Capítulo 4

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Me encontraba en el comedor, desayunando junto a Tails y Sonic. Creo que nunca había dormido tan mal. Me desperté varias veces debido al estrés.

El pequeño zorrito nos miraba atónito mientras comíamos. Yo tenía unas ojeras enormes bajo mis ojos y Sonic, la marca de la almohada que le lancé en su cara. El rubio lanza una nerviosa sonrisa y saca algo de su bolsa.

     —Ayer conseguí crear este radar de esmeraldas. Nos ayudará a encontrarlas rápidamente.

     —Eso es genial, Tails —responde el erizo—. ¿Estás lista, Blaze?

     —Más que lista.

Salimos fuera y el zorro se subió en su avioneta, que estaba aparcada al lado de la casa. Sonic y yo iríamos por tierra y Tails por aire, así yo no me marearía y podríamos sorprender a los científicos desde distintos puntos. Tras algunos minutos, Tails nos avisó desde el aire que las esmeraldas estaban muy cerca.

—¡Recibido! —gritó Sonic.

Entonces, ambos nos paramos en seco tras avistar a ambos científicos. Iban montados en sus características máquinas voladoras, y parecían tener las gemas en sus manos.

     —¡Las esmeraldas! ¡Ahora! —ordené muy enfadada.

     —¡Ja, ja, ja, ja! ¡Tomadlas! Ya no las necesitamos...

Dicho esto, Eggman Nega tiró las gemas con desprecio desde el cielo. Lo mismo hizo Eggman. Se creó un enorme agujero en medio de la nada y se metieron dentro de él. Nos apresuramos a atrapar las esmeraldas y tanto Sonic como yo nos quedamos de piedra. Parecían falsas, pero no, eran las verdaderas. Habían perdido su característico color y brillo. Ahora tenían un color negro oscuro. No podía creérmelo. Tails aterrizó con la avioneta y llegó hasta nosotros. No dijo nada, tan solo nos miró apenado.

     —No... —musité, de rodillas en el suelo—. Han perdido todo su poder...

     —Debe haber una forma de arreglarlo.

     —¡No la hay, Sonic! —grité, ahogando inmediatamente un quejido mientras abrazaba las gemas.

     —Te prometí que volverías a tu dimensión sana y salva. Encontraremos la forma —me vuelve a decir, posando una mano en mi hombro. Yo lo miré, angustiada aún. Él no parecía desesperanzado. No entendía cómo lo hacía. Parecía no preocuparse por nada... Sin embargo, yo me preocupaba por todo. Era mi deber como princesa.

Entonces, la esmeralda que conseguí la primera vez comenzó a brillar muchísimo. La saqué del bolsillo de mi vestido y brilló aún más. Nos estaba cegando a todos. Como un milagro, el poder que esta contenía fue pasando por cada Sol Emerald, recuperando el aspecto original. Entonces, el brillo de las Sol Emeralds viajó hasta las Chaos Emeralds. Estaba tan aliviada...

Me puse en pie y sentí cómo las gemas me traspasaban su fuerza. Estas comenzaron a levitar alrededor de mí. Con Sonic pasó lo mismo. Mi pelaje cambió a rosa y mi vestido, carmesí. Apoyé mis pies en el suelo y a mi lado vi a Sonic. Parecía completamente de oro, con sus iris rojos como la sangre.

Un fuerte viento se hizo presente. Iba en dirección al agujero de dimensiones. La flora empezó a desprenderse poco a poco y a entrar dentro de él. Tails se apresuró a mirar algo en un aparato suyo y su rostro cambió a uno de espanto.

     —¡Esto es horrible! ¡El portal que han creado Eggman y Eggman Nega se está desestabilizando! ¡Si no hacemos algo, arrasará con todo Mobius!

Miré a Sonic y él asintió sin decir nada. Éramos los únicos que podíamos parar aquello, y debíamos hacerlo rápido. Volamos hacia el portal de dimensiones que estaba frente a nosotros. Aparecimos en un lugar muy diferente. Un sitio inhóspito y demacrado, casi parecía un mundo apocalíptico. Volábamos en un cielo de color malva, el suelo estaba muy lejos de nosotros. Había asteroides flotando con mucha rapidez por todas partes y algún que otro trozo de Mobius.

Delante de nosotros había un enorme robot con brazos muy largos. Vimos a los científicos meterse dentro de él y controlarlo. No entendíamos qué tramaban, pero teníamos que pararles los pies. Nos empezaron a atacar de pronto.

     —¡Sonic, ten cuidado!

El erizo se apartó justo cuando un brazo de esa cosa salió disparado hacia él. El erizo y yo esquivábamos como podíamos los asteroides y los ataques de aquel monstruo. Lo que no se esperaban los bigotudos era que uno de los asteroides impactaría contra su invento, dándonos ventaja a nosotros. Sonic y yo empezamos a volar uno encima del otro, alternando nuestras posiciones. Le dimos un golpe tan fuerte al robot que explotó en mil pedazos. Cuando estábamos a punto de cantar victoria, un brazo de aquella cosa fue directo a Sonic. Se me paralizó el corazón.

【Fuego helado】❥ SonazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora