Nuestro Milagro

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Después de aquel encuentro, una suave brisa los rodeo y vieron partir a las mariposas.

—Tú crees que —tocando el collar— ¿Sean mágicos? —preguntó sin dejar de ver las mariposas que se alejaban.

—Yo creo que si —dijo tomando entre sus manos su collar— mira, se pusieron a brillar.

—Tienes razón, son hermosos.

—Sigamos caminando, nos falta mucho por recorrer.

—¿Podemos pasar por algo de comer? —sus brillantes ojos azules rogaban que le hiciera caso.

—Tienes hambre... y creo que yo también, vamos a buscar algo de comer.

Buscaron y buscaron un lugar para comer, todos estaban llenos y de milagro encontraron un lugar vacío al frente de una plaza. El mesero los atendió coqueteando con Natsuki, a lo que Subaru respondió cambiándose de lugar, ahora ella estaba al lado de la ventana y solo le dijo: ¡Ella es mi novia, ni se le ocurra hacer eso otra vez! Dijo con una voz fría y una mirada amenazante haciendo que las personas que estaban pasando por su mesa dieran un paso hacia atrás del miedo que les provocaba esa mirada.

—Subaru sabes que nunca te engañaría, solo te quiero a ti, no tienes por qué hacer eso.

—Pe-pero la forma en que te miró, no me gusta que te miren así.

—Deja de preocuparte por eso, debes tener más confianza en mí y en especial en ti mismo, ahora come que tu comida se enfría.

—Lo que usted diga linda Natsuki.

Ningún mesero se volvió acercar a esa mesa en la que estaban ellos, terminaron de comer y mientras pagaban por la comida, vieron a un niño en la plaza, solo y triste, no querían dejarlo, no se lo merecía. Fueron a su encuentro, no lo dejarían ahí solo a su suerte.

—¿Estás solo pequeño? —Natsuki se acercó con delicadeza para no asustarlo.

—S-si no sé dónde estoy, tampoco tengo dónde ir.

—¿Y tus padres, sabes dónde están? Puedo llevarte con ellos.

—Ellos no me quieren, dicen que solo les traigo problemas, por eso me echaron de casa —cerraba los ojos con fuerza quizás recordando malos momentos a su lado.

—Se que es algo raro, pero ¿Quisieras venir con nosotros? —era una decisión rápida y aunque no lo crean bien pensada.

—No quiero ser una molestia, así estoy bien —se abrazaba a sí mismo, la temperatura estaba bajando rápidamente.

— No serias molestia alguna amor.

Sin pensarlo el pequeño se lanzó a los brazos de Natsuki, lo que la agarró por sorpresa y después de un: Gracias mamá, lo tomó en brazos a conocer a Subaru.

—Hola pequeño ¿Cómo te llamas?

—Y-yo soy Hikaru y ella es mi mamá —se acercó más a Natsuki y ella respondió sonriéndole.

—Encantado Hikaru, Natsuki ¿Cómo es que eres su mamá? —dijo lo último susurrando para ella.

—Te explico mejor luego —le susurré— Hikaru ¿Tienes hambre?

—Si mamá, ¿Podemos comer algo? —estaba realmente emocionado.

—Claro que sí.

Fueron al mismo lugar de antes, se le veía tan feliz mientras comía, sus ojos brillaban como los de Natsuki al verlo lleno de alegría. Al salir, en lugar de ir a descansar decidieron comprarle algunas cosas.

El Dulce Amor De Una VampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora