Capítulo 6

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Habían pasado algunas semanas desde aquella vez que volví de Mobius con las Sol Emeralds. Me encontraba en mi balcón, mirando al cielo. Habían sido unas semanas... raras. No podía dejar de pensar en aquel erizo azul. Me preguntaba cómo estaría. ¿Y si Eggman había vuelto y estaba en peligro? O tal vez solo estaba buscando una excusa para visitarlo. Pero no podía irme. Mi deber era quedarme en el castillo protegiendo las Sol Emeralds.

Las Sol Emeralds...

Giré mi cuerpo, las vi encima de mi escritorio, colocadas cuidadosamente sobre la caja que las solía guardar. Me acerqué a ellas y las miré una por una. No entendía por qué me sentía así. Estaba en Solaria, las esmeraldas estaban a salvo y yo también. Eggman Nega no volvería a perturbarme. Pero de alguna forma deseaba que volviera a robar las gemas...

Sostuve las piedras en mis manos y se abrió un portal de dimensiones. Mis ojos se abrieron como platos. No pensé que aquello sucedería. ¿Qué debía hacer? Creía que abrir portales era peligroso... ¿Será que es algo normal con el poder de las esmeraldas?

Sin pensarlo mucho, me adentré al portal y aparecí en Mobius, cerca de la casa de Sonic. Era casi como si pudieran leerme la mente. El portal se cerró. Me acerqué a la casa del erizo y levanté mi mano, dispuesta a llamar a la puerta, pero no podía. Mis músculos no respondían. De pronto, la puerta se abrió.

     —¡Blaze! —exclamó él con una enorme sonrisa.

     —¡S-Sonic! —contesté yo, asustada.

     —¿Qué haces aquí?

     —Pues... Yo... ¡¡Me he equivocado, lo siento!!

Me sentí tan nerviosa que salí corriendo de allí. Fue patético, pero no podía pensar con claridad. Tenía que deshacerme de la idea de ser amiga de Sonic. Poco tiempo después de estar huyendo me paré en un sitio el cual tenía mucha vegetación. El frondoso bosque apenas dejaba que entrara la luz entre sus hojas. En aquel sitio nadie me encontraría. Suspiré y relajé un poco mi cuerpo. De pronto, sentí que alguien tocaba mi hombro y me volví a tensar.

     —¡¡Aaahhh!!

     —¡Lo siento! Pensé que me habías escuchado venir —Era Sonic.

     —No... Yo lo siento. Ha sido una estupidez lo que he hecho. Volveré a mi dimensión de inmediato.

     —¡Espera, no te vayas! ¿Habías venido por algo?

     —Pues...

¿Cómo se supone que iba a decirle "porque te echaba de menos"?

     —Como sea, me alegro de que estés aquí. Te eché de menos.

Lo miré sorprendida. ¿Él podía decirlo como si nada? Y más importante... ¿Me echó de menos?

     —¿Por qué no vamos a mi casa y te quedas un rato? Si quieres, puedo avisar a Tails.

     —Preferiría... estar solo contigo esta vez.

     —Bueno, vale.

Fuimos caminando hasta su casa sin decir nada por el camino. Ciertamente me sentía muy rara, era como aquella vez que... Oh, no... Estaba empezando a familiarizarme con aquel sentimiento. Ya me pasó otra vez, cuando tenía seis años. Me enamoré de Silver, un compañero de clases en el castillo, pero se mudó muy lejos y no supe más de él. Lo que estaba sintiendo por Sonic ahora era muy parecido, pero, ¿cómo era posible? Siempre me estoy quejando de que en las películas románticas se enamoran muy rápido, y ahora me estaba pasando a mí.

Sin darme cuenta, llegamos a la casa de Sonic. Pasamos dentro y nos sentamos en el sofá.

     —¿Está todo bien en tu dimensión?

     —Sí, perfectamente.

     —¿Y cómo has llegado aquí?

     —Con Las Sol Emeralds.

Sonic y yo nos pasamos todo el día hablando. Tenía una capacidad para hacer que no te aburrieras y siempre había tema de conversación. Tras pocos minutos, conseguí estar más relajada que cuando llegué. Se reía a cada instante. Miraba su cara y me daba envidia en cierto modo. ¿Cómo el guardián de las esmeraldas podía vivir de manera tan despreocupada? Teníamos vidas completamente diferentes. Yo vivía en el castillo, con un montón de responsabilidades y...

¡El castillo!

     —¡Oh, no! Se ha hecho tardísimo. Tengo que volver a mi dimensión —digo, levantándome del sofá.

     —¿Ya? Es una pena. Pero puedes volver cuando quieras. ¿Qué tal mañana?

     —¿Mañana? ¿Q-quieres que vuelva?

     —No me lo había pasado tan bien con nadie en años —dice él, medio riéndose—. Eres una persona muy interesante, Blaze.

¿A qué venía todo eso? Si soy la persona más aburrida del mundo. Seria, callada... Pero me gustó que me dijera aquello.

     —No sé si es buena idea que salte tanto entre dimensiones...

     —Se lo preguntaré a Tails. ¡Hasta mañana!

Ondeé mi mano igual que hizo él y mientras el portal de dimensiones se abría, pasé por él. Se cerró de inmediato. Justo al tocar el suelo de mi habitación, llamaron a la puerta.

     —¡Adelante!

     —Cariño —era mi madre, con mi padre al lado—, hoy te hemos visto muy poco. Hemos estado muy ocupados con lo del festival. Queríamos darte las buenas noches.

     —¡Claro!... Buenas noches.

Mis padres cerraron la puerta y yo me senté en el borde de mi cama. Tuve suerte de que mis padres no supieran que me fui, pero supongo que de ahora en adelante es mejor que les avise. Espera... pero ¿¡qué estoy diciendo!? Ni siquiera debería volver. Mi sitio está en Solaria. ¡Soy la princesa y tengo que estar en el castillo! Pero de verdad que quería estar con él...

¿Por qué me ha tenido que pasar esto a mí? No quiero enamorarme. Es doloroso. Ojalá hubiera vigilado mejor las Sol Emeralds.

【Fuego helado】❥ SonazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora