La apuesta

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Valery Balbiani.

He estado muy triste estos días, realmente no sé que pensar sobre lo que nos está pasando a Harry y a mi,  digo en forma de "pareja".

Bueno ahora no sé si se le puede llamar así, ya que me ha estado evitando toda la semana, si supiera lo que pasa por esa cabeza llena de rulos todo sería más fácil, pero aún no tengo el poder de saber lo que los otros piensan.

Estoy sentada en la cama comiendo helado como una animal, bueno no, si no como una desdichada y las chicas no se han aparecido, desde hace unas horas que fueron a buscar algo de comer, seguramente se quedaron hablando con alguien, supongo, ya que ellas son tan sociables que le hablan a medio mundo, la verdad yo soy igual así que no me quejo.

Estaba tan metida en mi delicioso helado que no sentí el ruido constante de alguien tocando la puerta.

– Hasta que te dignas a abrir – apareció un Allan algo enojado.

– Hey que tal, si estoy bien, algo cansada pero bien, gracias por preguntar – fingí una conversación entre los dos.

– Lo siento realmente no estoy de ánimos – dice, y es verdad que se ve algo agotado.

– No eres el único que está así – dije ya sentada en mi cama.

– ¿Por qué no salimos a refrescarnos la mente por algunas horas? – dice tentadoramente.

– Creo que me hace falta, ven vamos a divertirnos que hemos estado tristes por mucho tiempo – me levanto emocionada.

– Tú si que cambias de ánimos rápido – rió.

Con Allan estuvimos caminando sin rumbo por un largo rato hasta que vimos, bueno yo vi una pelota de fútbol y decidimos jugar un rato.

– Mira Allan una pelota de fútbol – grite eufórica, con la cual Allan hizo una mueca.

– Wow ¿a caso nunca habías visto una? – me dice riendo, a lo que yo le doy un suave empujón – lo digo por que nunca nadie se había emocionado por ver una.

– Idiota, lo digo para que juguemos – golpeé su hombro suavemente.

– Tengo una idea – puso una cara extraña y como ya lo conozco sé que no es algo bueno.

– Dispara.

– Hagamos una apuesta, si tú ganas yo me tendré que vestir como una porrista sexy, pero si yo gano tu tendrás que lavar mi ropa por una semana – se cruzó de brazos y me miró desafiante.

Eso sonaba muy tentador, digamos que un Allan vestido de porrista no se ve todos los días, pero si pierdo tendré que oler su hediondísima ropa, aunque creo que verlo vestido así es más vergonzoso que yo lavando ropa.

– Acepto tu apuesta Sr. poca paciencia – me gusta ponerle apodos a la gente, ¿okay? – ¿de que se trata el juego?

– Bueno querida Val como ves con la pelota de fútbol uno juega al fútbol.

– Eso ya lo sabía no es necesario que me expliques para que sirve la pelota, solo explícame el juego y listo.

– Ya señorita mandona – movió sus brazos en signo de burla – el juego, es decir, la competencia, consiste en que la persona que pueda dominar la pelota por mayor tiempo gana –
tomó el balón y lo hizo girar en su dedo, como un basquetbolista.

Este momento es en el que yo digo que un jugador de fútbol me esta estafando, ¿no lo creen?, pues yo sí, él ganará esto, es seguro.

De verdad que quería ver a un Allan haciendo el ridículo, aunque siempre lo hace pero ahora se suponía que sería más humillante, pero creo que perderé esto.

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⏰ Última actualización: May 19, 2017 ⏰

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