Cuando Lexa salió por la puerta acompañada de sus guardias, Clarke se quedó aun dentro, intentando asimilar cómo la comandante de los terrestres mostraba frialdad e indiferencia ante su posible muerte tras su combate con el Príncipe del Clan del Hielo. ¿Qué persona estaría dispuesta a perder su vida en un combate a muerte y no mostrar la más mínima preocupación hacía sí misma? Sin duda, esa era Lexa.
Hacía unos días que Lexa había nombrado líder del Clan de los Celestes a Clarke con el fin de crear una alianza entre los clanes terrestres y los recién llegados de la estación espacial llamada "El arca". Ese nombramiento trajo consigo varias disputas entre los clanes, quienes veían a los Celestes como intrusos caídos del cielo. Realmente lo eran, aunque ellos no quisiesen empezar una guerra, ni siquiera conquistar territorios, pero por unas razones y por otras, la cosa acabó mal para los Celestes, quienes se habían ganado la enemistad de los doce clanes que habitaban la tierra. El Reino del Hielo, del cual Clarke no había oído hablar en su corto período en la tierra era el clan menos flexible, ella se imaginaba que este clan estaba situado al norte, donde hacía mucho frío, o al menos eso había estudiado en los libros que quedaban antes de que una bomba nuclear acabase con toda la raza humana. Si los terrestres tuviesen el mismo conocimiento que los llegados del arca seguramente se reirían de su sistema y de alguno de los nombres impuestos por ellos. Antes de que esa maldita bomba acabase con toda la raza humana menos con un puñado que al parecer, consiguió sobrevivir, todo era distinto. Había electricidad, Wifi, medicamentos, teléfonos, coches, medios de comunicación, etc. Ahora todo estaba atrasado. Era raro vivir en un sitio así después de saber cómo era todo antes de la bomba, aunque ni Clarke ni ninguno de los Celestes podían comparar la tierra de antes con la de ahora, porque habían pasado generaciones en el arca, esperando a que la tierra volviese a ser habitable, pasando de generación en generación, lo que no sabían es que su planeta ya estaba habitado por humanos superviviente y que éstos, eran hostiles hacía los recién llegados.
Por una serie de circunstancias ahora estaban como estaban. Lexa se había enfrentado a todos los clanes al nombrar a Clarke líder del décimo tercer clan y con ello, se había ganado la enemistad de la reina del Hielo, quién quería todo el poder que Lexa tenía, por lo que la desafió a un duelo a muerte que ésta aceptó. Mientras que la reina llamó a su hijo para que luchase por ella, Lexa prefirió luchar por sí misma y por su gente, pero la diferencia entre ambos era notable. El príncipe le sacaba demasiado cuerpo a Lexa, estaba fuerte y parecía demasiado preparado para cualquiera batalla. Por lo que Clarke había oído, La nación del Hielo o el norte, como ella prefería llamarlo, era un terreno hostil, donde había que sobrevivir cada día y todos sus habitantes estaban preparados para ello.
Clarke cogió aire, cerró los ojos durante dos segundos y decidió salir de allí hasta el campo de batalla donde tendría lugar el desafío. Si Lexa moría allí, ella debía estar delante. Durante su trayecto hasta el exterior del edificio, el cual recibía antes el nombre de rascacielos suplicó sin ser creyente que Lexa sobreviviese. En esos momentos le daba igual la frialdad de la Comandante, le daba igual la gente inocente que había sacrificado sólo para que los suyos sobreviviesen, le daba igual todo el daño que podía haberle causado a ella y a los demás celestes. Sólo quería que sobreviviese. No sabía por qué, no sabía si era sólo por el simple hecho de que Lexa viva significaba la unión con el pueblo celeste, no sabía si era porque después de todo, realmente esa joven le importaba. El caso es que no quería verla morir a manos de un tío cualquiera por el simple hecho de haber sido tan cabezota y no nombrar a alguien para que luchase por ella.
Cuando llegó al campo de batalla, la reina de la Nación del Norte, el subcomandante de Lexa y todos los líderes de los demás clanes estaban sentados en una especie de plataforma de madera, listos para disfrutar del espectáculo. Cuando Clarke observó sus caras, se dio cuenta de que la mitad de ellos deseaban la muerte de Lexa por el simple hecho de querer que la unión entre los doce clanes y los Celestes se rompiesen. Se veía en los ojos de todos ellos que querían expulsar a los llegados del arca de su territorio y aun después de todo, Clarke seguía sin entenderlo. Era cierto que ellos llegaron sin pedir permiso, con millones de armas, con una tecnología más avanzada, pero no tenían intenciones de guerra, en cambio, los terrestres...
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May we meet again.
FanfictionFanfiction basado en la pareja ficticia y televisiva del tv show "Los 100". Ningún personaje me pertenece, simplemente me limito a entretener a los lectores fans de esta serie y de esta pareja. #SupportLGBT