Novena carta

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Hola, Luis:

Hoy ha sido un día difícil... «Un día gris», como tú solías llamarles. No por la falta de alegría, sino por la presencia de la tristeza. ¿Recuerdas aquella tarde en la que me explicaste la diferencia? No pudiste elegir un mejor ejemplo. Dijiste que alguien puede ser feliz, pero sentir cierta tristeza, así como tú cuando no estabas a mi lado. Eras feliz porque pronto me volverías a ver, pero la espera te causaba melancolía. Y por el contrario, alguien triste puede sentirse alegre en cierto momento.

Hoy descubrí el motivo por el cual no has respondido a mis cartas. Descubrí la respuesta de todas aquellas preguntas que te hice en el transcurso de estos meses. La razón por la que has decidido olvidarte de mí, es que ya hay alguien más entre tus brazos... Era de esperarse. Ha pasado más de un año desde la última vez que me viste, creo que fue el tiempo suficiente para que desecharas todas nuestras memorias juntos. 

Sólo... Uh, bueno, en realidad no sé cómo decirlo. Supongo que debo decirte algo como «¡Hey, felicidades! Espero que seas muy feliz con la chica que ocupa mi lugar. Ojalá que con ella puedas cumplir todos los sueños y promesas que un día hicimos juntos». O quizá algo menos agresivo... Yo, simplemente no sé qué decirte Luis. No te odio, porque es imposible que lo haga, pero me odio a mí misma por no haber tenido el coraje suficiente para buscarte antes. 

¿En qué clase de idiota me convierte esto?

Durante todo este tiempo estuve amando en secreto a un chico enamorado de otra. A mi ex amor que se olvidó de mí quizá apenas dije adiós. En este momento me siento tan estúpida, pero me siento feliz. Lo sé, parece extraño, pues son sentimientos contradictorios, ¿no?  Pero me alegra haberlo descubierto antes de crearme más falsas esperanzas contigo. 

No puedo mentir diciendo que ya no te amo, la verdad es que lo sigo haciendo, aunque ahora es de una manera diferente... De una forma platónica, pues sé que nunca volveremos a estar juntos. Y eso está bien, creo, porque el tiempo que nos brindó el destino para estar juntos no pudo ser más perfecto. 

Reí, lloré, grité, soñé, volé, suspiré, sonreí; pero lo más importante, amé. 

A tu lado conocí la sensación de rozar el cielo con los dedos, de probar el paraíso en un beso, de ser infinita en una sola caricia. Me mostraste que el mundo no es tan cruel, que alguien en algún lugar del planeta nos puede amar, a pesar de nuestros defectos e inseguridades. Sé que no podré encontrar un amor como el nuestro, pues no existen dos iguales, pero encontraré a la persona que descubra el universo en mi mirada y la satisfacción en mis labios. 

Ahora, por mi orgullo, por mi dignidad, por mi bienestar, por el simple hecho de que entendí que debo amarme a mí misma más que a un hombre... Estoy renunciando a ti. El día de hoy, aunque mi corazón grite de dolor, estoy aceptando que lo nuestro ha terminado.

No hay nada más que decir. 

Te deseo lo mejor.


Marina, la chica a la que un día amaste. 

Un adiós entre suspiros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora