"Hola, imposible.
Hoy, por fin, es la dichosa cena de negocios.
Estarás contento, ¿verdad?
Inesperada."
Cerré el cuaderno y dejé el bolígrafo en el bote sobre mi escritorio murmurando en un gruñido sin que mi cuñada, Noah, a mis espaldas, se diera cuenta.
Por suerte para mí, ella estaba en el baño y pude tener mis dos minutos de tranquilidad para escribir las líneas de hoy, aunque esa tranquilidad no tardó mucho cuando salió.
Me obligó a ponerme en pie y caminar un poco por la habitación, aunque ella ya sabía que odiaba usar tacones y me había estado enseñando, yo era una pésima aprendiz.
Ya tenía puesto todo y estaba lista esperando el aviso que indicara que ya era la hora de bajar al piso de abajo e irnos.
Mi cuerpo estaba envuelto en un vestido negro corto debajo de una chaqueta y el maquillaje adornaba mi cara. No era nada excesivo porque le había dicho a Noah, más bien obligado, a que no lo fuera.
No quería destacar en el sitio al que íbamos porque ni siquiera quería ir, pero ya no podía dar marcha atrás y menos a último momento.
No sabía donde era pero, suponía, que podría ser un restaurante, como la mayoría de las cenas de este estilo, o bien en un extenso jardín al aire libre, como si fuera una cena-cóctel.
Me lancé de espaldas a la cama y mi cuñada me levantó del brazo casi al mismo tiempo, diciendo que iba a estropear el peinado si me acostaba.
Tenía el pelo completamente liso cayendo un poco hacia adelante, ya que me lo alisó con la plancha para el mismo pues, por lo general, mi pelo era algo ondulado.
-Eres una exagerada, Noah. -Le dije sentándome en el borde del escritorio.
-Quiero que te veas bien, Kay. -Respondió con pesadez.
Me había dicho lo mismo durante las dos últimas horas porque sí, vino a mi casa para arreglarme desde las seis de la tarde.
"¿Quién, en su sano juicio, se prepara desde tan temprano?", me preguntaba.
Maldita sea, me había despertado para preparar mi ropa, el maquillaje, ducharme y bla, bla, bla, aún faltando tanto tiempo para salir.
-¿Alguien me ha preguntado si quiero verme bien? -Dije y rodó los ojos. -No hagas eso, yo no quiero verme bien para esa estúpida cena. Ni siquiera sé porqué el idiota de Néstor me invitó a ir teniendo a otra mujer. -Dije con rabia abriendo los brazos.
-¿Estás celosa? -Levantó una castaña ceja y me reí en seco expulsando aire por la nariz.
-No. Es solo que no entiendo porqué me invitó a mí. -Me crucé de brazos y ella negó con la cabeza.
En el momento en el que iba a hablar para seguir la conversación, aunque yo no quería seguirla, la puerta de mi habitación sonó al otro lado con unos leves nudillos y la voz de mi hermano.
Suspiré mirando a Noah, me descrucé los brazos y fui con ella hasta la madera blanca, abriendo para ver a Charlie sonriendo de forma disimulada.
O eso se creía él porque cualquiera se podría dar cuenta de que no estaba disimulando nada.
El muy desgraciado estaba disfrutando de verme con vestido y tacones para ir a esa desagradable cena de negocios que tanto evitaba ir siempre que papá nos invitaba, pero no pude escaparme de esta.
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Hola, imposible.
Short StoryKatie, un amor imposible, un cuaderno secreto y un bolígrafo.