La elegida por el destino

Princesa

Emma abrió los ojos lentamente y se apoyó en la cabecera de la cama, dándose cuenta después que esa habitación no era la suya. En el momento que se levantó, una mujer abrió la puerta y entró; no la conocía de nada.

- Emma, por fin despiertas!! - dijo emocionada la mujer abrazándola.

- Quién es usted? Como sabe mi nombre? - dijo ella- donde estoy?

- Sé que no entiendes nada, que estás confusa pero te lo voy a explicar todo.

- Mire, tengo que irme, todos estarán preocupados - dijo Emma dirigiéndose a la puerta.

- Soy Lucía, soy tu madre.

Emma se paralizó y fue girándose poco a poco.

- Qué a dicho?

Lucía se acercó a Emma cogiéndola de las manos.

- Escucha Emma, digo la verdad, soy tu madre.

Emma empezó a llorar y la abrazó.

- Mamá? De verdad eres tú?.

- Schhh! Ya mi amor, ya schhh - decía Lucía estrechándola entre sus brazos.

- Estás bien? Lautaro dijo que te torturó. Como estás? Como has salido?

Emma no podía creer que por fin tuviera a su madre con ella. Lucía sonrió y la animó a sentarse con ella. Lo hizo y empezó hablar.

- Estoy aquí gracias a ti - Emma la miró confusa - cuando le obligaste a Lautaro a decir donde estaba, tus abuelos se fueron hasta el castillo y me encontraron; me trajeron aquí después para recuperarme.

- Tus padres estaban en la pelea? - dijo ella sorprendida.

- Sí, tus abuelos me dijeron todo lo que pasó hasta que le sacaste la información. Están orgullosos, gracias a ti los vampiros ya no existen y aunque siempre habrá algún enemigo por ahí, al menos ninguno volverá amenazar con el mundo y todo ser vivo.