpresa que esto pase —pronto divisó a un chico y decidió preguntarle dónde estaba y como llegar a su aula— Disculpa —tocó su hombro y giró, era un poco más alto que ella, tenía el cabello de un tono rojizo claro, parecía naranja y traía un sombrero negro con un moño rojo que lo adornaba.

—¿Ah? pero qué hermosa eres muñeca —su sonrisa invitaba a saber más de él.

—Gracias —su presencia la ponía incómoda— disculpa, pero estoy algo perdida y no sé cómo llegar a mi...

— ¿Aula? ¿Quieres que te ayude a encontrarla verdad bitch-chan?

—S-si, ayúdame por favor —no tenía de otra, aquel chico no le inspiraba confianza, era el único que podía ayudarla ahora.

— Claro, pero con una condición.

—¿Cuál? —la agarró por la cintura acercándola más a él y empezaron a caminar —disculpa esto es raro además no se ni tu nombre.

Aquel chico dudó un segundo en decir su nombre, era extraño que se lo preguntaran, generalmente todas las chicas del lugar sabían quién era, esto solo podía deberse a que la chica que acompañaba era nueva en el lugar.

—Es verdad mi nombre es Laito ¿el tuyo?

—Amori Natsuki.

—Es muy bonito, aunque tú lo eres mucho más —Natsuki se deshizo de su agarre y dio unos pasos atrás.

—Será mejor que entre, gracias por acompañarme.

—Te veré pronto bitch-chan.

—Si, hasta luego— entró y se acomodó al lado de la ventana, se veía un paisaje nocturno muy bonito, en ese momento entró el profesor.

—Buenas noches este año seré su profesor, veo caras nuevas, por favor todos los que sean nuevos este año pónganse de pie y preséntense.

"Dios mío qué haré ahora"

—Señorita, su turno —se puso de pie sintiendo las miradas de todos sobre ella.

—Mi nombre es Amori Natsuki, espero que nos llevemos bien.

—Bien eso es todo, les daré un tiempo libre para que se conozcan un poco.

Todos hablaban entre sí, muchos de los nuevos hacían nuevos amigos con gran facilidad, todos excepto ella. Nunca fue buena con las personas era consciente de ese defecto suyo, era tímida e hiciera los intentos que fueren, solo recibía sonrisas falsas.

—Qué triste es no tener a nadie... al menos te tengo a ti —decía mirando a la luna por la ventana.

Perdida en sus pensamientos, fue interrumpida por un fuerte golpe a la puerta, el profesor la abrió y entró un chico alto con el cabello blanco y puntas rosadas, profundos ojos rojos, la camisa rasgada y a pesar de ello se veía bien.

—¿No cree que es algo tarde para ingresar a clases?

—Tenía cosas más importantes que hacer que estar aquí.

—Qué haré con usted joven Sakamaki, al lado de la señorita Amori hay un lugar, vaya y siéntese ahí.

El peliblanco fue a sentarse al lugar indicado notando al instante que aquella chica que se sentaba a su lado era la misma que había seguido la noche anterior. Se sentó sin decir nada, no había mucho que decir y sin embargo había muchas razones para hablar con ella.

El Dulce Amor De Una VampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora