CAPITULO 3

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Capítulo 3.

Al otro día no podría ir al colegio, por lo sucedido el día anterior ya que aún me sentía un poco mareado por momentos. Me había dispuesto a quedarme en mi cama todo el día a ver la televisión el día entero sin parar, hasta que sonó el timbre, como me daba pereza bajar solo me asome por la ventana de mi cuarto que daba a la calle, y vi a Caleb en la puerta.

-¿Qué haces aquí?-Dije realmente sorprendida por la ventana haciendo que el levantara la mira hacia mi ventana, pero me sentía feliz quizás me pediría perdón por cómo se fui y hablaríamos un poco algo de compañía no estaría mal.

Corrí lo más rápido que pude y baje las escaleras para abrí la puerta, estaba un poco impactada porque Caleb había venido a verme.

-¿Qué haces aquí?-volví a preguntar mientras me miraba al espejo, con cara de asco ya que era de mañana y yo me había recién despertado, por lo que mi cara no era algo que me favoreciera mucho para nada, fue tan rápido que abrí la puerta que ni me mire un poco al espejo.

-Bueno.-vaciló un poco.- es que no sé cómo decirlo la verdad pero perdón como me fui ayer.-dijo mirando el suelo.-yo creo que mejor me voy así que adiós.

Lo vi dándose la vuelta pero no quería que se fuera deseaba que se quedara con migo a hablar.

-¡NO, NO TE VALLAS, QUÉDATE!-di un medio grito, Caleb me miro con una cara sorprendida, pero a la vez aliviada. No sé por qué me nacía ese sentimiento de quererlo cerca si no llevábamos un día de conocidos, además yo no soy así no demuestro mucho mis sentimientos.

-Quiero decir que te puedes quedar.-dije sonrojada por mi declaración para mí era algo un poco vergonzoso pedir que se quedara y si él no quería.-claro...si...tú quieres.-Balbucí como idiota.

-está bien.-dijo mientras me regalaba una sonrisa sincera.

-Bueno quédate aquí, iré al baño y regreso.-me dirigí rápido al baño antes de hacer o decir alguna otra cosa que me avergonzara. Entre al baño y me arregle un poco, me peine y me hice una cola rápidamente, lave mejor mi cara y me aventure a salir del baño.

Al abrí la puerta del baño estaba Caleb, obviamente, pero esta vez estaba sin su chaqueta, me estaba dando la espalda y que espalda Dios mío eso delante mío era un dios griego. Me quede mirándolo era sexy y por qué no admitirlo también algo hermoso, pero había algo más que me atraía a él pero no lo quería averiguar no eran las típicas mariposas en el estómago como las enamoradas, pero si una atracción fuerte.

Que dios griego. Pensé.

-¿dios griego?-pregunto mientras se daba la vuelta con una ceja perfectamente alzada, enserio tengo que aprender a arquear la ceje no sé cómo lo hacen.

Y mierda nota mental no pensar en voz alta.

-Bueno...sí...Pero la verdad...- que no puedo decirle la verdad que lo considero un dios griego.-no sé de qué hablas.-le reste importancia con la mana tratando de disimular mi sonrojo.

-segura?-dijo mientras se acercaba a mí. Vaya que su cercanía afecta y ese olor que él tiene me gusta pero no solo eso me atrae más a él.

-segurísima.-retrocedí un poco.- ¿quieres algo de desayunar?

Al decir eso me di la vuelta para dirigirme a la cocina a conseguir mi desayuno, pero Caleb con rapidez me tomo de la mano y me empujo a su cuerpo rodeándome con sus brazos, hundió su cabeza en mi cuello para luego acercarme más al él, cuando me abrazó sentí una extraña sensación de seguridad dejando que el vacío que llevaba hace un tiempo se llenara en mí, era como si estuviera protegida, algo que me relajaba, algo que hacia un tiempo había dejado de sentir.

El Amanecer De Los LycanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora