Décima carta

4.7K 511 63
                                    

Querido Luis: 

Ha pasado un año desde la última vez que te escribí, y en todo este tiempo no he dejado de pensar en ti, pero no te preocupes, no lo he hecho de la misma manera en que lo hacía antes. Sólo me he preguntado cómo te encontrarás, y si eres feliz o no con tu nueva chica. 

Todo este tiempo me ha servido para entender que lo mejor fue renunciar a lo nuestro. Descubrí que no importa cuánto intentes aferrarte a alguien, si esa persona no quiere estar a tu lado las cosas no funcionarán, porque el amor es de dos, no de uno. También comprendí que no debo entregar todo de mí a un amor, pues cuando éste se vaya quedaré vacía. 

Algunos creen que debería de estar enfadada contigo, o incluso que debería de odiarte, pero no hay motivos para hacerlo. Tú simplemente seguiste lo que dictaba tu corazón, y  yo tardé demasiado en darme cuenta de que a veces es necesario renunciar a una persona aunque al principio parezca que la vida se nos va entre cada suspiro de tristeza. Es mejor alejarse de aquello que nos hace daño aunque creamos que es un error. Nos cegamos por el amor enfermizo que nos envuelve, pero la alegría que sentimos cuando quitamos esa venda de nuestros ojos no tiene comparación. 

Quizá no debería decírtelo, por el simple hecho de que puede que no te importe, pero...  soy feliz porque conocí a alguien. Es un chico divertido, inteligente y detallista, pero lo más importante: nos queremos. Es la clase de persona que siempre esperé, es aquél que soporta mis peores momentos e inclusive mis dramas de celos, pues no tiene problema en demostrarme que soy yo la única en su vida. No lo demuestra como una vez lo intentaste, él no prometió no volverle a hablar a una chica, sino que les habla a las demás sobre mí. Él no teme decir en voz alta que me ama y que es un loco enamorado, no tiene miedo de demostrarle al mundo que soy suya. 

Realmente espero que tu amor con ella sea intenso, divertido y sincero. Todos merecemos un amor hecho a nuestra medida. Sin dudas ni temores, sin inseguridades ni quejas, sólo comprensión y felicidad. Me parece extraño desearte algo como esto luego de haberte amado durante años, pero comprendí que para ser feliz debemos aprender a soltar y olvidar.

Y hoy estoy feliz de poder decir que no siento nada por ti.

Te olvidé.

Renuncié a ti.

Te desea lo mejor, Marina. 

Un adiós entre suspiros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora