Tercera carta

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Querido Luis: 

El día está nublado, al igual que mis sentimientos. El viento galopa con fuerza contra la ciudad, al igual que los latidos de mi corazón contra mis costillas. El cielo tiene ganas de llorar, al igual que mis anhelantes ojos.

¿En dónde estás? ¿Por qué te has marchado?

Más días se suman a mi interminable martirio y no hay señales de que quieras volver. 

¿Qué fue lo que salió mal?

Noche tras noche me lo pregunto. 

¿Aún me amas? 

Temo escuchar la respuesta a esa pregunta. 

Sin embargo, a pesar de esta incertidumbre que pareces no querer terminar, necesito darte las gracias por todo. Por haber cambiado mi vida con una simple sonrisa en los días grises. Por no permitir que me hundiera cuando mi vida parecía estar al borde. Gracias por convertirte en mi persona favorita y soportar cada uno de mis peores días. Fuiste... eres como un héroe para mí, y te estaré eternamente agradecida. Soy afortunada por haberte encontrado. 

Fuimos todo lo que el otro necesitaba, o por lo menos así fue durante el tiempo que estuvimos juntos. 

No importa lo que decidas, si renuncias a lo nuestro lo entenderé. O por el contrario, si decides darnos otra oportunidad, haré que nunca te arrepientas de ello. 

Espero tu respuesta. 

Te quiere, Marina. 

Un adiós entre suspiros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora