Primera carta

12K 714 46
                                    

Querido Luis:

Sé que ha pasado un largo tiempo desde la última vez que hablamos, no estoy segura de que ésta siga siendo tu dirección, pero no pierdo nada en intentarlo.Tal vez te parezca raro, pues ha transcurrido un año y parece ser un poco tarde, sin embargo, creo que es necesario escribir esto. No por ti, sino por mí. Necesito liberar a mi pobre corazón del sufrimiento. Aún guardo las palabras y los sentimientos que no me atreví a decir en voz alta aquella tarde en la que dijimos adiós, y mi silencio me ha costado noches de insomnio, momentos felices y la posibilidad de continuar. Me quedé estancada en aquél día, por ello es necesario decírtelo...

Te extraño.

Pero no sólo a ti, también echo de menos las noches en que dormíamos abrazados con el calor del otro sobre nuestro cuerpo. La manera en que tus brazos rodeaban mi cintura y me apretujaban contra tu pecho. La calidez de tus latidos durante el transcurso de la noche. Anhelo... los sueños que compartíamos, ¿los recuerdas? Tendríamos una linda casa, con un enorme jardín donde viviría nuestro perro. Viajaríamos por el mundo y tendríamos aventuras inimaginables. Envejeceríamos juntos con el mismo amor que nos unió.

Pero todas esas ilusiones quedaron en el olvido, arrumbadas entre los cachivaches llenos de polvo, en el rincón que nadie se detiene a mirar. Ahí, donde ambos permitimos que nuestro amor pereciera. En el único lugar de donde es imposible recuperarlo: el orgullo. 

Lo éramos todo, Luis, ¿qué fue lo que salió mal? 

Durante trescientas sesenta y cinco noches me he cuestionado cuál fue nuestro error. ¿Acaso fueron las suaves caricias? ¿Los besos con sabor a «te amo»?  ¿El abrasador amor que sentíamos el uno por el otro?  Si no fue nada de eso entonces dímelo, termina con mi tortura, necesito conocer el verdadero motivo de nuestra inevitable separación. 

Quizá mis recuerdos se vean eclipsados por las lágrimas, pero recuerdo que nos amábamos con la misma fuerza de un huracán, como el resplandor de un cometa, como la profundidad de un abismo. Entonces, ¿me lo dirás? ¿Qué fue lo suficientemente fuerte pasa separarnos?

Me querías, lo sé. Todas aquellas tardes invertidas en películas y palomitas, en bromas torpes y caramelos, en roces entre nuestros labios y dulces cariños, no fueron vacías. En algún momento de nuestro romance tú también me veías como el amor de tu vida, no lo digo por el hecho de que me lo dijeras en repetidas ocasiones, si no que lo veía en tu forma de mirarme, tus cálidos ojos cafés brillaban como dos diamantes a plena luz del día. Me querías, joder, por supuesto que lo hacías. Pero algo cambió dentro de ti, y es lo que quiero descifrar. 

Ahora, perdóname por ser tan débil y volverte a buscar. No es una forma sutil de pedirte que regreses, pues sé que no lo harás, pero quiero que no me dejes ir así de sencillo. Luego de escribirte esto desapareceré por siempre de tu vida, ¿en realidad quieres eso? 

Sólo respóndeme: ¿acaso has dejado de quererme? 

Sólo respóndeme: ¿acaso has dejado de quererme? 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Un adiós entre suspiros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora