XXVI

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Lentamente caigo en la realidad frente a mis ojos. El filo cae de mis manos haciendo un exagerado estruendo contra la superficie rocosa pero vuelvo a tomarlo en un acto desesperado, sin explicación, como si debiese defenderme de algo o alguien.

Aby cae lentamente contra la pared en la que se encontraba prisionera. Sus grandes ojos aún abiertos, inyectados de sangre, sin vida. Su espalda se desliza con una lentitud irreal hasta finalmente tocar el suelo.

Mis manos heladas por la suave brisa proveniente del mar, manchadas hasta no dejar un solo espacio de piel limpia. Pareciera que estoy despertando de un sueño, pareciera que he perdido la audición y de a poco voy recuperandola, me siento marear y podría caer de rodillas sin problemas si no fuera por la firmeza con la que Christian me sostiene.

-Supongo que debí intervenir -lo escucho hablar detrás de mi, no puedo apartar la mirada del cuerpo ¿Yo hice eso?- pero no creí que serías capaz de hacerlo, no sin un motivo.

Sí.

¿De nuevo?

-T-tenías razón... me utilizó...-no sé por qué estoy llorando, nada me duele, absolutamente nada.- ...solo te quería a ti.

El clima es cálido, ideal para usar ropa cómoda y suelta. ¿Por qué estoy helada? Siento mucho frío.

-Lo sé.

-¿Desde cuándo lo sabes? -Volteo aún sintiendo su agarre en mi muñeca, esta vez siendo mas suave.

-Desde que la presentaste. Puedo leer las intenciones de las personas cuando estan interesadas en mí. Pero... ¿Por qué has hecho esto? Tú no eres así Emma.

-No lo sé, solo... me sentí molesta, muy molesta. Ella... ella te insultó, y nadie puede hacerlo. Yo no lo per...

-Debemos irnos -me interrumpe volviendo a tomar con fuerza mi brazo.

Niego.

-No, tú debes irte por tu cuenta. No me arriesgare a que me descubran y te metas en mas problemas. Este es mi asunto. -Retrocedo unos pasos, liberandome.

-¿Tú asunto? -Ríe con sarcasmo. -No estamos hablando de un trámite en el Banco, ven conmigo por las buenas o será por las malas. -Me advierte, intimidante como siempre.

-Te he dicho que no iré contigo. Vete de una maldita vez Christian, ¿O quieres que te dé los cargos a ti?

-Hazlo, no temo estar en la cárcel otra vez. -Se cruza de brazos, mi plan no funciona. Le importa una maldita mierda cualquier amenaza.

Presiono los dientes con fuerza, intento darle una mirada de advertencia, pero él solo alza ambas cejas. ¿Cómo puedo llegar a pensar en que le provocaré miedo alguna vez? ¡Es Christian Vega, por favor!

Queda paciente, esperando a que lo obedezca como si tuviese el control de todo, como si no corrieramos el riesgo de que alguien nos vea en este preciso instante.

-Lárgate. -Lo señalo con el filo aún en mi mano y me agacho tomando mis tacones antes de darle la espalda y comenzar a marcharme hacia el lado contrario al barullo de gente a unos metros.

-¿Será por las malas, entonces? -Lo escucho murmurar para sí mismo.

Su agarre vuelve a retomar en mi brazo, esta vez más brusco, mas violento, más posesivo. Opongo resistencia cuando comprendo su intención de cargarme en sus brazos. Logro liberarme y lo empujo con un excesivo esfuerzo, solo logro hacer que retroceda un paso.

-¡Déjame en paz! ¡Vete de una maldita vez o te cortaré la maldita cabeza!

-Oh, quisiera ver eso. -Se burla cruzando sus brazos de nuevo.

M.H ~Parte 1 -2 -3 ~ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora