Capítulo 18.

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    Ese sábado casi todos aprovecharon para ir a la parte trasera de Arkadia, fuera de su terreno. Kane pensó que a los suyos les vendría bien un poco de descanso y de relax después de la última semana, por lo que dispuso una brigada de guardias para vigilar el terreno y controlar el perímetro. Así los suyos tendrían más seguridad mientras disfrutaban del día. 

    Se habían asentado cerca de uno de los lagos. Muchos se limitaban a leer algo a sus orillas, a tomar el sol, a bañarse o a escuchar música. Kane, junto con los demás guardias, se encargaba de la seguridad. Caminaba de un lado al otro con una sonrisa en su rostro, disfrutando al ver como todos parecían felices en el que había sido siempre su hogar. Los niños corrían de un lado al otro, jugando con pelotas artesanales, disfrutando de la Tierra, de la libertad que tenían allí, del aire fresco, del sol contra su cara, de sus cuerpos flotando en el agua. Era una imagen que conseguía hacer sentir a Kane un profundo orgullo porque en escenas como esas, comprobaba por sí mismo que todos los sacrificios anteriores de su gente, habían merecido la pena. Ahora, por fin, los suyos estaban en casa. 

    En ese momento, Clarke, acompañada de dos de sus amigos, salió por una de las puertas traseras de Arkadia, caminando relativamente poco hasta llegar donde estaba asentada su gente. Había tenido una mañana ajetreada en la enfermería y su madre le había ordenado que se fuese a descansar al lago junto con los demás mientras ella terminaba de reorganizar los materiales para poder irse a descansar también. 

    Le sorprendió ver la felicidad de su gente, pero no pudo evitar sonreír. Era algo mágico poder presenciar todo aquello después de haber vivido durante tantos años en una estación espacial en el espacio, en un sitio donde no podías hacer cosas como esas, donde la gente no podía disfrutar de esa forma. 

    Desde el lugar en el que estaba, se sorprendió aun más al ver a Lexa a lo lejos, metida en el lago y con otras dos chicas, charlando y riéndose de manera natural. Clarke entreabrió la boca y alzó ambas cejas, intentado cerciorarse de que aquella en realidad era Lexa, de que sus ojos no la estaban engañando. 

   Pero cuando ésta giró su cara y cruzó su mirada con la de Clarke, a la rubia no le cabía duda: era Lexa

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   Pero cuando ésta giró su cara y cruzó su mirada con la de Clarke, a la rubia no le cabía duda: era Lexa. Lexa haciendo amigas, aunque por lo que parecía, ya las había hecho. Después de su última pelea dos días atrás, Clarke no había tenido ningún tipo de conversación con Lexa. Se había limitado a esquivarla por Arkadia después de todo lo que le dijo, después de haberle pegado aquella pequeña paliza en su entrenamiento, pero por lo que podía comprobar, la Ex Comandante no había perdido el tiempo.

    Cuando hubo reaccionado, volvió a apartar la mirada, justo cuando Raven se hubo colocado a su lado con un trapo entre las manos con el que se quitaba la grasa de uno de los materiales que seguro, estaba manipulando. La morena contempló también a Lexa y luego, sonrió. 

    - Parece que Heda comienza a hacerse un hueco entre los tops 100 de Arkadia- comentó con burla. Conocía a esas dos chicas de vista, ni siquiera había tenido una conversación con ellas, pero sabía por sus compañeros que eran dos de las chicas más atractivas de Arkadia. 

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