Capítulo 8 - ¿Quieres quedarte?

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Al pasar por la recepción de la mano, Catherine nos miró de reojo. Salimos y nos empezamos a reír sin parar.

-Parece que tu "amiguita" está celosa - hice comillas con los dedos.

-Eso parece, sí. En fin. Es una de las chicas más fáciles que he visto en mi puta vida... - Fruncí el celo y él se dio cuenta.

-Tranquila. Tú no eres un polvo de una noche. No te veo como a las demás mujeres. Tú no te abres de piernas a la primera de cambio como ellas. No quieres acostarte conmigo por quien soy y aunque no te lo creas yo tampoco quiero acostarme contigo solo por sexo. Me da igual cuando. Solo cuando quieras... Me gustan más cosas de ti a parte de tu cuerpo.

-¿Ah, ? ¿Cómo cuales?

-Como esta...- tiró de mi brazo y me pegó contra él para besarme. Fue un beso apasionado pero sin intenciones. (Pervertidas >-->)

Nos separamos y volvió a cogerle la mano.
Andamos calle abajo y llegamos al paseo que hay en la playa. Estaba todo lleno de tiendas, bares y restaurantes. Nos sentamos en una terraza de una pizzería y ordenamos. Comimos pasta y una pizza mediana entre los dos, hablamos de las canciones y fuimos a pasear por la playa.

-¿Saldreis hoy? -me preguntó el pelirrojo.

-No lo sé. Las chicas andan de resaca, ya las viste esta mañana... Pero trataré de convencerlas.

-Me gustaría que fuéramos todos y todas a la feria. Nada de fiesta jajaja!

Claro! Será genial amor... -Ups. ¿Qué acabo de decir?

-Amor...me gusta como suena. ¿Me lo llamarás más?

-Si no te molesta... Por supuesto que lo haré. Bueno, ¿volvemos? Quiero dormir algo antes de salir hoy...

-Si, yo también pequeña. Estoy bastante cansado. Volvamos entonces.

-Sii -y lo besé. Por una vez fui yo quien dio el beso.

Volvimos al coche y me llevó a casa. Subió conmigo hasta la puerta de nuevo, de la mano.

-Bueno, preciosa. ¿Me llamas luego para decirme si salís?

-Si, no te preocupes. Luego te...- No quería despedirme de él. Las chicas no estaban y no quería quedarme sola. Sola. Esa palabra me aterroriza tanto que me dio un escalofrío.- Oye, ¿quieres quedarte a dormir aquí?

Axl me miró confundido. Y yo me puse como un tomate... Vaya...

-Joder, ha sonado fatal... Sólo digo que podrías quedarte en vez de irte a casa y luego volver a venir a por nosotras...

-Tranquila, lo he entendido. Sólo que hacia más gracia verte toda colorada.

-Eres malo, Rose.

-Pero me adoras jajaja.

-Bueno, ¿te quedas entonces?

-Me encantaría...

-...¿pero?

-No hay ningún "pero". Me quedó aquí a descansar.

-Genial, pasa.- Axl entró y le señale una habitación que estaba libre - Puedes quedarte en esa. La mía es la de en frente. Si necesitas algo sólo dímelo, ¿si?

-De acuerdo preciosa. Descansa.

-Descansa pelirroja guapa.

-Capulla...

-Me adoras...

Me fui a mi habitación y me puse un pantalón corto y una camiseta de tirantes. Me tiré boca arriba en la cama y traté de dormirme y no pensar en nada. No pensar en lo que había pasado en a penas 24 horas. ¡Wow! No estaba acostumbrada a tener tantas buenas emociones juntas, en verdad. Siempre acababa todo mal. " Deja de pensar en gilipolleces, Marie! Duérmete y ya luego saldréis a pasarlo bien" me dije a mi misma.

Pasaron 15 minutos. 20 minutos. Media hora. Y yo seguía sin poder dormir. Miré el reloj, 17:40 aún. Me puse a pensar entonces en mi secundaria. No. No debía hacer eso. "¿Y qué hago? ¿Voy donde Axl? No será buena idea, estará dormido y no quiero molestarlo. Pero tampoco quiero estar aquí sola..."

Sola. Esa palabra me aterraba, me atacaba y me hacia sentirme como el culo. ¡A la mierda! Me levante y fui a la habitación donde estaba Axl durmiendo. Abrí la puerta y lo vi tumbado de lado, como un angelito. Solo sonreí y me tumbé a su lado despacio, con cuidado de no despertarle.

- Puedes acercarte, no muerdo. Aún.- se colocó boca arriba.

-Creí que estabas dormido y no quería despertarte.- me tumbé en su pecho tímidamente.- Lo siento si te he despertado, pero no podía dormir...

-¿Te preocupa algo?

-No. Sólo no podía dormir. No quería estar sola.

-Ay... Tú nunca vas a estar sola mientras yo este aquí contigo.

-Lo sé, Axl. Gracias.-lo abracé fuerte y comenzó a acariciarme la espalda y el brazo.

-Descansa, cielo.

-Y tú, amor.- Sonreí y al poco me quedé dormida.

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