Muchas veces creemos que, si nos arriesgamos tan solo un poco a dejarnos guiar por lo que amamos, lo que sentimos, lo que nos hace bien y felices, podemos perderlo absolutamente todo en un abrir y cerrar de ojos. Pocas veces nos aventuramos a lo desconocido guiándonos por la pequeña voz en nuestra cabeza, esa pequeña y casi inaudible vocecilla que nos susurra un Hazlo, puede salir bien.
Muchas veces nos arrepentimos de haber hecho lo que deseábamos en el momento, sí. Pero también, muchas veces, más nos arrepentimos por no haberlo hecho. Y esa, creo yo, es la peor sensación de arrepentimiento que el ser humano puede experimentar.
Lo importante de intentarlo o no, no es si perdemos o ganamos, lo importante es divertirnos y disfrutar de ese momento único y placentero que, aunque sólo dure un par de minutos, quedará en nuestra mente por el resto de nuestras vidas.
Entre lo correcto y lo incorrecto, a veces hay una frágil línea imaginaria dispuesta a engañar nuestros sentidos. Y este... este posiblemente ha sido mi caso. Pero, aunque no haya sido lo correcto, ha sido la experiencia más maravillosa que viví y que posiblemente viva en toda mi vida.
...
Abro de a poco los ojos, el sol es realmente fuerte. El techo de color gris perla me desorienta por unos momentos. Froto mi rostro y me remuevo entre las suaves sábanas de seda. Siento el dolor apoderarse de mis caderas y llevo mi mano a mis muslos para presionarlos y alivianarlo. Es entonces que siento mi desnudez erizarse. Un flashback me lleva hacia la noche anterior y me trae de regreso a la realidad en un segundo.
Sin importar el dolor de mi cuerpo me siento en la cama rápidamente. Diviso mi ropa tirada a un lado, la ventana del balcón entreabierta, las cortinas transparentes danzando por la brisa cálida de la playa y el aroma a mar inundando la habitación de Christian.
Aferro las mantas a mi pecho, como si pudiese cubrirme más de lo que ya estoy, como si temiese que alguien me viera, como...
...como si no fuera demasiado tarde.
Sacudo la cabeza rápidamente y vuelvo a mirar a mi alrededor. Ha sido algo... increíble. Diferente a como creí que sería, mucho más mágico de lo que pueden narrar en cualquier novela ficticia... mucho más maravilloso de lo que la realidad lo permite.
Aún puedo sentir la sensación de seguridad que ese par de brazos rodeando mi cuerpo ha provocado en mí. Aún puedo sentirlo a él, trazando cada parte de mi piel con sus labios, mostrándome todo lo que soy capaz de sentir. Convenciéndome de que nunca me arrepentiré de esto, jamás. ¿Por qué? Porque fue él y nadie más. Fue él quien se encargó de brindarme la seguridad que nadie más podría, fue él quien será el primero y el único. Fue él... a quien amo y amaré siempre.
A pesar de todo.
--A pesar de ser quien es... --Susurro sin darme cuenta.
Suspiro y me bajo de la cama juntando cada una de mis prendas. Es temprano aún, pero será mejor que tome una ducha y vuelva a mi habitación. ¿Dónde estará él? Posiblemente haya bajado a desayunar.
Quince minutos me toma bañarme y salir del cuarto sin hacer demasiado ruido. Mamá está despierta, ella siempre ha sido de las personas que valoran las primeras horas del día, por lo tanto, no quiero tener que cruzarla en mi camino a...
--¿Emma?
Mierda.
--Buen día mamá.
Ella frunce el ceño y mira mi cabello mojado, sus ojos viajan al camino por el que vengo y luego vuelven a mí.
--¿Qué hacías en el cuarto de tu hermano? --Su voz demandante me pone alerta.
¿Qué escenas habrán viajado por su mente? Bien, creo que con exactitud lo que sucedió realmente.
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M.H ~Parte 1 -2 -3 ~ [En Edición]
Novela JuvenilIncomodidad. Así comenzó todo, con una extraña incomodidad al estar a su lado, incomodidad cuando me miraba, incomodidad cuando me regalaba una sonrisa, incomodidad cuando me trataba con cariño. Podría haber creído que era porque nunca éramos demos...