Capítulo 1

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Juro que me las pagará...

Eggman Nega me había robado las Sol Emelards. Tenía que recuperarlas antes de que hiciera algo con ellas, o de lo contrario, podría suceder algo horrible. Me deshonra haberme despistado tanto como para que les eche el guante. Ni siquiera sé cómo las consiguió, pero no puedo pararme a pensar en eso ahora, debo ser rápida y acabar con él.

     —¡Devuélveme las Sol Emeralds! —grité desde el suelo. Él estaba subido en una especie de máquina voladora, huyendo.

     —¿O sino... qué? —formuló en tono de burla.

Gruñí. Apreté con fuerza uno de mis puños, el cual se empezó a incendiar levemente. El bigotudo se empezó a reír a carcajadas y, tras aquello, las Sol Emeralds que llevaba consigo empezaron a emitir un brillo extraño. Como por arte de magia, apareció una especie de agujero negro. Eggman Nega entró en él y desapareció.


     —Pero, ¿qué...?

Me acerqué, pero no se podía ver lo que había al otro lado. No tenía ni idea de qué era eso ni a dónde conducía, pero si quería recuperar las gemas, debía ir tras él. Era mi deber como princesa. Aquella especie de portal empezó a hacerse más pequeño, así que me apresuré y de un salto me metí dentro antes de que se cerrara del todo.

De un segundo a otro, aparecí en un lugar completamente diferente.  No había estado allí nunca. Era una especie de prado, aunque a lo lejos se podían ver muchas casas, algo así como una zona rural. También había mucha vegetación. Aunque era un lugar muy bonito, no podía pararme a apreciarlo. Lo único que quería era encontrar a Eggman Nega.

Al principio busqué con la mirada. Segundos más tarde empecé a acelerar el paso mirando hacia todos los ángulos para ver si lo encontraba. En uno de esos segundos, algo, no sé el qué, pasó por delante de mí con tanta velocidad que casi me cae al suelo. Decidí perseguirlo, creí que a lo mejor había visto al bigotudo. Aunque era muy rápido, yo también lo era, por lo que no me costó demasiado alcanzarle. El individuo se paró en seco al llegar donde un hombre muy parecido a Eggman Nega se encontraba pilotando una nave con forma redonda. Yo me escondí detrás de un árbol para que no me vieran.

     —¡Eggman, devuelveme las Chaos Emeralds!

     —¡Ja, ja, ja, ja! —Su risa era horripilante—. Pero sería muy fácil si te las diera sin más, ¿no? ¿Qué tal si juegas un poco con mi última creación?

Mientras, yo estaba tras ese árbol escuchándolo todo. Aquel hombre era una viva copia de mi enemigo, y al parecer también había robado unas esmeraldas. Era todo muy raro. Antes de que terminara de pensar, del suelo salió una especie de robot con forma de gusano que hizo retumbar todo el suelo. Para mi sorpresa, aquel erizo azul derrotó a esa cosa en menos de un minuto.

     —¡M-me las pagarás! ¡Esto no quedará así! —balbuceaba el cabeza-huevo alejándose con su máquina voladora echando humo.

     —Por favor, Eggman... Sabes que SIEMPRE te gano.

En ese momento, un brillo se desprendió del artilugio del bigotudo. Lo noté de inmediato, ¡era una Sol Emerald, no había duda! Me envolví en un torbellino de fuego hasta alcanzarla. Una vez la tenía en mis manos dejé de arder y quedé de espaldas al erizo.

     —¿Quién eres tú?

     —Blaze, princesa y guardiana de las Sol Emeralds —contesté sin darme la vuelta.

     —Yo soy Sonic. Oye, ¿eres de por aquí? Creo que nunca te había visto.

     —Eso no importa. Necesito que me hables sobre el hombre que se acaba de ir.

     —Ah, ese era Eggman. Es muy pesado, pero la verdad es que me mantiene entretenido.

     —¿Y ya está? ¿Dónde puedo encontrarlo? Es de vital importancia.

     —Puedo llevarte hasta su guarida.

     —Prefiero ir sola. Solo dime por dónde debo ir.

No sabía por qué ese tal Eggman tenía las Sol Emeralds ni dónde se había metido Eggman Nega, pero pensaba averiguarlo.

     —¡Dame la esmeralda ahora mismo!

Aquella quejosa voz era la de Eggman Nega, que acababa de aparecer de pronto en su artefacto volador hecho una fiera.

     —¡Eso debería decírtelo yo a ti!

Sin decir nada más, el del mostacho gris se acercó a mí rápidamente y antes de que me diera tiempo a reaccionar, Sonic se hizo una bola y le dio en la cabeza con sus púas. El científico se sobó la zona afectada mientras gritaba de dolor.

     —¡La conseguiré tarde o temprano! —Tras anunciar aquello, se esfumó.

     —Gracias... —dije, casi inaudible.

     —¿Quién era ese? —preguntó, acercándose a mí.

     —Eggman Nega. Me ha robado las Sol Emeralds, y parece que está compinchado con ese tal Eggman.

     —¿Y qué es eso de las Sol Emeralds?

     —Las gemas que cuidan mi mundo, o mejor dicho... mi dimensión. Creo que aquel agujero por el que salté era un portal de dimensiones, aunque no estoy segura.

     —Tranquila, te ayudaré a recuperarlas y volverás a tu casa.

     —No necesito tu ayuda. No te conozco de nada y además, sé cuidarme sola.

     —Eggman también me ha robado a mí las Chaos Emeralds. Tenemos que ir juntos. Además, si dices que vienes de otra dimensión, necesitarás ayuda de alguien de aquí.

     —Está bien —dije, no muy contenta, tras chasquear la lengua.

     —¡Soniiiic! —exclamó un zorro amarillo que iba en una avioneta, aproximándose a nosotros.

【Fuego helado】❥ SonazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora