Cruel Realidad

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Durante todo el día y lo que restaba de la noche antes de ir a clases, Reiji hacía todo lo posible para encontrar la verdad de la humana novia de su hermano. Entre notas y secretos logró encontrar la luz y con ella, entender el plan que su padre había estado llevando a cabo con su ayuda. Había prometido contarle la verdad a aquella chica y si tenía que seguir el juego de su padre, también podía reclamar parte del premio.

—Reiji, me iré antes para encontrarme con Natsuki —la puerta del laboratorio estaba abierta, gran descuido y oportunidad— ¿Tienes los resultados?

—Efectivamente, ven siéntate esto no tardará demasiado —Subaru se sentó en una silla y dejó a su hermano explicarse— no me gusta ir con rodeos, lo primero que encontré es que Natsuki vive con un par de extraños, los que dicen ser sus padres no lo son realmente.

—Ellos son buenas personas, ¿Cómo es posible que mintieran?

—Tu dime, ¿Por qué crees que ocultarían que ella no es su hija?

—No puede ser —entonces entendió por dónde iba el asunto— entonces ella es una vampiresa.

—Exacto, es fácil decir que es tu hija para ocultar ese detalle —tenía que ser cuidadoso con qué información revelar— si queremos que ocurra su despertar hay dos opciones, la primera es que beba sangre vampira y la segunda es que muera.

—No puedo permitir que le pase nada —se levantó del asiento de golpe y se puso a la defensiva— debemos protegerla ella...

—Ella es solo parte de nuestro plan, si aquel sujeto aceptó en que te acercaras era para vigilarla no para que te enamoraras de ella, sabes muy bien lo que va a pasar y no hay nada que puedas hacer para evitarlo.

—No me digas que puedo y no hacer —golpeando una de las paredes del lugar quiso dejar ir toda su ira— aún existe una posibilidad de salvarla.

—Dejar el destino de esa mujer a manos de la suerte es lo que menos esperaba de ti... piensa con cuidado en lo que haces.

El albino salió molesto del lugar, evitó cualquier contacto con el resto de sus hermanos y salió de la mansión. Caminó hasta las zonas comerciales de la ciudad sin tener la oportunidad de darse cuenta que estaba rodeado de humanos. Frágiles y vulnerables ante él, necesitaba dejar ir toda la ira que contenía y al intentar acercarse a uno de ellos para tomar su sangre como recompensa, paró en el último momento.

Tenía en frente a una persona inocente, a la par de su amada Natsuki. Aquella casi víctima no se dio cuenta del cruel destino que le puso esperar si no fuera que el amor que el vampiro sentía por Natsuki aparecía. Fue así que pensando en ella se dirigió al instituto a verla, ver que estuviera a salvo.

Por otro lado, Reiji aprovechó el enfado del menor y fue a reclamar el premio que creía merecía por tan inteligente plan suyo. Había llegado solo al instituto y observaba impaciente a la castaña. Ella estaba esperando a Subaru en el jardín antes de clases, no pensó encontrarse con otra persona.

—Reiji-san ¿Qué haces aquí? —una dulce sonrisa fue entregada al pelinegro.

—Vine a reportar mis descubrimientos con su persona, prometí ofrecerle respuesta a sus preguntas —se acercaba a ella amablemente, con dobles intenciones.

—Dime que descubriste —a segundos de la verdad su sonrisa se borraba,

—Me temo que sus padres no son quienes dicen ser.

—¿De qué estás hablando? —recordaba toda su vida a su lado— Reiji, dime que es mentira... además debías descubrir quién mató a mi hermano, no destruir mi amor por mis padres.

—¿Aún no lo entiendes verdad? —se acerca a ella y con una mano aparta su cabello de su cuello— creo que tendrá que darme algo a cambio si quiere armar este puzzle.

El pelinegro acorraló a la castaña en una pared. Natsuki no supo que hacer, tendría la verdad en sus manos de darle algo a cambio a Reiji y por lo que parecía ser, dar su sangre era lo único que podía servir de pago.

—Hazlo, pero dime la verdad.

—Será un placer.

Con el permiso de la joven, el vampiro procedió a encajar sus colmillos en su delicado cuello. Un dolor punzante no tardó en aparecer y a pesar de ello, seguía manteniendo la compostura. Sin duda alguna después de beber por un largo tiempo la dulce sangre de la vampira la dejó sin energías.

Con un poco de autocontrol Reiji la dejó en el piso recostándola y limpiando el rastro de sangre que quedaba.

—No debe creer en lo que le dicen, otros la hubieran matado, pero tiene suerte, la dejaré vivir para que conozca la verdad —no tenía respuesta más los ojos de la chica rogaban respuestas— sus padres la adoptaron y creció al lado de Kiyoshi como su hermano, sin embargo fueron sus padres adoptivos quienes la comprometieron con el hijo de un hombre despreciable y al intentar evitar tal destino, su hermano fue a confrontar a su futuro suegro —rió al mencionarlo, todo era cierto era cuestión de tiempo para que se cumpliera— encontró su fin en sus manos pues tal insolencia es castigada con la muerte.

—Kiyoshi... ¿Me salvó? —con sus últimas fuerzas pronunciaba unas cuantas palabras.

—Al menos lo intentó, créame existe mucho más que por derecho una vampira de sangre pura como usted debe saber, pero no es momento.

El vampiro la dejó perder el conocimiento y se retiró tan pronto como limpió cualquier rastro suyo en su cuerpo. Al poco tiempo Subaru quien la estaba buscando por todo lugar alcanzó a verla inmóvil recostada en el piso. Corrió a su lado e intentó despertarla agitando su cuerpo y llamando su nombre.

El dolor de verla así lo hizo gritar con todas sus fuerzas, lo que llamó la atención de estudiantes y profesores por igual. Una ambulancia se presentó a pocos minutos de su llamado y partió rumbo al hospital con el novio a su lado. Sus padres no se hicieron esperar pues al enterarse de lo ocurrido salieron de casa rumbo al hospital.

El diagnóstico médico no daba respuestas a lo que le ocurría por lo que la dejaron descansar mientras luchaba por su vida. Entre la vida y la muerte, Natsuki escuchaba que la llamaban, escuchaba a Subaru decir:

 Ma petíte tienes que ser fuerte, puedes lograrlo, no puedo seguir sin ti.

El Dulce Amor De Una VampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora